Casta y fósiles / Manuel Medrano

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Por Manuel Medrano

Llevo muchos meses oyendo lo de la “casta”, dicho por diversos sectores de la izquierda respecto al centro-derecha y a otros sectores también de la izquierda. Pero una vez tocado marro, veo cosas curiosas.

La más tronchante, la de Manuela Carmena diciendo que su programa electoral estaba formado por sugerencias, que se irán concretando en función de las necesidades y de lo que se encuentre. Es decir: no habéis votado su programa de compromisos que va a ejecutar, electores de Madrid, sino ocurrencias a ver si os gustan y os seduzco.

Bueno, Ada Colau ya es otra cosa: derecho a decidir para los catalanes. Bueno, mejor independencia. Bueno, oye, estos son mis principios, si no te gustan… mi sillón de Alcaldía tiene un archivador para ir sacando muchos otros.

Lo de Guillermo Zapata, concejal madrileño adherido con cemento a su presidencia de distrito municipal y coche oficial pese a denigrar en las redes sociales a las víctimas del terrorismo etarra y burlarse del Holocausto Judío, simplemente es un claro síntoma de inmoralidad política: ¡votadme, soy tan antisistema que las personas y sus sentimientos me importan un pimiento! Ojo al detalle: en el programa El Intermedio del jueves 25 de junio, Íñigo Errejón aseguró que Zapata no hubiera publicado estas cosas si hubiese sabido que iba a iniciar una carrera política. Conclusión: a) Zapata dice una cosa u otra según le conviene. b) Los anticasta quieren hacer carrera política… como los que ellos denominan casta, igualito. c) En el fondo pretenden únicamente lo de “quítate tú para ponerme yo”.

Y hay otros casos que llaman mi atención. El ahora consejero de Economía y Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés, fue autor muy recientemente de escritos en los que expuso sus propuestas sobre la cultura en la ciudad de Zaragoza, denominados Pacto por la Cultura y Plan Cultural financiado para la Década. Le deseo suerte, me interesa personalmente que su gestión sea fructífera, pero echo en falta la propuesta de eventos (social y/o económicamente rentables, no como Expo2008), es todo demasiado de autoconsumo, tendencia muy habitual en Aragón. Pero no barato, precisamente. De acuerdo en que a este licenciado en Ciencias de la Información no le gustase lo que vio o se hizo cuando Jerónimo Blasco mandaba en la Expo2008, y debió verlo de muy cerca porque entonces fue Responsable de Comunicación del Pabellón de El Faro. Y después, cuando Jerónimo Blasco era Teniente de Alcalde de Cultura de Zaragoza, fue Responsable de Comunicación y Proceso de Participación en la candidatura de Zaragoza a Capital Europea de la Cultura, que perdimos porque tenemos mucha infraestructura ladrillar pero nulo fomento del capital humano.

Bueno, que termino este asunto: la Revolución no iba a usar los coches oficiales pero los sigue usando. La Revolución iba a bajarse los sueldos de cargo público pero como si no, porque lo que hacen no es destinar parte de los mismos a las arcas de la institución de la que cobran: esa parte descontada la dedican a sostener a sus partidos políticos o a dárselo a ONG’s, lo que además les desgravará en la declaración de la renta. Y así, esos partidos y ONG’s podrán contratar a más personas para sus labores propias. Ya entiendo, ya. La Revolución también iba a hacer todo con luz y taquígrafos, y las negociaciones con otros grupos políticos se iban a poder seguir de forma pública en streaming… pero muchas negociaciones, como ha pasado en Aragón, se han finalizado en una reunión entre dos personas a puerta cerrada. La Revolución pretende cambiar a los que hacen de la política una profesión para ser ellos mismos los que hagan lo propio ¿Qué veremos de ahora en adelante?

Como decía La Trinca en su canción Fantasmas: “No lo dudéis, yo soy el líder que os merecéis, ya buscaré las soluciones en cuanto gane las elecciones”.

Luego están los fósiles. Vale, es normal que a quienes han perdido las elecciones sin esperarlo (¿que no lo esperabaaan?) se les quede la cara de un pez cuando le meten un palo por ahí. Pero a este paso va a tener que ampliarse el Senado, variante senadores/as autonómicos/as, porque todos los perdedores quieren refugiarse allí. Eso sí, sin abandonar los cargos orgánicos hasta que hayan designado digitalmente sucesores en su partido. Y hayan reubicado a los amigos electos o no electos para que cobren. Y diseñado a su gusto las candidaturas para las elecciones nacionales próximas. Y más.

Pues bien, amigos liberales, esto es un concepto de las cosas propio de los autoritarismos del siglo pasado, no liberal. En cualquier parte del mundo democrático real es habitual que los responsables de una empresa o entidad (partido político, por ejemplo), tras producirse una caída del valor de los activos cuya gestión se te confió en un 30% o más, se vayan inmediatamente, y de designar sucesores nada, y de determinar quienes serán los componentes del nuevo consejo de administración o ejecutiva partidaria, nada de nada, y de seguir colocando por sus botones a quienes serán los cargos ejecutivos o candidatos de ahora en adelante, ni soñarlo. A todos nos interesan los partidos políticos fuertes, con pulso e impulso, no que se parezcan a los parques de icnitas, en los que podemos ver las huellas de lo que fue y ya no es.

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