«Oda al obrero» / Kynos

Por Kynos

Una colilla incrustada en un montón de arena.

Una botella de vino tinto dentro de una bolsa de plástico de Pullbear.

Un albañil dormido en su  caja de cartón, como en un sarcófago…

Mientras, el joven Ángel piensa en comprarle unos pendientes a la Jessy,

y un carrito nuevo a Juan.

 

Hombres curtidos. Pícaros de labios agrietados,

por tres mil soles en batalla.

Bucaneros. Sísifos de nuestro siglo.

Malaquías contemporáneos…

Rumbos truncados,

y esperanzas hambrientas…

 

Soga, taladro y tabicares…

Radial, llave siete, esponja y escayola…

¡Súbete al montacargas  «morenito»…!

¡No puedo, Tomás. Soy musulmán. Y estoy de ramadán !

Estopa, muro de carga, mallazo y columbrón

¡Baja el nivel del renglón, Joder…

Que aquí, vendrá la escalera!

 

Es como tomar un revuelto, sin haber almorzado.

Es, ese insalubre malestar…

Es el cansancio postergado hasta la noche,

a la espera, de una rumana

llamada Mirieva…

 

Unos plásticos cuelgan del andamio

y mecidos por la brisa miran al cielo.

Son las faldas avolantadas de una flamenca,

bailando sobre el escenario…

 

Otra madrugada rota por el alcohol y la rabia…

Y la garganta seca, de fumar tanto celta.

¡ El amor hacia España. Y lo que tenga que venir,

que venga por delante…!

 

Todos construyen una Torre de Babel distinta,

partiendo de un improbable y caótico plano.

Oficio perdido…

Perdidos entre  oficios.

Esperando la hora del almuerzo

para destripar la tragaperras.

 

Cuatro maderos viejos. Y unos alambres herrumbrosos

a modo de tensores, más diez  clavos «notorios». ¡Malimpleados!

¡Que mierda rampa, se casco aquí el portugués…!

 

Sudor, aguacero de polvo.

¡Poner la escayola cojones. Mientras fragua el cemento de la primera planta!

¡Qué el camión, vuelve a vaciar!

 

Recortes en el presupuesto, e ínfimos materiales,

más recortes en sueldos de peones y obreros…

Si este terreno, pertenece de verdad a la inmobiliaria Pérez Anadón

esta obra, va a ser un filón…

Piensa Ignacio Villarín. Constructor,

al igual que su hijo Luis. Enchufado

y «Arquitecto».

 

Hace un mes, se cayo de aquí

un chico ecuatoriano.

¡Ostias!¿el chiguaka? ¡Menudo puro!

Si, el chaval parecía estar en la inopia…

Y además, no habían colocado aun la barandilla.

 

¡Te digo, que pa ser patrón hay que tener calaña!

Pues si uno, no es bravucón y  fantasma…

¡Se lo comen!

Sería, como un presidente chino sin ínfulas.

¡Nadie, lo respetaría! Ja, ja, ja…

 

Chicos de todas nacionalidades

vagan de un lado al otro  

al igual que trotamundos en un circo inmenso.

En soledad levantan, viviendas baratas

para gente con dinero.

 

Pepe «El veterano» silba coplas

de mujeres antiguas.

Amargas y dulces a la vez…

Mientras en los aledaños,

ríen sonoros los compañeros

al oír un chiste de Roldán.

 

Los picos cantan

en arrítmico compás.

Improvisada música acompaña a la zanja,

que empieza a abrirse en el suelo.

Sobre las espaldas, brilla el sudor.

Sudor, que resbala por las piernas,

mojando sus calcetines.                                                             

Artículos relacionados :