Por Esmeralda Royo
La BBC retransmitió desde una estación abandonada de Manchester la actuación de Sister Rossetta Tharpe. Aparecía en carlina tirada por un caballo con su risa eterna y figura enorme, mientras el pianista de la banda va a su encuentro, la ayuda a bajar del carruaje y caminan elegantemente al ritmo de batería y contrabajo. Rosseta coge la guitarra eléctrica y actúa para un púbico joven que da palmas entusiastas cuando comienza la canción “Did’nt it rain”.
Ese público ya sabe lo que es el rock and roll pero quizás desconoce que está viendo a la mujer que se atrevió a mezclar antes que nadie el góspel, blues y jazz con los ritmos frenéticos de la guitarra eléctrica. Sí, está viendo a la madre del rock and roll.
Rossetta Nubin nació en 1915 en un pueblo de Arkansas con un nombre tan explícito que no lleva a engaño: Cotton Plant y tiene una historia que se repite en la música negra: criada en una congregación evangelista, acompaña cantando a su madre mientras su iglesia predica la palabra de Dios. A los 6 años ya se la conoce como: “El milagro de la guitarra y el canto”.
A los 19 años se casa con Thomas Thorpe pero este matrimonio durará poco porque el bueno de Thomas no estaba de acuerdo con que su mujer actuara en clubs nocturnos e investigara por su cuenta ritmos y melodías fuera de las tradicionales. De este matrimonio le quedará el apellido que ella cambiará por Tharpe porque el original le parecía vulgar.
Se convierte en una estrella y la anuncian como “la mujer que toca como un hombre”, a lo que ella responde: “Es mentira, no hay ningún hombre que toque como yo”. Tal llega a ser su fama que durante la II Guerra Mundial es la primera artista en grabar una serie de V diss (discos especiales) para las tropas en el extranjero. A pesar de todo, como les ocurre a todos los artistas negros, sigue comiendo y durmiendo en el coche cuando actúa en localidades donde todos los restaurantes y hoteles tienen la segregación como norma. “Escandalícense por esto, hipócritas, y no por mi forma de cantarle a Dios”, contestará a sus críticos.
En 1945 ya ha revolucionado la música nacida para recordar a Jesús en las iglesias y lanza el que ya está considerado primer disco de la historia del rock and roll: “Strange Things Happening Every Day”. En ese año el adolescente Chuck Berry estaba en la cárcel por un robo a mano armada; Little Richard no había terminiado sus estudios; Elvis Presley tenía 10 años y subía nervioso al escenario del instituto vestido de cow boy para entonar una canción; el niño Jerry Lee Lewis se colaba en los guetos negros para escuchar blues y Johnny Cash ensayaba sus primeras notas de guitarra.
No todo el mundo está de acuerdo con este giro de su carrera. De hecho, los puristas del góspel se escandalizan porque utiliza la guitarra eléctrica y le da a ésta más protagonismo que al propio mensaje religioso. Es lo que tienen los puristas, que todos son iguales sin importar donde han nacido y de lo que estemos hablando, ya sea los que no soportaron la mezcla de lo religioso y mundano en los himnos de toda la vida que invocan a Dios, o los que renegaron en su momento de Camarón de la Isla y su “Leyenda del tiempo” porque no era lo suficientemente flamenco.
Las críticas de la que siempre había sido “su gente”, se acentuaron cuando firma en Nueva York por la prestigiosa casa de discos Decca Records y lanza el single “Rock me Furor”. Es anunciada como una gran estrella en el Cotton Club y el Carnegie Hall.
Para sus actuaciones se vestía como las mujeres lo hacen los domingos para ir a la Iglesia mientras le acompañan un coro de niños, ataviados con las clásicas túnicas evángelicas utilizadas para los ritos religiosos, que acompañan con palmas las improvisaciones de la guitarra de Rossetta y los movimientos de la artista, que más tarde serán utilizados por todos los interpretes del rock.
No sólo fue criticada por revolucionar la música sino porque, en la medida de lo posible, teniendo en cuenta que era una mujer negra en 1950, hizo lo que le dio la gana. Buena prueba de ello es que en un concierto de Mahalia Jackson conoció a la joven artista Marie Knight. Ambas se enamoraron y comenzaron una relación profesional y personal que durará años, hasta que una tragedia familiar aparta a Marie Knight de los escenarios.
Obligada por su casa de discos, en lo que ella se tomó como un truco publicitario y para evitar las críticas homófobas que se sumaban a las que ya llevaba sobre sus espaldas, se casó con su manager, Russell Morrison. Un paripé que no durará mucho.
La madre del rock and roll seguirá actuando pero su figura se desvanecerá, cuando surgen figuras masculinas veinteañeras a los que a partir de ese momento se les considerará pioneros, olvidándose de quién puso los cimientos.
En 1970 sufrió un derrame cerebral que, complicado con la diabetes, le provocó la amputación de una pierna. Lejos de retirarse, la superviviente y poderosa Rossetta siguió actuando en silla de ruedas hasta que sucumbió tres años más tarde al no poder soportar un segundo derrame. Su funeral fue tan discreto que solo asistieron algunos familiares. Nada que ver con el tumultuoso de Elvis Presley sólo cuatro años después.
Eric Clapton, apodado “mano lenta”, la considera la mejor guitarra del rock & roll. Jimmy Hendrix tenía todas sus grabaciones y Little Richard, Chuck Berry, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y Johnny Cash, los “pioneros”, estuvieron influenciados por ella aunque tardaron en reconocerlo al igual que le ocurrió a la industria discográfica. Hubo que esperar a 2018 para que le dedicaran una estrella en el salón de la fama del Rock & Roll.
Escuchen y vean en youtube: Sister Rossetta Tharpe “Didn’t it Rain? Live 1964