Si lo sé, no vuelvo / Eugenio Mateo

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Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com.es/

    Reconozco que cada año me cuesta más abandonar la molicie estival. El verano, con sus cruceros por mares exóticos, sus fiestas en blanco con mujeres casi desnudas pero cargadas de glamour, las veladas donde las  sonrisas destellan entre el contrate del  bronceado y  el blanco de la farlopa… un paréntesis  hedonista y desenfadado, lejos de  la tortilla del chiringuito y las playas atestadas.

    Un verano para afortunados asépticos que no sudan. Armani y Chanel, champán, caviar de verdad. No es por dar envidia, es que es así, cosa de la selección natural. Por eso, el regreso al aburrimiento no lo llevo bien, lo  confieso. Este año, además, la plebe anda desconcertada,  muy desconcertada. Yo también; si acaso por seguir la deriva que pueda afectar a mis inversiones y a la calificación de las agencias financieras a este país que se  escapa entre las manos. Es posible, maldita sea, que tenga que cambiar de domicilio fiscal alguna empresilla que tengo por donde sopla tramontana, poca cosa, un par de agencias publicitarias, una manufactura de frutos secos y unas bodegas de la familia, pero me obligará a papeleo engorroso, aunque imprescindible si quiero seguir exportando al exterior. Procuraré que no me afecte en mis relaciones con mis vecinos de amarre en el club náutico  de aquella cala con gambas tan ricas. Seguiré aportando mi óbolo testimonial para que Ítaca quede libre de los que la quieren sobar  con las manos sucias. Una identidad como la nuestra no es cuestión de ponerla en peligro por asuntos propios de revolucionarios o de retrógrados, líbrenos Dios también de los resentidos que carecen de apellidos con pedigrí.

   Dije en su día que la alianza con los neo albanesess era contra natura. Nosotros, la esencia racial y pensante de lo que queda de la sagrada herencia de Carlomagno, no podemos jugar con estos nens, que en cuanto puedan nos llevaran a la guillotina porque al final querrán brioches en lugar de pan. Tiempo al tiempo, se ve venir. Lo discuto cada día en los cocteles de Pedralbes,  y sé que me entienden. Estoy de acuerdo en que nos son útiles para actuar como guerrilla urbana, nuestras juventudes ya tienen bastante con Mosén  Cinto Verdaguer, pero sería más barato contratar a inmigrantes bajo la promesa de papeles, además, podríamos lavarnos las manos justificando que lo hacen por la igualdad y justicia. Todo menos esta sinrazón de mezclar la tradición con la ruptura del sistema, del que por cierto, somos depositarios.

   Se lo dije al caudillo de Girona; sabemos que tiene pocas luces y que se va a cargar el tinglado, pero es el jefe, o al menos, parece creerlo, y eso ya nos basta. No le tenemos en cuenta el ser medio andaluz, cosas peores hay, es uno de los nuestros, y nos sigue haciendo favores con las concesiones, que es lo que importa. Si se empeña en no saber seguir las indicaciones, filtraremos papeles a la prensa de los vecinos de al lado, tan manipuladora ella, para que se lo carguen. Tendremos al otro, el que no se sabe donde mira, que parece más como nosotros, sutil y distante, tan de confesión diaria. Hacer que todo cambie para que todo siga siendo igual. No es cuestión de independencia si se nos enfadan los mercados donde hacemos los mayores trueques, por eso llevarnos fuera las empresas y flores cuando toque  a Rafael Casanova. Es nuestra personalidad, tan propia e intransferible, tan versátil, tan condescendiente con nuestros empleados charnegos o payeses, tan sofisticada y culta, tan antigua y señorial.

   Hay que dar la cara, no podemos evitar el paso al frente, bien que nos pese. Hay demasiados mestizos llevando la voz cantante y eso lo complica todo. Siempre que una mano no sepa lo que hace la otra es fácil desentenderse de lo que no interesa en cada momento.  Habrá que demostrar que el Seny sirve para algo. La nuestra es una gran familia, nunca podremos agradecer a aquel dictador los grandes favores que nos hizo, pero tampoco olvidamos lo caro que nos salían los regalos en oro de ley cada año; la nuestra es una cultura especial, no llego a tanto en cuanto a supremacía racial, aunque si lo dicen mis antiguos compañeros de universidad no seré yo quien les lleve la contraria.

   A mí y a mis colegas de negocios lo que nos importa es la pela. Es suficiente motivo para la prudencia y ahora que la sangre puede estar  llegando al río tenemos la capacidad para dar un golpe de timón al día siguiente de la declaración de secesión, sin alharacas; sin embargo, repito que nos preocupan los anti todo.  No será fácil amedrentarles, pero ya estamos en gestiones con unos cuantos miles de mercenarios que con banderas con aguilucho les metan el miedo en el cuerpo. Si no es suficiente, les haremos miembros de nuestros consejos de administración, sin voz ni voto, eso sí, pero con sueldo vitalicio. Siempre podremos sentirnos independientes en la intimidad, ya llegarán mejores tiempos. No esperábamos el curso que están tomando las cosas e igual tenemos que echar del círculo de los privilegiados a este amigo Carles, President, como hicimos con aquel otro Ubu President, y regalarle un velero para que vuelva a probar los higos chumbos de Almería. Somos capaces.

   En definitiva, con lo bien que se ven los atardeceres desde Ibiza, si lo sé, no vuelvo a mi despacho en La Pedrera. ¡Qué agobio otoñal tan estelado!

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