Los pollos de las rifas / José Luis Llera


Por José  Luis Llera Gil

    Ahora que disponemos de  tantos temas interesantes y llamativos para quienes escribimos en alguna Revista, hay otros que más o menos pasan inadvertidos pero que no debiera ser así.

   Los relativos a política, corrupción, aumento de pensiones, asesinatos de niños, desapariciones de adultos,  comparecencias en el Congreso y Parlamentos regionales,  manipulación de noticias en detrimento de los ciudadanos de a píe y,  otros muchos más, son suficientes  para que el autor  elija el que más le interesa o maneja y exponerlos a sus lectores.

   Pero no todos somos así. Somos  muy diferente y desde luego, en mi caso,    me ocupo de asuntos cotidianos como es el que hoy voy a elegir como argumento:  Las ventas de productos alimenticios en supermercados, tiendas de proximidad y las instaladas por migrantes.

   Las grandes superficies  tienen a la venta  todo el año, una gran variedad de estos  productos pero a precios que son , a todas luces,   ilógicos  para los ciudadanos con un poder adquisitivo  normal. Es decir para  quienes no  pueden ni para  quienes  pueden comprarlos.

  Lo más reprochable es que las compras  realizadas por sus Departamentos respectivos las hacen instando a una decisión rápida al productor  o al mayorista con ofertas  de compra muy baratas y que no les queda más  remedio que aceptar. “Si quieres este precio lo tomas y si no lo dejas”.

  El productor y también los mayoristas, se encuentran inicialmente en una situación  que es la de vender  la producción o perderla. Los compradores de las grandes superficies logran así un gran precio que les proporcionará después a sus establecimientos/compañías  mayores beneficios.

  Los productos – como los pollos de las rifas –  tienen fachada pero nada o poco  más. La calidad no va en consonancia con el precio que pagamos por ellos los ciudadanos de a pie. A veces los responsables de las compras adquieren premeditadamente  productos que están muy lejos de  una  calidad media deseable, a un precio casi cero, y los venden al por menor a un precio  normal  para ellos pero con visos  de exagerado. ¿Por qué? Pues lógicamente porque así también ganan más.

  Cuando el comprador final va a adquirirlos y  le parece bien hacerlo ya que además no tiene otro remedio, se permite pensar  “que buena pinta tienen”,  o también puede preguntar  al dependiente  “¿cómo son estas manzanas?”  “¿que tal estas peras?”  “¿ que tal este melocotón?  ¿que tal esto o que tal aquello? recibiendo la  misma respuesta  “ Oh,  están exquisitos, yo  compré el otro día y estaban  riquísimos”.

  Hay una serie de timos que son guía de los desaprensivos,  que prefiero no citar,  pero en es te caso,  cualquier fruta que se vende a unos  (1´55 Euros) es suficiente para que presenten una deseable calidad y quienes las producen o comercializan puedan estar satisfechos. Hoy en día  comprar a estos precios es  además tantear a la suerte con resultados finales  imprevistos.

  Las tiendas de proximidad, sin las mismas  posibilidades,  por razones obvias,  de obtener  los mismos beneficios, tienen productos entre buenos y regulares a precios algo más económicos, pero con las mismas carencias y condiciones que los demás. No digamos las tiendas establecidas por migrantes donde tardan demasiado en retirar los productos medio estropeados, por el paso del tiempo, que empeoran lógicamente las ventas y retraen a los comprares.

  Total que todos los establecimientos están repletos de productos   con escasa venta que agrava más aún la situación para el  comprador-consumidor  final

  Yo he optado, hace tiempo,  por no comprar frutas ni verduras , envasadas porque en muchísimas ocasiones adquiero un producto  que, como los pollos de la rifa, solo tienen fachada,  pero que al abrir el envoltorio  te encuentras con que no tienen la calidad que les corresponde por precio ni por categoría del establecimiento.

  La verdad es que poco podemos hacer para paliar esta situación que no sea dejar de adquirirlos o hacerlo en establecimientos de garantía lo cual, por precio, es prohibitivo para muchos de nosotros.

   ¿Hay alguien que vigile este desamparo?. Me temo que no por cuanto si fuera así no se producirían estos atropellos.

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