
Por Hugo Ester
Corresponsal del Pollo Urbano en Austria
Ya Demócrito había señalado en la Antigüedad: “La madre tierra, cuando la fructifica la naturaleza, da a luz a las cosechas para alimento de los hombres y de las bestias. Porque lo que viene de la tierra debe volver a la tierra y lo que viene del aire al aire. La muerte no destruye la materia, sino que rompe la unión de sus elementos para que renazcan en otras formas…”.
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Y como nadie sabe lo que vendrá después de la hora postrera, aunque muchos parecen estar seguros, solo nos quedaba imaginar. Pues no, ahora también podemos elegir. El ser humano que está al margen de la religión, ensu condición de pensador, razona y delibera: ¿Me van a enterrar hasta que los gusanos consigan atravesar el ataúd, se me coman y me caguen en la fértil tierra, para así volver a formar parte del ciclo de la vida? ¿O quizás me quemarán en un horno que tenga los restos de otros cientos y permaneceré en el interior de una bonita urna encima de la chimenea o el televisor, hasta que un buen día una asistenta despistada o un bisnieto jugando con la pelota me tire de mi tranquila y estable situación? Feo asunto. Alguno dirá: a mí que me tiren por el monte. Y esa es una buena solución, sí señor. Al mar, pues también. La cuestión es volver a nuestros orígenes de una forma digna y si puede ser bonita.
Y esto es lo que nos propone Martín Azúa, diseñador vasco residente en Barcelona,
http://www.martinazua.com/eng/design-nature/bios-urn/ , quien ha diseñado una maceta ecológica en la que pueden echar nuestras cenizas una vez muertos, para que ayudadas de nuestra fértil materia las semillas hagan prosperar un fuerte y sano árbol (a elegir) y así volver a donde pertenecemos, a la tierra, renaciendo convertido en otro elemento, como hablaba Demócrito.
Martín Azúa no nos propone nada nuevo, puesto que como muchos dicen querer hacer (a mí que me echen por el Moncayo)podemos elegir la opción de ser esparcidos por el campo y formar parte de él de manera general, pero Azúa nos brinda la manera de elegir que forma queremos tener hasta la próxima muerte, y ser un árbol, me parece una bonita forma de reposar y pensar un poco tras esta vida de ser humano, ajetreada y tal y cual. Este diseñador vasco nos acerca la manera de ponerle la pluma en la mano a la naturaleza para que siga escribiendo nuestra historia natural, echándole imaginación y ayudando al medioambiente.
Yo quiero ser un chopo.