Por Manuel Sogas Cotano
(Corresponsal del Pollo Urbano en la República Dominicana)
Tras las Elecciones generales del pasado 28 de abril nada ha cambiado en lo fundamental en la sociedad española y nada hay que esperar que cambie…
…, porque nada puede cambiar en unas elecciones de este tipo y en un tipo de democracia adjetivada como es la del Estado español en la que no se busca el bienestar de las personas sino el apalancamiento presente y futuro de los intereses de las 1.400 familias españolas que disponen de más del 80% de la riqueza nacional, a costa de empeorar, lógicamente, las condiciones de vida de más del 99% de la población española que dispone de menos del 20% de dicha riqueza nacional.
Lo que ha cambiado es el aspecto superficial y formal de la política, pero la política es un elemento más, no el único, que junto a la economía y a la ideología configuran cualquier tipo de sociedad, incluida naturalmente la sociedad española.
Se podría destacar, si acaso, como algo que va mucho más allá del simple hecho superficial y formal: la configuración definitiva de VOX, como arma (dicho literal y explícitamente en el estricto sentido del término) política de defensa de los intereses de los grandes capitales, llamada a sofocar violentamente los disturbios que se produzcan en un futuro más o menos próximo, como consecuencia del empeoramiento de las condiciones de vida de las amplias capas sociales a medida que se vayan agudizando el empeoramiento de las condiciones de vida que determinará la profundización y extensión de los efectos negativos de las crisis iniciada en 2008 para mayores capas sociales. Esto sucederá cuando sea innegable y por tanto perceptible para inmensa mayoría de la sociedad, que la política burguesa (a la que previamente se le habrá hecho aparecer como la política en general, y no como una forma de política favorable a los interés de los grandes capitales y contarios e irresolubles con los intereses de los trabajadores en general, que es en realidad lo que es) no puede resolver los problemas económicos, políticos e ideológicos, y ello como condición necesaria a la declaración de guerra entre los grandes grupos de capitales, incluidos, chinos, rusos, indios, japoneses y occidentales, para que a resultas de las destrucción material y humana que resulte el capitalismo pueda reeditar su historia pasada, porque ninguno de lso partidos presentado a las elecciones se ha planteado ni ha planteado a la sociedad la alternativa real y efectiva al modo de producción capitalista, que históricamente le corresponde al nuevo modo de producción socialista (atribuirle al PSOE algo de socialista más allá del nombre, constituye un mal chiste entre los chistes malos).
Lo primero que le han pedido a Pedro Sánchez sus votantes en Madrid es que con Albert Rivera ni a recoger billetes de 20 euros, que es lo contrario de lo que han dicho los que verdaderamente mandan y condicionan la vida de los demás sin presentarse a las elecciones: los capitalistas gordos y las capitalistas gordas, que un matrimonio Pedro Sánchez- Albert Ribera estaría muy visto, porque asegura a los gordos y gordas dichos la salud y engorde de sus capitales a costa de continuar empeorando las condiciones de vida de mayores masas sociales.
La democracia representativa tiene estas cosas, que al no ser democracia, el elector pierde todo poder de control sobre su elegido nada más votar, por lo que es harto probable que exista boda Pedro Sánchez-Albert Ribera, porque así lo decidan quienes tienen el verdadero poder, contradiciendo lo que ya han manifestado votantes y simpatizantes del PSOE de forma directa e inmediata, pero también contradiciendo lo que ha dicho la mayoría del censo electoral que ha votado: que en conjunto prefiere a la izquierda que a la extrema derecha que es a la que pertenece Ribera si le presentáramos desnudo.
Así pues, tras la tormenta electoral cada mochuelo a su olivo y aquí paz y allá gloria porque, en lo esencial no ha cambiado nada para el grueso de los españoles: con el fraude fiscal, 80 mil millones de euros, que representa el 6,6% de toda la riqueza española creada durante un año (PIB) nadie ha dicho como va a descubrir y detener a esa banda de criminales; con la corrupción y el fraude, robado al pueblo español 60 mil millones de euros, el 5% del PIB, nadie ha dicho como va a descubrir y detener a los bandidos que cometen la corrupción y el fraude; 60 mil millones de euros de los españoles regalados a la banca, el robo que hace (que en eso consiste el neoliberalismo, en robar directamente para mantener la rentabilidad de los capitales invertidos cuando al tasa de ganancia g´ no la puede proporcionar ya el sistema productivo directamente) la sanidad privada del 28% del presupuesto público de la sanidad, subvenciones fantasmas y clericales, deuda pública… De estos problemas ningún partido ha dicho exactamente como se podrían encontrar las soluciones, por lo tanto no cabe esperarlas de ellos, quizás porque ya dentro del modo de producción capitalista no pueden ser encontradas, dado que es este con su dinámica de funcionamiento el causante de eso problemas, y de los que se avecinan, porque VOX, ya lo hemos señalado muy de pasada, no es producto de la casualidad que no tenga razón de ser.
Ningún partido político ha planteado seriamente, en primer lugar la satisfacción inmediata de las necesidades materiales de millones de españoles (existiendo lso mediso materiales para ello) como condición previa al rearme político-social en las amplias masas sociales necesario, imprescindible, para hacer frente y plantear una alternativa real al capitalismo para solucionar de forma efectiva los problemas que crea y que él no puede resolver. Pero esto que sería el principio de las soluciones a los problemas actuales y futuros, reitero, no lo ha planteado ningún partido. Y no se puede crear por arte de magia.
Asistiremos con toda seguridad a partir de ahora a un recrudecimiento de la lucha ideológica de los nacionalismo con la paradoja de que los partidos más fanáticos y acérrimos de la “unidad patria” que paradójicamente o no han obtenido representación en El País vasco, caso de Ciudadanos y VOX o un diputado en Cataluña, caso del PP.