Verano Terror / Aitana Enciso


Por Aitana Enciso

“Un verano…que fue una pesadilla, si me acuerdo me duele todavía”

   Esto es lo que cantaban Los Planetas antes del 2000. Por letras así y muchas cosas más (a pesar de unos directos un poco extraños y en los que no brillaban especialmente, salvo May) se convirtieron en la banda de rock estatal más internacional y siguen siendo todavía de referencia.

   En la universidad, esa etapa que suele ser bastante dura para cualquier niñata de 18 o 19 años, incluso de 17, que aterriza en un mundo de clases grandes y profesores despiadados, especialmente en primero, aquí una que tuvo muchísima suerte. Hice buenos amigos y amigas, algunos que todavía puedo llamar por teléfono veintiún años más tarde, y en general, mi facultad era una de las mejores de Europa.

   Lo digo porque es cierto. En el departamento de cine, además de Román Gubern, tuvimos la suerte de que nos diera clase Esteve Riambau. Más paciente, con él aprendí la pasión por el cine, y cómo el orden, el de los géneros, ayuda muchas veces en un arte, pues el arte también se puede aprender pacientemente y en pequeñas dosis. (recordemos que el Cine siempre se catalogó como séptimo en el s. XX).

   Por esa facultad han pasado grandes celebridades nacionales (para empezar Berto, para mí la cumbre del humor nacional) y grandes fracasos o gente estresada de por vida.

  No me encuentro en ninguno de los dos casos. Cuando colgué los estudios, pensaba que nunca volvería, y a los 27, buena edad, ya estaba por allí otra vez.

   Aprendía mucho más que mis compañeros creo, por ser mayor, centrarme, no vivía allí sino que iba a algunas clases, a tutorías y a hacer exámenes junto con pocos compañeros más, porque estaba en Zaragoza ya de becaria.

  Una de mis mejores anécdotas, que por desgracia comparto con más compañeros, fue que nos dio clase de Derecho a la Información y Libertad de Expresión el señor Francisco Marhuenda. No era un mal profesor, pero sus clases y sus ideas eran insufribles en un entorno de apertura mental y de favorecer el conocimiento. Afortunadamente en su momento, tras aprobar mis cuelgues y terminar mis prácticas, conseguí la Licenciatura. Y luego me di de bruces con la realidad de las entrevistas de trabajo en una ciudad que es una jungla, exactamente igual que Madrid.

   Barcelona en 2010 para mí era un paraíso. Rodeada de amigos, feliz en casa, todo en orden, llegué a varias empresas donde veía oficinas interesantísimas, pero que por alguna razón no contaron conmigo.

   Y finalmente, volví a mi ciudad de origen antes de tiempo. Mi problema es que nunca dejé de plantearme la posibilidad de volverme a marchar. Supongo que unos meses más tarde debería haber vuelto, no lo se.

  El caso es que os cuento todo esto para que veáis lo importante (y larga y ardua) es la formación para mí. Cuando llegó el momento de hacer algún master, porque en 2010, por mucho que en 1997 y demás nos echásemos a la calle siempre todos los estudiantes y obreros, Bolonia, ese plan, estaba a punto de caer sobre mis pobres compañeros menos afortunados, los que no se licenciaron ese año. Y así llegó Bolonia, y todos se convirtieron en Graduados.

Y  así, una carrera, Comunicación Audiovisual, ardua y difícil de superar a pesar de tener nota de corte alta, porque de joven no sabes muy bien lo que quieres hacer e irle detrás a un profe pues tampoco es tu deporte favorito, para qué mentir, se llenó de licenciados en supermercados, comerciales, profesoras de inglés (esa soy yo) frustradas y demás afectados por la crisis. Lo que no podían quitarnos era nuestra formación, nuestros contactos y nuestro saber hacer y profesionalismo.

   Por eso nunca dejé de escribir, ni de grabar, ni de colaborar con otra gente en mi ciudad de origen e incluso en Barcelona.  

  Este verano, largo y horrible a nivel sociológico, socioeconómico y sistémico en todo el Estado Español una de las mejores maneras que he tenido de sobrevivir, algo que recomiendo para cualquiera en una situación precaria o desagradable, ha sido tirar de memoria.

   Quizás me he pasado, no lo se. Pero de lo que estoy segura es de que no ha sido en balde. El día después de los atentados de Barcelona y Cambrils ya estaba escribiéndome de nuevo con muchos amigos que residen allá, pues me asusté muchísimo y me enteré por teléfono del tema.

  Así que si lo que quería ISIS era meternos miedo, y que dejásemos nuestras vidas a un lado, por mi parte no lo han conseguido.

   Muchos ánimos por si hay alguna víctima leyéndome. No es justo, y yo no tengo ninguna sed de venganza. Tan solo de paz, y de que echemos a los verdaderos culpables de los sillones que ocupan actualmente.  

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