Encantada / Natalia Asunción


Por Natalia Asunción

    Hace una hora escasa que he conocido a Carlos Calvo, no conocía su dedicación literaria…

…y yo le he hablado de la mía, de lo que me relaja escribir y la pasión por leerme hasta los ingredientes del champú.

   Así que con los cigarros contados y de la manera más osada me lanzo a contar algo sin tener absolutamente nada que decir.

   De política ya no puedo hablar, la oxidé de tanto discutir con mi padre cada mediodía viendo el telediario; hasta que, próximo a su muerte, le dedicamos a la política nuestras últimas palabras: Ni tan facha ni tan roja. Padre e hija desengañados de cualquier color que implique no dialogar ni discernir.

   De moda entiendo, pero no es cuestión. Tan sólo un apunte: la moda de las quinceañeras es por y para las quinceañeras. Ser y parecer una señora elegante está dejando de ser importante en pos de ser y parecer una niña. Si seguimos así volveremos a los dodotis.

   Mi tema estrella es el del medioambiente, y mi idea radical es que cada producto debe costar lo que vale. Si una ternera bien criada y feliz se vendiera tendría un valor mayor, sí, pero comeríamos de un modo responsable y ético. Vale, sí, los pobres comeríamos menos carne y más arroz; y los malditos ricos comerían cada día un entrecot, pero no desaparecería el negocio, simplemente se le daría el valor que realmente tiene. Lo mismo pienso sobre los viajes en avión a treinta euros. No puede ser. La tierra no está capacitada para soportar tanta riqueza vacía. Habrá que san joderse y pasar las vacaciones en las fiestas del pueblo mientras ves en Instagram como tu amiga pija se está tomando un daiquiri en pleno paraíso. Pero de verdad que prefiero eso a observar cómo se descongelan los polos o lo que sufre un elefante por llegar a su destino.

  Y bueno, como último detalle me voy a presentar ante vosotros a mi manera.

   Soy una cuarentañera con exceso de dopamina, lo que me lleva a veces a no poder controlar mis impulsos. A cambio casi no siento el dolor y siempre tengo un motivo para seguir sonriendo. Ir dopada eternamente está bien para uno mismo. Para los demás es agotador. Aun así, mantengo amigos de la infancia, que creo que es uno de los éxitos que uno puede tener en la vida.

   Y eso es todo lo que tengo hoy para contaros. Que ya no me queda tabaco…

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