Comer menos, vivir más.


Por Jesús Sainz

      La obesidad es una pandemia, es decir es una enfermedad que se ha propagado por todo el mundo en las últimas décadas, particularmente en los países desarrollados. Se define como un trastorno complejo que consiste en tener un exceso…

…de grasa corporal.

Jesús Sainz Maza
Científico y Coordinador de la Sección  

    La obesidad no es solo un problema estético. Las personas obesas tienen un riesgo mayor de ciertas enfermedades como las cardíacas, la diabetes, la presión arterial alta, la apnea del sueño, el ictus, la osteoartritis, ciertos tipos de cáncer, y problemas dermatológicos y gastrointestinales. Se estima que cada año fallecen al menos 2,8 millones de personas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud se define como obesidad el tener un Índice de Masa Corporal (IMC), cociente entre el peso y la altura de una persona al cuadrado (kg/m²), igual o superior a 30. Hay sobrepeso cuando el IMC está entre 25 y 29.9; peso normal cuando el IMC está entre 18,5 y 24,9; y delgadez cuando el IMC está por debajo de 18,5.

    Los orígenes de la obesidad son complejos. Los factores más importantes son el comer excesivamente, la falta de actividad física y la susceptibilidad genética. Aunque la obesidad se ha estigmatizado en las sociedades desarrolladas actuales, en el pasado era vista como un signo de riqueza y fertilidad e incluso en algunas partes del mundo se sigue viendo así.

    La frecuencia de la obesidad es diferente entre hombres y mujeres. En general hay más mujeres obesas o con sobrepeso que hombres. Sin embargo, en las sociedades desarrolladas, los hombres padecen de sobrepeso u obesidad con más frecuencia. Estas diferencias se deben a múltiples factores, algunos pocos conocidos todavía. El consumo de alimentos se ve condicionado por el contexto social. Por ejemplo, los datos disponibles indican que las mujeres comen productos más sanos, aunque consumen más azúcar que los hombres. Las tasas de actividad de hombres y mujeres dependen mucho de factores culturales que varían de un país a otro. En algunos países se considera el sobrepeso, tanto en hombres como mujeres, como un signo de fertilidad, salud y riqueza.

    El problema mundial que constituye la obesidad se combate hoy con dietas y programas de ejercicio físico.  Sin embargo, mucho antes de que la obesidad fuera una pandemia, se ha combatido la obesidad con un método infalible: la restricción calórica. La restricción calórica consiste en restringir las calorías consumidas en comparación a las que son necesarias para mantener el peso (desde un 10-15% hasta el 40-50%) pero asegurándose de ingerir todos los nutrientes necesarios. Hay datos que indican que la restricción calórica alargar la esperanza de vida en muchas especies: organismos unicelulares, hongos, arañas, gusanos, peces, roedores y primates. Se ha observado no sólo un aumento de la longevidad, sino menos enfermedades y un retraso en el envejecimiento.

   También hay investigaciones en monos (animales con un 93 % del genoma común a los humanos) en los que se observó que la restricción calórica, sin llegar a la desnutrición, alargaba la vida de los macacos. Además, se producía un retraso en la aparición de enfermedades típicas del envejecimiento.

    En seres humanos hay datos proporcionados por el proyecto CALERIE (“Comprehensive Assessment of Long-Term Effects of Reducing Intake of Energy”). Este estudio analiza las consecuencias de periodos de restricción calórica entre 6 meses y dos años con una reducción en la ingesta de energía del 25%, en hombres de 21-50 años y mujeres de 21-47. Los participantes informaron de que durante las primeras semanas pasaron hambre pero que después se ajustaron a la dieta. Se observó que los individuos con restricción calórica tenían disminuidas la resistencia a la insulina, la insulina en sangre, el colesterol, los daños en el DNA por estrés oxidativo y la tasa metabólica basal. Estos procesos se relacionan con una tasa menor de cáncer, diabetes o Alzheimer, enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

    La restricción calórica se considera beneficiosa desde hace mucho. Un proverbio tibetano dice: “El secreto de una buena vida consiste en comer la mitad, caminar el doble, reír el triple y amar sin medida.”

    En la religión islámica es obligatorio un mes (Ramadán) de ayuno para conmemorar la primera revelación del Corán a Mahoma. Esta práctica se considera uno de los Cinco Pilares del Islam. Durante el Ramadán, desde el amanecer hasta el atardecer, los musulmanes se abstienen de consumir alimentos, beber líquidos, fumar y mantener relaciones sexuales. Esta obligación religiosa probablemente tiene una razón práctica: mejorar la salud de los creyentes. Es similar a la prohibición de comer cerdo para los musulmanes debido a la multitud de parásitos, como la triquina, y bacterias que puede transmitir el cerdo.

    Las razones por las que la restricción calórica aumenta la longevidad no se conocen bien. Pero hay varias hipótesis.

    Una de ellas es la “hormesis”, que es la acción beneficiosa de la respuesta del organismo al estrés biológico de baja intensidad. Esta hipótesis mantiene que la dieta impone un estrés biológico de baja intensidad que suscita una respuesta de defensa que retrasa el envejecimiento. Se han encontrado pruebas de ello en el gusano C. elegans: la restricción del metabolismo de la glucosa aumenta la longevidad al aumentar la resistencia al estrés oxidativo, un factor que causa envejecimiento.

     La hipótesis genética se basa en observaciones que mantienen que el gen Sir2 de la levadura es un gen de longevidad. Este gen suprime la inestabilidad del ADN y es activado por las dietas de restricción calórica. En la levadura, el enzima producido por Sir2 se activa por la restricción calórica conduciendo a un aumento de la longevidad del 30%. En la Facultad de Medicina de Harvard se encontró que el gen SIRT1 (equivalente en mamíferos al Sir2) se activa mediante una dieta baja en calorías protegiendo a las células de morir por estrés.

    Otras hipótesis que explican el envejecimiento son la de los radicales libres y la de la glicación:

    En el organismo, si hay un exceso de energía disponible, se generan más radicales libres de lo normal. Los radicales libres son átomos con un electrón libre, por lo que son muy reactivos y dañan a nuestro cuerpo causando envejecimiento y enfermedades. En situación de restricción calórica se conserva la energía y se generan menos radicales libres.

    La glicación es la modificación de proteínas por la acción de azúcares. La glicación genera proteínas rígidas y con malformaciones lo cual acelera el envejecimiento. La restricción calórica genera menos glucosa en el torrente sanguíneo lo que resulta en menor glicación de las proteínas.

    Como vemos, las hipótesis descritas anteriormente relacionan la ingesta excesiva de calorías con enfermedades y envejecimiento.

    Todo lo anterior sugiere que comer menos (sin llegar a la desnutrición) alarga la vida y reduce ciertas enfermedades. Hay que tener en cuenta que ésta afirmación no es aplicable a ciertas situaciones como el embarazo, personas con enfermedades o muy jóvenes.

   Todavía falta mucho por conocer respecto a la reducción calórica y sus beneficios. Lo que es seguro es lo que afirma el chiste: si comes menos, quizás no vivas más, pero los días se te harán más largos.