Por José Luis Lomillos
Acababa de aterrizar en Madrid o “El Foro” como se denominaba en los 80’s esta gran urbe y aunque el personal seguía siendo variopinto su estética había perdido el muelle. No ocurría lo mismo con la oferta cultural “oficial” que era extensa, variada de contenidos con calidad y en muchos casos gratuita.
Encaminé mis pasos hacia El Prado influido por la importante campaña publicitaria orquestada alrededor de El Bosco, pero Velázquez mantenía el gesto impasible. Unos minutos mirando fijamente las colas que rodeaban el museo y el paso obligado por taquilla bastaron para hacerme desistir en mi intento de volver a ver cuadros que ya había visto hace años. Cambio de planes – pensé – rumbo a Palacio de Cibeles. Fue una buena decisión. Un bello edificio, aire acondicionado, sillones para contemplar buenas vistas y una fantástica exposición de fotografía de retrato en Europa desde 1990 entre los que se encontraban varios del admirado Alberto García-Alix.
Muy gratificante fue la visita al Museo de Artes Decorativas donde disfruté de una magnífica exposición monográfica del vanguardista joyero Chus Burés (artista reconocido internacionalmente y frecuente colaborador en el mundo del cine y la moda). Resultó muy impactante ver cómo presentaba sus trabajos dentro de burbujas de cristal. En este mismo espacio, pero en otra planta del edificio, Florencio Maíllo exhibía también una fecunda serie de dibujos, pinturas y serigrafías denominada “Del Jardín del Bosco” inspiradas en el tríptico del Jardín de las Delicias.
Tanto arte de golpe no podía ser bueno… así que de camino al Rastro me administré una buena dosis de cocina mediterránea madrileña: “¡Mozo una doble de Maou (bien tirada) y una de callos picantes!”
El final de las tardes era un buen momento para pasear por la zona ahora llamada Madrid Rio. Desde el Puente de Toledo caminé en varias ocasiones hasta el Matadero, donde tuve la suerte de apreciar los trabajos de jóvenes y modernos diseñadores. La vuelta por la otra orilla del río… vermú de grifo y tapa de oreja.
La retrospectiva de Fernando Bellver, Premio Nacional de Gráfica 2008 fue sin duda lo mejor que pude ver durante aquellos días en la capital. Bajo el título “Vida Pasajera” e instalada en la Tabacalera la muestra ofrecía un recorrido por los últimos treinta años de trabajo del artista. Para mí fue el gran descubrimiento de un creador del que se puede aprender mucho.
También resultó una sorprendente revelación la muestra de Vivian Maier en la Fundación Canal, con sus maravillosos y sintéticos encuadres fotográficos. Vivian merece un punto y aparte.
Muchos fueron los lugares recorridos, sitios como el templo egipcio de Debod, La Casa Encendida, la exposición de Rosa Rubio… las torres Kio (¡digo yo que con la pasta que hemos puesto entre todos para lo de Bankia podrían haberlas enderezado un poco chatín!). En fin… al final abandoné Madrid con la esperanza de volver pronto con un buen puñado de dólares con que pagarme un intocable brunch de 89 € en los jardines del Ritz.
Si quieres aparecer en Le Freak puedes mandar tu propuesta a la siguiente dirección: joseluislomillos.wix@gmail.com
