Hay noticias que pueden producir estragos…/ Jorge Álvarez

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Por Jorge Álvarez 

      El presidente del Gobierno ha señalado en una entrevista en televisión algo que ni ésta ni las próximas generaciones que habiten el Reino de España podrán olvidar.

     Fue muy inesperado lo revelado. Los televidentes absortos no podían articular palabra. Crisis de histeria se desataron en varias ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza y Alcanfor de las Infantas, la capital de la locura en la película «Volver» de Pedro Almodóvar. Los niños, un 67% según lo confirmó un cable de la Agencia Telaví, padecieron convulsiones y los médicos de guardia trabajaron y aún lo hacen para estabilizar a los pequeños. Y estoy en condiciones de confirmar que un alto porcentaje de la población adulta se volcó a la ingesta de bebidas alcohólicas para soportar la noticia. Es que convengamos que uno puede ser el presidente del Gobierno como lo es el señor Mariano Rajoy pero tiene que saber lo que pueden ocasionar sus palabras si no se mide en ellas. Imagínese por un momento. Cierre los ojos. ¿Cómo tomaría usted que Don Mariano Rajoy le dijera que el Rey Don Juan Carlos es «una persona»? No cualquiera resiste este cimbronazo. Algo similar sucedió a unos 11.000 km de distancia. En la capital de Buenos Aires otro estadista, el jefe de Gabinete, Don Jorge Capitanich develó uno de los secretos mejores guardados de la humanidad. La prensa lo comparó con uno de los Misterios de la Virgen de Fátima. En un ataque verborrágico de los que padece a diario el funcionario, muy suelto de cuerpo, afirmó: «del trigo se hace la harina y de la harina se hace el pan». Sólo el consumo de ansiolíticos e hipnóticos permite a la población soportar sus dichos.

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