Por Lourdes Fajó
Metí en un bote de barro, de esos de cuajada, que me regaló hace años la madre de Alfredo con mi nombre, unas figuritas …
…que salen en los roscones y que tenía a modo de colección en la cocina, unas de porcelana y algunas de plástico.
Hace un momento ha llamado a la puerta de mi casa, una pobre mujer con un carro de la compra color rosa pidiendo, algo, quería ropas.
No tengo nada para darte, le he dicho, pero… un momento por favor.
¿Os podéis imaginar la sonrisa sin dientes que me ha mostrado al ver el bote lleno de esas “sorpresas”?