Chile: ‘¿La energía nuclear puede solucionar el cambio climático?’

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Por Klaus Dillemberger

     El día 11 de Marzo se cumplen 5 años del accidente nuclear de Fukushima. Un buen momento para repasar las perspectivas de la energía nuclear en un entorno cada vez más evidente de un cambio climático en plena marcha.

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Klaus Dillemberger
http://notas-de-un-emigrante.blogspot.com.es/

Corresponsal del Pollo Urbano en Chile

   En la conferencia del clima en Paris en diciembre se ha conseguido un hito: TODOS los países del mundo firmaron un acuerdo de aunar esfuerzos para intentar limitar el aumento de temperatura global en 1,5 a 2° C. Queda por solucionar como conseguir tal reto. El foro nuclear no ha tardado aportar su granito de arena y propone duplicar el aporte de la energía nuclear hasta el año 2040. Claro que sí, ¿Qué iban a decir si no?

   Hace unos días, hablando de dios y el mundo con el camarero del restaurante cerca de mi oficina donde suelo comer, me viene el también conque un par de centrales nucleares en Chile solucionarían el suministro eléctrico del país. Y no es el sólo, hay mucha gente que cree que la energía nuclear ante el mal mayor del cambio climático puede ser parte de la solución.

   Pues bien, me he puesto a redactar un coloquial informe como están las posibilidades reales de que la energía nuclear pueda aportar algo a reducir el calentamiento global. Me baso en informaciones y estudios de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), de la Heinrich Böll Stiftung y del propio foro nuclear. Y queda evidente que la solución no es así de simple.

    Punto de partida: año 2015. Están en operación a nivel mundial 391 reactores nucleares. Su aportación a la generación eléctrica mundial es de un 10,4 %, estable en los últimos tres años. La edad media de los equipos es de 28,8 años, 54 llevan más de 40 años en servicio. Si se considera un ciclo de vida de 40 años, hasta el año 2030, 188 reactores tendrán que ser reemplazados para mantener la aportación actual. Aunque se alargue el ciclo de algunos a 50 años, no cambia mucho el panorama. Se encuentran en construcción 62 reactores, pero ojo, 5 de ellos llevan ‘en construcción’ desde hace 30 años. Desfases de 10 o más años son bastante frecuentes.

Problema n°1: cosa de volumen

    Tan sólo para mantener la aportación actual de la energía nuclear en el mix energético de la generación de electricidad, se tendrían que construir cerca de 200 reactores en los próximos 14-20 años para sustituir los reactores que llegan al final de su ciclo de vida. Para duplicar su aportación para mitigar los efectos del cambio climático, como sugiere el foro nuclear, ya hablamos de construir unos 600 reactores. Un reto logístico y financiero imposible, sin considerar siquiera la falta de aceptación de la población y todo una cola de problemas sin resolver. La mayoría de los reactores en obra actualmente se construyen en países de desenvoltura democrática limitada, donde protestar te puede convertir en donante de organos en un plis. 

    Abajo veremos cómo van los tres proyectos en Europa occidental. La idea de construir 600 reactores nucleares en un plazo de 20 o 30 años es pura ciencia ficción, un delirio del foro nuclear. Supongamos que si: ¿para qué? ¿Sólo para que la aportación de la energía nuclear en el mix de generación eléctrica pase del 10 al 20%? No tiene ni pie ni cabeza.

Problema n° 2: la rentabilidad de las centrales nucleares

     En condiciones de mercado, un reactor nuclear no renta ya. Hace treinta años era diferente, la construcción y la gestión de un reactor nuclear era menos complejo. Y menos seguro, como ya hemos visto. Buena parte de los costes operativos se cargaban al contribuyente, los residuos nucleares se tiraban al lago más cercano (lago Karachay en Rusia) o, fundido en cubos de vidrio, al mar (Europa occidental). El mar entre Irlanda y Inglaterra es uno de los lugares más contaminados del planeta por los vertidos de las instalaciones de Sellafield. Pero ahora, que la externalización de costes internos (eufemismo que describe cargar costes vinculado al manejo de un sistema al contribuyente), se cuestiona cada vez más, las cuentas ya no salen.

Buenos ejemplos son los tres proyectos nucleares actuales en Europa occidental:

   En Finlandia, la francesa AREVA , sucursal de EDF, construye desde el 2005 el bloque III de la central Olkiluoto, de 1600 MW de potencia. La primera nuclear europea desde el año 1991, por cierto. Se firmó un coste de unos 3.000 mio de € obra llave en mano para entrar en servicio el año 2011. A día de hoy se estima el coste real en unos 9.000 mio de € y entrada en servicio para el año 2018, si todo va bien. A Areva, este proyecto le ha costado un desplome de valor en bolsa. Como el 75% deAREVA está en manos del gobierno francés, serán los contribuyentes galos que tendrán que asumir el desfase de costes del proyecto en Finlandia. Actualmente están en pleitos sobre el pago del desfase. Tiene huevos, la cosa.

    En Francia, se construye desde 2007 el reactor Flamanville 3. Estaba calculado en 3.200 mio de € y la puesta en marcha prevista para el 2012. A día de hoy, los costes se estiman en 8.500 mio de € y se conectará a red en el 2017, si no hay más problemas. Pero ya los hay, la vasija de presión está hecho de un acero no apto para tal fin y queda lejos el final feliz.

    En el tercer proyecto, Hinkley Point 3 en Inglaterra, también de 1600 MW y también de AREVA, pasa tres cuartos de lo mismo, a diferencia de que no se han iniciado las obras todavía. Y los problemas no han hecho más que empezar. Entre los ciudadanos se está generando cierta inquietud sobre los compromisos del gobierno para seguir adelante con el proyecto. Los costes han evolucionado desde el inicio del desarrollo del proyecto de 10 a 23.000 mio de €. El gobierno británico se comprometió asegurar a Areva un precio de 120 € por cada MWh inyectado a red para 35 años. (actualmente, el precio pool está por 90 € el MWh) Esta garantía le costará a los contribuyentes ingleses la friolera de 108.000 mio de € en los 35 años del acuerdo (cálculo de Brainpool, Berlín). Aparte de eso, el british government se compromete a hacerse cargo de los residuos nucleares generados. Ese gasto lo tienen que asumir los contribuyentes para que le salga rentable el reactor a EDF y sus socios. Ah, ¿y las leyes del mercado? Pues no se realizaría el proyecto por no ser rentable para los inversionistas.

Problema n° 3: la responsabilidad

   No hay en el mundo una compañía de seguros que asuma el riesgo de un accidente nuclear. Cualquier molino eólico tiene, obligado por ley, un seguro de responsabilidad civil. Por si se le cae un aspa y mata a un pastor que pasea por ahí con sus ovejas. Cada coche que se usa tiene que tener un seguro obligatorio de daños a terceros. Una central nuclear no lo tiene. Si pasa algo grave, los costes los tiene que asumir, como no, el contribuyente. Después del accidente de Fukushima, Zapatero en España triplicó la responsabilidad de los propietarios de las centrales nucleares españoles de 400 a 1200 mio de € en caso de accidente.Si pasa algo que supera esa cifra, lo tendrán que asumir, como no, los contribuyentes.
En Japón sí que se exigieron indemnizaciones a Tepco, la propietaria de los reactores de Fukushima. El monto total del accidente y sus consecuencias se estiman en entre 80 y 150 mil mio de €. Como asumir esos pagos significaba la quiebra de TEPCO, se nacionalizó la empresa y el pato lo pagan- ¿lo adivinas? – los contribuyentes japoneses.

Problema n° 4, 5, 6

    No, no os voy a aburrir con el problema del almacenamiento de residuos nucleares, la inexistencia de un deposito definitivo de residuos, el peligro del plutonio, de averías e incidentes, el trafico de uranio sin registrar en tiempos de terrorismo global, no, paso directamente al

Resumen:

     Lejos están los tiempos de los años 60 del siglo pasado, cuando en las páginas centrales de los cuadernos del Pato Donald nos ponían a los niños cuentos de «tu amigo, el átomo», donde relataban como la energía nuclear iba a resolver todos los pesares de la humanidad. Sólo se aferran a ello ya los ingenieros nucleares, que después de años de duros estudios están viendo como se les hunde su sueño profesional. ¿qué van a hacer? ¿Vender hamburguesas? !Con la ilusión que les hacia hacer un bien a la humanidad! Cuando se sacan las cuentas sin mentiras, sin engaño, sin estafa, integrando los gastos internos de la generación eléctrica nuclear que se suele cargar hasta hoy a los contribuyentes- la gestión de los residuos, seguro de accidentes, el desmantelamiento de las centrales, la vigilancia etc., no queda inversionista que apueste por la energía nuclear. Los tres reactores en Europa salen a una media de 10 mil millones de €. 600 reactores serían entonces 6 000 000 000 000 €…. Son las leyes de la economía que sellarán el fin de la era nuclear, no la ecología.

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