Le Freak: Düne, El Hombre de Arena.

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Por José Luis Lomillos

     A lo largo de la vida uno se encuentra con personas muy diferentes y enigmáticas: hombres que susurran a los caballos, que miran fijamente a las cabras, hombres de madera y también de arena… Düne es el único hombre de arena auténtico que conozco, el que todo lo reboza y el que empana sus problemas.

   Contemplar sus series de “Empanados” me trae reminiscencias de la primera vez que observé sin comprender la obra de René Magritte: “Ceci n’est pas une pipe” y la disyuntiva de la oposición entre una imagen y su lema. Aunque, pensándolo bien, ahora que me doy cuenta, esto no viene al caso…

      Quizá sea esa especie de primitivismo oculto que habita en sus obras una de las características que me resultan más atrayentes. Hay algo en común en los trabajos de los artistas que han vivido durante largo tiempo cerca del mar… posiblemente que todos en algún momento tienen sus pies descalzos y sus lágrimas en la arena…

    Como si se tratara de un puzle realizado con piezas de Joan Brotat, Mikel Barceló y el Equipo Crónica crea sus obras cuando amanece en enero, junto a la playa o en el mercado central de cualquier ciudad.

      Partiendo de la óptica fotográfica y del dibujo tradicional fabrica cuadros manejando con paciencia y maestría la técnica de la pintura con arena.

     El último día que conecté telepáticamente con él abrió su mente y Düne me transmitió con profunda sinceridad: Te voy a contar mi historia, la historia de un superhéroe de barrio:

     Cuando te diga que soy el Hombre de Arena pensarás: ¡qué guay!, ser de arena. Poder ponerse blando, blando o duro, durooo. Desvanecerse y volverse a recomponer en un instante, pasar debajo de las puertas, volar por el aire… qué guayyy… Pues no. Ser un superhéroe sólo me ha traído desgracias. Mis más allegados siempre me dicen que no he sabido aprovechar el potencial que llevo dentro y que esa falta de actitud es la que me ha llevado a terminar como apaga-cigarros en las puertas de un gran centro comercial.

     Fui concebido una noche de verano de 1965 en una playa de Salou. Debido al ímpetu amoroso de mis progenitores, millones de micro-semillas de arena encontraron cobijo en el vientre de mi madre, fertilizando un feto mitad hombre, mitad arena.

     He de reconocer que para mis padres desde el primer momento fui un estorbo y aprovecharon el tirón mediático que produjo mi nacimiento para venderme a un circo que casualmente pasaba en esas fechas por nuestra localidad. Mis primeros años de vida transcurrieron entre focos y actuaciones. Cuando llegaba la noche me encerraban en una jaula con los tigres y leones. Lo cierto es que no me llevaba mal con las fieras, pero aun así jamás conseguí  quitarles esa maldita manía que tenían de venir a evacuar siempre sobre mí.

    A los 15 años decidí dejar esa vida y me presente como candidato a un puesto después de ver un anuncio de Industrias Marvel para trabajar como superhéroe en prácticas. Por lo visto se jubilaba un tal “Sandman” y buscaban sustituto. Mi objetivo era salvar a la humanidad de los villanos. ¡El Hombre de Arena!… suena bien, dijeron. Y así, entré a trabajar en un pequeño barrio alejado del centro para ir cogiendo soltura. Pronto descubrí que no servía para esto. En lugar de luchar contra los criminales siempre acababa guardándoles los abrigos para que no se les ensuciaran mientras cometían sus fechorías. Así que me quedé sin curro. También hice algunos intentos en el mundo cinematográfico presentándome a un casting para Terminator III, pero finalmente le dieron el papel a la sobrina del productor.

      A estas alturas te habrás percatado de que en ningún momento he hecho alusión a mi vida amorosa. Me cuesta mucho hablar sobre ella porque ha estado marcada por el fracaso. Al principio todas mis relaciones sentimentales siempre iban muy bien con eso de la novedad y los súper-poderes, pero pronto se negaban a besarme y al final todas acababan abandonándome alegando que les dejaba las sábanas hechas un asco. Ahora que ya me conoces espero verte pronto y que tu alma se compadezca ofreciéndome tan sólo tu saludo y comprensión. Puedes encontrarme vagabundeando por las calles a la caza de algún puñado de arena que alegre mi existencia. Pero ojo. Si hace cierzo, ni me busques… soy Düne, El Hombre de Arena.

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