Einstein


Por Antonio Tausiet

     Ya sé que hay millones de artículos sobre Einstein, una de las personas más famosas de la historia contemporánea. Pero creo que es una obligación por mi parte ordenar los datos de este científico inigualable.

    Como digo siempre, los textos que comparto están, en primer lugar, escritos para mí. Hay una subcategoría de artículos científicos de divulgación que se dedica exclusivamente a afirmar que Einstein tenía razón, porque variados avances experimentales lo confirman. Más allá de su retórica vacua, esa subcategoría confirma que no hablamos de cualquiera cuando nos referimos a Einstein.

    Albert Einstein (1879-1955) fue un físico alemán, con bigote y el pelo alborotado, que revolucionó la comprensión de la realidad. En 1905 publicó la teoría de la relatividad especial, cuya fórmula más célebre es E=mc², que establece la equivalencia entre masa y energía. Ese mismo año publicó otros trabajos que sentaron algunas bases teóricas de la física estadística y de la mecánica cuántica.

   En 1915 presentó la teoría de la relatividad general, en la que reformuló el concepto de gravedad: no se trata de una fuerza a distancia sino de la deformación del espacio que produce la masa. Con ella pudo explicarse la anomalía de la órbita de Mercurio, se teorizó la existencia de los agujeros negros y se sentaron las bases del Big Bang.

   Fue el punto de partida de la cosmología física, que estudia la estructura y la dinámica del universo. En 1919 Einstein se hizo famoso a causa de la comprobación de la relatividad general durante un eclipse solar por parte del físico británico Eddington. Se observó que la masa del Sol curva la luz de las estrellas.

   El efecto fotoeléctrico, descubierto en 1887, consiste en que los materiales que reciben luz producen radiación de electrones, como en las placas solares fotovoltaicas, esas que hacen pareja con los molinos en el top de las energías renovables. En 1921, Einstein ganó el premio Nobel de Física por su explicación teórica del efecto fotoeléctrico, al considerar la luz como partícula (luego llamada fotón) además de como onda.

   Pese a ser por ello uno de los pioneros de la física cuántica, Einstein se negó a aceptar la aleatoriedad del mundo infinitesimal, teorizado por Heisenberg en su principio de incertidumbre y por Schrödinger en su metáfora del gato. A esa oposición se refiere la frase de Einstein “Dios no juega a los dados con el universo”. Sin embargo, la paradójica física experimental ha convalidado la aleatoriedad de la superposición impredecible de eventos.

   A mí me queda la duda respecto a tal supuesto error del privilegiado cerebro de Einstein. Quizás las evidencias experimentales acerca del comportamiento contraintuitivo de las partículas sólo sean conclusiones ciertas de fenómenos que todavía no alcanzamos a racionalizar. De hecho, así es como ha avanzado la historia de la ciencia.

   En sus investigaciones, Einstein introdujo la constante cosmológica, un cálculo que pretendía dejar al universo con dimensiones permanentes. Cuando Hubble demostró en 1929 que el universo se expande, Einstein reconoció su error. Curiosamente, en 1998 se consideró que la aceleración de la expansión podría necesitar de dicha constante.

    En 1932, Einstein se fue a Estados Unidos ante el ascenso del nazismo. Antes de morir, intentó unificar las teorías de la gravedad y del electromagnetismo en la teoría del campo unificado, logro que no se ha conseguido todavía.

    Einstein ha sido llamado “padre de la bomba atómica” por dos razones discutibles. La primera, que la fórmula de la relatividad especial implica que una pequeña masa puede producir mucha energía; lo que no dice es cómo hacer la bomba. La segunda, que advirtió a Roosevelt de que los nazis podrían estar desarrollando la bomba atómica, lo cual impulsó a Estados Unidos a crearla. Einstein era socialista y pacifista, y lamentó haber escrito esa carta.

   Entre las películas y series dedicadas a su memoria, destaco una producción británica para televisión de 2008: Einstein and Eddington, dirigida por Philip Martin. Si bien no es una obra grandiosa, refleja muy bien la vida de Einstein y sus propuestas en el período de entreguerras, con el Reino Unido y Alemania enfrentados y está centrada en el experimento de Eddington durante el eclipse solar de 1919.

    Albert Einstein redefinió la gravedad e incluyó al tiempo en las coordenadas espaciales, demostrando que no es constante. Nos enseñó que la luz se curva y que se puede presentar como partícula. Supo que la masa es energía potencial, que la velocidad tiene el límite de las radiaciones electromagnéticas, y que ese límite es el mismo aunque le sumes otras velocidades. Es, quizás, la persona más relevante del siglo XX. Hay quienes se centran en su vida privada para desautorizarlo. Son los ignorantes de siempre, esos que comulgan con las ruedas de molino de las ideologías contrarias a la razón.

El blog del autor: https://tausiet.blogspot.com/