Por María Dubón
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El 29 de noviembre se cumplirán 70 años de la partición de Palestina por la ONU. Fue uno de los pasos previos a la creación del Estado de Israel por el movimiento sionista, que buscaba este objetivo desde hacía medio siglo. Desde entonces, en la zona se vive una de las crisis más graves.
Por la «Declaración Balfour», del 2 de noviembre de 1917, el Gobierno de Reino Unido prometía un «Hogar Judío» a los sionistas y se provocaba el rechazo y resistencia de la población árabe-palestina. Todos los estados árabes declararon «nula e inexistente» la resolución de Naciones Unidas. Mientras, los británicos facilitaban la emigración masiva a un territorio que no les pertenecía y a un movimiento que no tenía derecho sobre esa tierra.
Enfrentamientos durísimos entre palestinos y británicos, entre palestinos y judíos después, se enmarañaron con la constitución de un Estado judío, que la propaganda se encargó de vender como la recuperación de la «Tierra Prometida», y dieron paso a una transformación demográfica que consistía en dominar sin compartir. En 1917, la población judía en Palestina era de unas 60 000 personas. La población árabe ascendía a 640 000. En veinte años, la población judía suponía ya un 30 % de los habitantes de la zona y era dueña de las tierras más fértiles y productivas.
Ante una situación cada vez más compleja, la Comisión de las Naciones Unidas propuso la votación de dos alternativas: constituir un Estado federado con dos provincias, una árabe y otra judía, o crear dos Estados independientes con vínculos económicos. Se votó por esta última opción y volvió a humillarse a los palestinos con una división injusta. La declaración unilateral de independencia propició una guerra que ganó Israel. Las consecuencias fueron tremendas: una operación de «limpieza» llevó al éxodo a 70 000 palestinos y su territorio se redujo a 5 400 km².
Hoy, la situación de los palestinos no tiene visos de mejorar. Tras la resistencia violenta y la búsqueda de soluciones políticas con mediación internacional, la intransigencia de Israel sigue impidiendo el reconocimiento formal del Estado de Israel por la OLP. La Autoridad Palestina es algo parecido a una autonomía controlada y los dos reductos palestinos reconocidos, Cisjordania y la Franja de Gaza, viven la ocupación y la asfixia. La comunidad internacional consiente la proliferación de asentamientos judíos ultra ortodoxos, la construcción de un ominoso muro, las cárceles atestadas de presos palestinos, incluidos menores de edad, la degradación de la tierra palestina…
Ahora se cumplen 70 años de aquel día en que Naciones Unidas puso la primera piedra de un polvorín que amenaza a Oriente Próximo Oriente desde entonces.
