DIEGO RIVERA (I). Murales de Palacio Nacional

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Por Emilio Mendoza de Gyves

   Queridos amigos del Pollo Urbano, después de nuestra pausa estiva aquí estamos otra vez para compartir con todos ustedes el arte, la cultura y las costumbres de nuestro México querido. En esta ocasión les quiero contar algo sobre los murales de Palacio Nacional pintados por Diego Rivera, uno de nuestros más grandes muralistas.

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Emilio Mendoza de Gyves
Corresponsal del Pollo Urbano en Mexico

    Cuando terminé el ciclo de educación secundaria, por allá en el lejano 1976, yo acababa de cumplir los 15 años de edad. En ese último año de educación básica, que en nuestro país tiene una duración de tres años y es el nivel inmediato superior de la educación primaria, cursé la materia Historia de México. En esta asignatura se nos impartía una introducción general sobre la sucesión de hechos y acontecimientos relativos al pasado de nuestro pueblo. En ese entonces, mi padre ya había notado el gran interés que yo demostraba en los eventos históricos de nuestro país y cuando le mostré orgullosamente mi certificado de secundaria que presentaba la máxima calificación en esta materia, él procedió a darme un premio como mérito a mi buen desempeño. Me invitó a dar un paseo por el centro histórico de la ciudad de México. Particularmente, visitamos el Palacio Nacional, el hermosísimo edificio que representa actualmente la sede de Poder Ejecutivo Federal de nuestra nación.

   Apenas entramos al Palacio, mi padre me guió hasta las escaleras diciéndome que me daría una sorpresa. Empezamos a subir al piso superior del Palacio utilizando una amplia escalera bifurcada, con barandales trabajados en hierro y latón. El cubo de esa escalinata está formado básicamente por tres altos muros decorados con ilustraciones realizadas por Diego Rivera. Subiendo hicimos una pausa en el primer rellano de donde mi padre me habló de los murales. Al mismo tiempo que me señalaba las pinturas me decía: “He ahí una sinopsis de la Historia de México”. Se me nublaron los ojos al experimentar esa sensación de embeleso. No lo podía creer, delante de mí tenía una síntesis de nuestra historia pintada con gran habilidad sobre esos altos muros.

    A distancia de tantos años, tuve la oportunidad de recorrer nuevamente los patios y pasillos del Palacio Nacional y volví a sentir la misma gran emoción como cuando descubrí por primera vez los murales de Rivera de los cuales les quiero hablar en esta ocasión.

Palacio Nacional

 

    Fotos 1 y 2 muestran algunos ángulos sugestivos de este monumento nacional. En espera de poder contarles en futuro algo más sobre la rica historia que el Palacio Nacional guarda sobre sus cimientos, les cuento brevemente que este fastuoso monumento nació como una pequeña edificación construida sobre el palacio del emperador Moctezuma y llegó a ser una de las residencias privadas de Hernán Cortés hace casi 500 años. Con el tiempo, el Palacio tuvo varias ampliaciones y albergó sedes de gobiernos virreinales y republicanos. También sufrió muchos problemas, entre ellos un gran incendio y algunas demoliciones parciales. Imagínense que el Palacio llegó a ser ocupado por el ejército del gobierno norteamericano durante la invasión de mediados del siglo XIX. En la década de 1930, el Palacio Nacional tuvo lugar su última gran remodelación, en la cual participó Diego Rivera plasmando en varios de sus muros su talento artístico en los cuales resumió su concepción de la historia de México. En un principio, la obra fue realizada con objetivo didáctico, pero después se convirtió además en una obra de arte. Diego Rivera inició su pintura en 1929 y tardó varios años en terminarla.

Cronología de los eventos más importantes en los murales

Los hechos históricos representados en los muros fueron ordenados por Diego de acuerdo a las fechas en que sucedieron y agrupó ciertos eventos importantes de acción similar. Esta secuencia va de derecha a izquierda, es decir:

  • Al norte del cubo (el muro que se encuentra a la derecha) se ilustra el México precolombino.
  • Al poniente (el muro central que esta de frente) se ilustran los eventos más importantes de la historia desde la colonización pasando por los eventos más significativos como la guerra de independencia, invasiones, el Porfiriato, la Revolución, etc. En la parte superior del muro central, está formado por cinco arcos en donde se representan principalmente las escenas de la historia del México independiente (eventos posteriores a 1821). Mientras que en la parte inferior de este muro central, predominan escenas del México colonial (eventos entre 1521-1821).
  • Al sur del cubo (el muro que se encuentra a la izquierda) se muestra el México contemporáneo: la tercera década del siglo XX vivida en aquel momento y la idea futurista del país pensada por el autor con un “toque” socialista.

Escalinata

     Las fotos 3 y 4 muestran la incorporación a la escalinata bifurcada y la posición de los murales respecto a los puntos cardinales. De frente el muro poniente. A la derecha el muro norte y a la izquierda el muro sur.

    Las fotos 5, 6 y 7 muestran la posición en el muro ‘poniente’ del grupo de cinco arcos en donde Rivera agrupó algunos eventos históricos que más abajo veremos con más detalle.

Muro norte (‘ramal’ derecho de la escalera)

    Las fotos 8 y 9 muestran el muro ‘norte’ siguiendo el ‘ramal’ derecho de la escalinata. En este muro se puede apreciar la representación de las culturas precolombinas como civilizaciones gloriosas propias de la época clásica prehispánica. En la parte superior del muro se encuentra el sol de cabeza, representando la caída de Tenochtitlán; Quetzalcóatl que sale de un volcán, las pirámides del sol y la luna, los cultivos más importantes como el maíz, maguey, tabaco, peyote, etc.

   Al centro del muro se encuentra representado por un hombre blanco y barbudo, Quetzalcóatl, quien les enseñó todo lo que sabía, desde agricultura, arquitectura y astronomía, entre muchas otras cosas y se marchó diciendo que un día volvería. Por esta razón los aztecas y el resto de culturas confundieron a los colonizadores que eran blancos y barbudos con el regreso de Quetzalcóatl. A la derecha del hombre blanco y barbudo se encuentran cuatro figuras con los brazos extendidos que podrían estar representando los cuatro elementos del cosmos prehispánico: tierra, agua, fuego y viento. En la parte central se observan tamemes (cargadores) que llevan los tributos recaudados. A la izquierda se encuentra un prisionero cubierto con una manta decorada de huesos, quien será ofrendado a los dioses.

   En la parte inferior se representan guerreros que luchan para dominar otras culturas. Se pueden ver las armas que solían utilizar: espadas y hachas hechas de obsidiana, lanzas de madera, etc. Algunos oficios como el de ceramista haciendo vasijas, un escultor que talla una pieza, un pintor decorando una olla, mujeres ornamentando telas, alguien que trabaja el oro, agricultores, etc. Esto parece ser una edad de oro de la armonía y la creatividad.

Muro Poniente o Central

   En las Fotos 10 y 11 se observan los dos primeros arcos de la extrema derecha del muro central (poniente). El de la derecha representa la intervención norteamericana. Se observa en la parte de atrás el castillo de Chapultepec que en aquel momento representaba el último baluarte de la resistencia mexicana. Encima del castillo se encuentra el águila norteamericana acechándolo. La escena representa el 13 de septiembre de 1847 con Nicolás Bravo defendiendo el Castillo junto con los «niños héroes» (cadetes del Colegio Militar), el Batallón de San Blas y los chinacos.

    En el arco de la izquierda (siempre fotos 10 y 11), se representa la guerra de Reforma. La parte izquierda de ese arco se encuentran los Liberales encabezados por Benito Juárez, mientras que en el lado derecho se encuentran algunos de los conservadores que mantienen el poder concentrado en la Iglesia y en los militares. Entre los personajes de los Conservadores destaca la imagen de Miguel Miramón quien tiene una espada rota como símbolo de la traición al haber apoyado al imperio francés. También se encuentran: Valentín Gómez Farías, Ignacio Comonfort, José María Mata, Ponciano Arriaga, entre otros. El personaje con grandes patillas blancas representa a Juan Álvarez, militar que fue pieza clave durante la mayoría de los conflictos armados del México independiente. No logré identificar entre los personajes de este evento histórico a José Santos Degollado, uno de los generales incondicionales de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma.

    Un poco más abajo se encuentra, con un cirio en la mano derecha, el presidente Antonio López de Santa Anna apoyado y protegido para ayudar a detener las reformas liberales por el Obispo de Guadalajara Pedro Espinosa y Dávalos.

Parte inferior del muro ‘poniente’

   En el segmento inferior de este muro se representa no sólo la conquista armada de los españoles sobre Tenochtitlán, sino que también la conquista espiritual de los indígenas mediante la evangelización por parte de los dominicos y franciscanos.  Se observa como los conquistadores obligan a los indígenas a destruir sus templos, a entregar sus tesoros y a construir los nuevos edificios coloniales; entre ellos obviamente Palacio Nacional, que es el muro representado en la imagen. El cañón, los caballos y los rifles demuestran la gran superioridad armada de los conquistadores.

    Rivera esquematiza por un lado la injusticia y el maltrato de parte de los colonizadores hacía el pueblo indígena y por el otro lado patentiza las acciones de los misioneros defensores de los derechos indígenas. Entre ellos, se encuentran Vasco de Quiroga, Fray Bartolomé de las Casas y Fray Toribio de Benavente, grandes defensores de los indígenas. Este último está representado en el Fraile que muestra la cruz a los colonizadores siempre en defensa de los más desprotegidos. Fray Toribio fue mejor conocido por los nativos como “Motolinia” palabra náhuatl que significa: “el que es pobre o se aflige”. Mientras algunos frailes defendían a los indígenas, a la izquierda se ve como otros les pedían a las mujeres indígenas sus joyas y exigían a los hombres otros tributos.

   La foto 12 en el arco central se escenifica la Revolución Mexicana y la Independencia.

Parte central del muro ‘poniente’

    La Foto 13 esquematiza el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. En la imagen se observa al inquisidor Juan de Mendoza, en un auto de fe. A la derecha está el sacerdote español Pedro Moya de Contreras que mantiene un libro abierto. Fue el sexto virrey de la Nueva España y el primer inquisidor.

    Atrás del hombre que está siendo quemado vivo, se asoma la figura de Fray Tomás de Torquemada “apuntando para abrir fuego” con una cruz a una mujer encadenada.

    Foto 14. Los indígenas son bautizados utilizando una pila de agua bendita en forma de serpiente enrollada en sí misma, piedra obtenida de algún templo indígena.

Parte superior del lado izquierdo del muro ‘poniente’

   La Foto 15 muestra un acercamiento al arco que representa el Porfiriato y la Revolución. Ahí se encuentran los hermanos Flores Magón, periodistas opositores a la dictadura de Porfirio Díaz considerados los precursores de la Revolución mexicana. También está Francisco I. Madero, quien ideó el Plan de San Luis en el que se convocaba a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910 para derrocar al gobierno de Porfirio Díaz. Sobre la izquierda se encuentran los conservadores defendidos por Porfirio Díaz quien exhibe una serie de medallas al mérito en el pecho. Pancho Villa, Venustiano Carranza y otros que participaron en el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.

    Justo debajo de los pozos petroleros explotados por los extranjeros, se encuentra José Guadalupe Posada, quien fuera el “padre artístico” de Diego Rivera y fuera célebre por sus dibujos de escenas de crítica socio-política y denuncia social prerrevolucionaria.

    En la Foto 16 se aprecian con más detalle la época revolucionaria y la independentista. En la parte superior se ilustra la lucha por la tierra y la libertad, encabezada por Emiliano Zapata y Felipe Carrillo Puerto. Ligeramente más abajo sobre la izquierda están Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles figuras claves en la historia del México post-revolucionario. El hombre que está detrás de Álvaro Obregón, el cual tiene cubiertos los ojos con un sombrero de cinta negra y se le ven solo la nariz y labios carnosos, probablemente se trata de Luis N. Morones líder de organizaciones obreras, quien fue acusado de haber orquestado un complot para asesinar al recién reelecto Álvaro Obregón, por segunda vez presidente de México.

   Más abajo tenemos a Leona Vicario, la mujer de perfil izquierdo y a Josefa Ortiz de Domínguez, la mujer de perfil derecho, quienes fueron unas de las figuras femeninas más destacadas de la Guerra de Independencia de México. Luego tenemos a Miguel Hidalgo que en una mano sostiene el estandarte con la imagen de la virgen de Guadalupe y en la otra sostiene una cadena rota aludiendo a las imaginarias cadenas que nos ligaban como colonia. Vicente Guerrero, Ignacio Allende, José María Morelos, Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros, todos ellos considerados los héroes que nos dieron patria.

   Por debajo de Morelos, el héroe que tiene un paliacate (pañuelo) blanco cubriendo la cabeza, se encuentra un hombre con rasgos indígenas y una espada en la mano, usando indumentaria de conquistador español. Se trata de Martín Cortés, hijo del conquistador de México Hernán Cortés, quien representa en la escena el mestizaje que defiende los intereses del gobierno en el poder.

   En la Foto 17 se representa la escena del fusilamiento de Maximiliano I de México quien gobernó el país entre abril de 1864 y junio de 1867; había sido impuesto como emperador por Napoleón III y el ejército francés. A lo alto se ve que el águila imperial huye hacia cielos europeos. La escena representa la mañana del 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas en Querétaro, cuando Maximiliano de Habsburgo, Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron fusilados por un pelotón de soldados republicanos del ejército del general Mariano Escobedo. En la imagen sobresalen como observadores Benito Juárez y el general Ignacio Zaragoza.

Muro sur (por el ‘ramal’ izquierdo)

    Las Fotos 18, 19 y 20 muestran el muro ‘sur’ del cubo de la escalinata que representa el México del siglo XX. En él, Rivera manifiesta sus ideas de progreso mediante la transformación de la sociedad capitalista de esa época en una sociedad socialista. Presuponía una revolución en la que los campesinos y los obreros lucharían contra la propiedad privada de los medios de producción en poder de la burguesía mexicana y de los extranjeros. Expresa en este mural su idea en que la educación debiera ser obligatoria para los habitantes de todos los niveles sociales como elemento fundamental para transformar intelectualmente a la población y defenderse mejor de la dominación y atraso provocado por la Iglesia católica. Diego Rivera estaba convencido en la necesidad de adoptar el modelo marxista establecido por Lenin, en aquellos tiempos en los que las democracias occidentales capitalistas resultaban en una economía incontrolada y antisocial.

   En la parte inferior de la Foto 19 se aprecia la basílica de Guadalupe, el fanatismo religioso y las ofrendas de los más pobres a la iglesia. Hasta abajo se observa a Frida Khalo (esposa de Diego Rivera) y a su hermana Cristina dando clases a los niños para hacerles conocer los derechos humanos para que se defiendan de las injusticias sociales.

    En la Foto 20 se observa con más detalle la hoz y el martillo (☭), símbolo que representa la unión de los trabajadores. En la parte superior del mural se encuentra Karl Marx que sostiene un cartel en el cual indica la necesidad de formar una nueva sociedad y con un futuro utópico basada en sus teorías comunistas que sostenían que todas las sociedades avanzaban a través de la lucha de clases. En el dibujo se observa a Marx señalando a un campesino, un obrero y un militar la igualdad que permite un Estado socialista para el pueblo. Debajo de Marx, Rivera dibujó a los villanos: clérigos corruptos, militares y capitalistas sin escrúpulos. A la izquierda representó a los empresarios que se comunican entre ellos y están controlando la máquina de la bolsa de valores. Esa cabina tiene arriba un símbolo nazi junto un signo de dólares. Un poco más abajo, entre los empresarios norteamericanos y gente de la alta sociedad se encuentra un cura corrupto sosteniendo un rosario en una mano y acariciando con la otra a una mujer casi desnuda que lo besa y acaricia. En la cabina de la derecha se encuentra el triunvirato profano representado por Plutarco Elías Calles, flanqueado por un general que parece estar hablando por teléfono y un obispo.

   A la derecha se aprecia un líder sindical que organiza la lucha de los obreros por el derecho de huelga y el de mejorar las condiciones de trabajo y debajo de ese mitin de protesta, policías antimotines está dispersando con violencia una manifestación.

   En la parte izquierda del mural se distinguen unos observatorios, fábricas y campos de cultivo que representan el progreso científico y tecnológico del país basado en el pensamiento de Diego Rivera.

La del estribo

    Diego Rivera reinterpretó la historia desde un punto de vista nacionalista revolucionario. Además de expresar importantes ideas en sus murales, Rivera fue un innovador porque fue el primero en unir el arte con la política creando un mensaje social. Pintó la historia para recuperar reminiscencias y, al mismo tiempo, contribuyó a construir la gran época del muralismo, movimiento artístico iniciado en México a principios del siglo XX.

    Cada uno los murales develan misterios escondidos, se necesitan horas de atenta observación para reconocer aquellas crónicas que nos cautivan. Relatos y leyendas que dan testimonio de las costumbres que nunca dejaron de ser propias y que dan testimonio de nuestro rico pasado.

   Independientemente de las ideas políticas de Diego Rivera, su trabajo artístico es único en el mundo. Las obras realizadas por el artista mexicano muestran la belleza de una creatividad infinita, creando un mundo lleno de riqueza visual y colorida, que hechiza a quien se adentra en la obra para contemplarla. Muestra en su habilidad artística la armonía que sólo el color puede ofrecer contrastando el paisaje gris dentro de los pasillos y patios del hermoso Palacio Nacional. Los personajes son fácilmente identificables dado el enorme parecido de sus rostros con el que aparece en nuestros libros.

    Rivera no solo pintó los muros de la escalinata, hay otras obras que hizo en los pasillos de la segunda planta, pero esas obras las analizaremos en otra ocasión. Por el momento, queridos amigos lectores, agradezco su amable atención. Hasta la próxima.

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