La Ribagorza: «Adivina, adivinanza»

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Por Feli Benítez

Adivina, adivinanza:

  1. ¿Cuántas salas estables de proyección hay en la Ribagorza?
  2. ¿Por qué hay que ir al cine?
  3. ¿Qué películas se mencionan en el texto siguiente?

(las respuestas al final del texto)

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Feli Benitez
Corresponsal del Pollo Urbano en la Ribagorza
www.eltallerdefeli.blogspot.com


EL HOMBRE QUE AMABA LAS IMÁGENES EN MOVIMIENTO

             “Brindo por los niños. Habría que celebrar que un niño haya muerto como un niño, que un niño haya escapado. Los encerramos en escuelas. Les inculcamos nuestros tabúes. Los enredamos en nuestras guerras y no pueden escapar. No tienen armas pero los matamos. Masacramos a los inocentes. El mundo es de los niños, el auténtico mundo. Trepan a los árboles, ruedan por la hierba. Son como hormigas; libres como pájaros. Son animales y no se avergüenzan. Ellos saben lo que es importante: que ha nacido un ratón, que una hoja ha caído en el estanque. Si el mundo estuviera poblado de niños…”     

             Por la boca de Arthur Shields (querido mister John) habla Jean Renoir. Estamos en el río. Es el año mil novecientos cincuenta. El niño que habré de ser aún no ha nacido. Cuando me llega la edad de estar en condiciones de saber qué es importante aún encierran a los niños para inculcarles tabúes. Aquella mala educación habría de continuar  años y años. Mientras tanto le pido a Antoine Duanell que me pase un trago de la botella de leche que acaba de robar. También yo he pasado la noche fuera de casa.

     Inquirir, cuestionar, buscar respuestas. ¿Por dónde trepar a los árboles? ¿Cómo rodar mejor por la hierba? Y de pronto: aquellas rendijas por las que se colaba la luz. Asomarse. Mirar. Verse. Allí estaba yo, en el balcón del pueblo, dándole la mano a mi abuelo que hablaba con un hilo de voz. Le dábamos la bienvenida a un señor que se llamaba Marshall. ¡Cómo deseaba una bicicleta por aquél entonces! pero el verano tardaba en llegar. Mientras tanto, frío y hambre. Aquellos huevos fritos que me preparaba mi hermana a escondidas de su marido hacían que, por un momento, me olvidase de la condición de zángano a la que me habían reducido dentro de la colmena. Pero tenía amigos que me ayudaban a olvidar mi mala estrella. Una tarde le pedí al inspector Dylon que me llevase junto a Dan O´Flagerty a la salida de la luna y, mientras compartíamos un trago (de destilación clandestina) bajo la advocación de San John  Ford, Dan me hablaba de sus parientes y de algunos viejos amigos: Fassbinder, Visconti, Herzog, Kurosawa, Berlanga, Kubrick, Rossellini, Wilder, Hawks y muchos otros. A algunos los conocía, a otros sólo había oído nombrarlos. Si eran amigos del viejo O´Flagerty debían ser buena gente; sin duda.

      La conversación alimenta el espíritu y el alcohol el coraje, pero el amor… paradoja: el amor alimenta el hambre. Le pregunto a Abbas “¿Dónde está la casa de mi amigo?” sin embargo, en realidad, se trata de un subterfugio. Lo que quiero es correr a través de los olivos para seguir a Tahereh. Hablarle aunque no me conteste. Es ese tipo de mujer que camina erguida y resuelta; esa que le hace muecas a la adversidad y que llena de sonrisas las noches de verano, la que no cae cuando es incapaz de sonreír porque conoce la vida secreta de las palabras. Esa mujer que desciende del mármol para darse un baño y convierte a Roma entera en un espacio de carnalidad mientras nos recuerda que antes del Apocalipsis hay que apurar los tragos de la dulce vida. Enamorado sí. He estado enamorado y he conocido también la amargura del amor que se frustra. Sentado en una roca, sobre el acantilado, rompiendo las olas, he sumado mis lágrimas al agua del mar.

      Luego vino viajar, tomar distancia. Mirar para ver. Ver para preguntar. Preguntar   para entender. El amor te da alas pero a veces son sólo plumas pegadas con cera. Juzgar hasta dónde podemos subir sin que el Sol nos destruya. O arriesgarlo todo. Merecer ser expulsados del Paraíso; contemplar el cielo sobre Berlín y seguir caminando con las plumas bajo el brazo. Buscar a los otros expulsados de la ciudad de los perros.

      De cuando en cuando detenerse, recalar en algún paisaje que se muestre amable y desear permanecer. Encontrar buenos vecinos. Como Antonia, que me ayudó a mirar a las mujeres de otra manera o Kikujiru, el niño japonés de la casa de al lado, con el que compartí unos días de vacaciones. Echar una mirada al barrio que nos acoge y detenerse en sus procesos. Contemplar las zonas en construcción, pasear, sentirse célula de un organismo, desesperarse por el designio infausto que reduce la vida a una canción sin ritmo. Balada donde todas las notas son iguales. Tempo en el cual lo mismo da que sea miércoles que domingo. Quedarse los lunes al sol rodeado por otros que se buscan como yo me busco hasta que en el horizonte nos despida la luz que agoniza. 

      A veces todo cambiaba sin previo aviso (el cielo gira y donde había ruido y muchedumbre aparecen el silencio y las tinieblas. El paraíso que nos llama ¡ahora! se convierte en el infierno.  El sexto sentido que nos avisa del peligro que puede afectarnos se afila, nos pincha, nos urge a retirarnos). Había que buscar reparo. Las preguntas sin respuesta aparecían mutando la búsqueda en miedo. La manera de conjurar la sinrazón: había que mirar a través de los ojos de otros. El punto de vista de los demás; si no conseguía construir una verdad por lo menos añadía una pieza al puzzle. Eso lo aprendí en la antigua Kioto, sentado bajo las ruinas de un antiguo templo derruido en compañía de un leñador, un sacerdote y un peregrino.

        Después de todo, sobrevivir es cuestión de suerte. Pasó la época de los héroes. Quienes juegan a serlo se arriesgan a atravesar la delgada línea roja que separa la cordura de la enajenación

        Y así crecí y crecí, buscando la luz como las plantas. El azar me ha llevado de aquí para allí. Mi suerte a sido desigual pero no me lamento (no todo pueden ser “delicatesen” en la vida); ni siquiera Jesús, el de Nazareth, pudo evitar el sufrimiento. También yo, al igual que él, gocé de los favores de la deliciosa Marta (y de Gabrielle, de Rebeca, de Lolita, de Fanny, Valentina, Thelma, Louise, Julia, Viridiana… ¡ah, la intimidad! ¿El premio es buscar el amor o encontrarlo?: “cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias”).

        No hay sino la libertad de elegir. Cuando dejo de sentirme libre busco una cobra, juego con ella, pretendo que la hipnotizo y es ella la que me hechiza. Dejo que me pique. Si esto no fuera suficiente y no consigo escapar me miro en el espejo. Si veo que tengo el aspecto de alguien que puede encerrar a un niño en una escuela, inculcarle tabúes o enredarlo en una guerra grito en voz muy, muy alta: ¡ASA NISI MASA! Y entonces aparece el abuelo Fellini con su cabeza hermosa, con sus manos cálidas. Me mira con benevolencia, me hace un guiño, me coge de la mano y me lleva a la cama donde duerme el niño Guido Anselmi junto a otros niños. Vuelvo a tener ocho años y medio. Cierro los ojos y duermo tranquilo.

RESPUESTAS

  1. Una
  2. Para que no lo cierren
  3. Películas aludidas:

 

  1. “El río”.  JEAN RENOIR.
  2. “La mala educación”.  PEDRO ALMODOVAR.
  3. “Los cuatrocientos golpes”. FRANÇOISE TRUFFAUT.
  4. “Bienvenido Mr. Marshall”. BARDEM & BERLANGA.
  5. “Las bicicletas son para el verano”. FERNANDO FERNÁN GÓMEZ.
  6. “La colmena”. MARIO CAMUS.
  7. “La salida de la luna”. JOHN FORD.
  8. “¿Dónde está la casa de mi amigo”?. ABBAS KIAROSTAMI.
  9. “A través de los olivos”. ABBAS KIAROSTAMI.
  10. “Sonrisas de una noche de verano”. INGMAR BERGMAN.
  11. “La vida secreta de las palabras”.  ISABEL COIXET.
  12. “Apocalipsis now”. FRANCIS FORD COPPOLA.
  13. “La Dolce Vita”. FEDERICO FELLINI.
  14. “Rompiendo las olas”. LARS VON TRIER.
  15. “El cielo sobre Berlín”. WIN WENDERS.
  16. “Dogville”. LARS VON TRIER.
  17. “Antonia”. MARLEEN GORRIS.
  18. “Kikojiru”. TAKESI KITANO.
  19. “Barrio”. FERNANDO LEÓN DE ARANOA.
  20. “En construcción”. JOSE LUIS GUERIN.
  21. “Los lunes al sol”. FERNANDO LEÓN DE ARANOA.
  22. “Luz que agoniza”. GEORGE CUKOR.
  23. “El cielo gira”. MERCEDES ÁLVAREZ.
  24. “Paradise Now”. HANY ABU-ASSAD.
  25. “El sexto sentido”. M. NIGHT SHYAMALAN.
  26. “Rashomon”. AKIRA KUROSAWA.
  27. “La delgada línea roja”. TERRENCE MALICK.
  28. “Delicatessen”. JEAN PIER JEUNET & MARC CARO.
  29. “Jesús de Nazareth”. FRANCO ZEFFIRELLI.
  30. “Deliciosa Marta”. SANDRA NETTELBECK.
  31. “Gabrielle”. PATRICE CHÈREAU.
  32. “Rebeca”. ALFRED HITCHCOCK.
  33. “Lolita”. STANLEY KUBRICK.
  34. “Fanny y Alexander”. INGMAR BERGMAN.
  35. “Valentina. Crónica del alba”. ANTONIO JOSÉ BATANCOR.
  36. “Thelma y Louise”. RIDLEY SCOTT.
  37. “Julia”. FRED ZINNEMAN.­­
  38. “Viridiana”. LUIS BUÑUEL.
  39. “Intimidad”. PATRICE CHÈREAU.
  40. “Memorias de África”. SYDNEY POLLACK.
  41. “Ocho y medio”. FEDERICO FELLINI.

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