¿Tareas en casa? ¡No, gracias! / José Luis LLera

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Por José Luis Llera Gil

   Aun cuando parezca que este es un tema que no encaja en EL POLLO URBANO nada más lejos de la realidad. ¡ Menudo “pollo”  está originando la enseñanza escolar ¡

   Por la experiencia que me da haber ostentado la Presidencia de  la Asociación de Padres  de Alumnos de un Centro Docente privado hace más de 30 años, me permito opinar  que una de las constantes en mi pensamiento fue SUPRIMIR LAS TAREAS EN CASA hasta cierta edad.

   No se pueden tomar medidas drásticas, si no se dan soluciones y así actuamos nosotros en aquel entonces ofreciendo alternativas que fueron admiradas por otros Centros de España y del extranjero.

   La formación de nuestros hijos nunca puede estar supeditada a la realización de tareas en casa por múltiples razones.

   En primer lugar entendemos que es una exigencia de comodidad por parte del profesorado que no tiene en cuenta que hoy más que ayer, los padres no pueden prestar su apoyo a sus hijos en la realización de las tareas.

   Hay padres que no tienen tiempo por las tardes, padres separados, padres sin preparación ni paciencia para ser maestros unas horas de sus hijos, abuelos que cuidan de sus nietos y alguna otra circunstancia más,  por lo que éstos se encuentran en inferioridad de condiciones para obtener buenas notas en el Colegio. Especialmente hoy que han de luchar con  la gran oferta de entretenimiento que tienen, a todas horas, especialmente en sus casas.

   Cuando, como digo anteriormente, era Presidente de un Centro con una Junta Directiva magnífica  y representando a más de 1000 familias,  ya en aquel entonces luchábamos por la no tareas en casa, pero dábamos como ha de ser soluciones.

   Desde luego, como primeras medidas, eran la reducción del número de alumnos en clase, un profesorado bien remunerado y preparado para su labor diaria y  la sustitución de tareas por otras ocupaciones del niño más amenas, Todo esto nos llevó a ser líderes en estos temas y al final poder obtener, con los consiguientes controles constructivos, una preparación modélica de los alumnos y una  satisfacción de toda la Comunidad Educativa del Centro. Destacaría la aceptación de nuestras medidas por parte del Profesorado.

   Creamos becas, aparte de las habituales para los niños, estudios, comedor, autobús etc., para los profesores que lo desearan llegando a satisfacer los gastos de alguno de ellos en sus cursos  formativos en el  extranjero y en España, que realizaban durante el verano.

   Se potenciaban las clases de asignaturas donde apreciábamos que flojeaban nuestros alumnos, se constataba la preparación de éstos cuando continuaban sus estudios en otros Centros y sabemos que los padres, en su mayoría,  apreciaban nuestra gestión.

   No estaría completo este artículo, si no mencionara cómo se sustituían las tareas en casa por otras ocupaciones para los niños antes de cumplir los 12 años.

   El profesorado les sugería, según existía en otros países, la lectura de un libro, escuchar música, trabajar en un huerto de los que hay o había en los pueblos y ciudades, práctica de deportes, visitas a museos, a  iglesias, grandes superficies, ver algún programa  formativo de TV, sin obviar alguna indicación sobre el repaso de las asignaturas tratadas en el día, pero no obligatoriamente, ni repercutiendo directamente en las notas.

   Todos los niños han de tener las mismas oportunidades ¡ todos¡ y no estar muchos de ellos con las normas actuales en una inferioridad que no se debe consentir.

  Así lo veíamos ya los padres por lo que decíamos y decimos ahora: ¿ TAREAS EN CASA? . ¡ NO GRACIAS ¡

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