El reloj biológico y el efecto de los medicamentos


Por Jesús Sainz

   Durante el invierno de 2011 y los tres inviernos consecutivos, investigadores de la Universidad de Birmingham vacunaron contra la gripe a hombres y mujeres sanos mayores de 65 años en el Reino Unido. La vacunación se hizo entre las 9 y 11 de la mañana o entre las 3 y 5 de la tarde.


Jesús Sáinz Maza
Científico

    La sangre extraída un mes más tarde reveló que los aproximadamente 300 participantes tenían niveles más altos de anticuerpos anti-gripe si habían recibido sus vacunas por la mañana. Los resultados sugieren que los biorritmos de cada individuo modificaron la eficacia de la vacuna.

    El cuerpo humano experimenta ciclos diarios en la expresión génica, en los niveles de proteínas, en la actividad enzimática, y en su funcionamiento en general. El núcleo supraquiasmático (a veces abreviado NSQ) en el cerebro es un centro primario de regulación de los ritmos circadianos, mediante la estimulación de la secreción de melatonina por la glándula pineal, y establece el ritmo de las señales neuronales y hormonales que regulan la temperatura corporal, el comportamiento de alimentación, el descanso o la actividad, las funciones de las células inmunes y otras actividades diarias.

    Muchas hormonas del sistema inmune se producen rítmicamente en ciclos de 24 horas. El cortisol, por ejemplo, del cual se conoce que suprime la inflamación y regula ciertas respuestas inmunitarias mediadas por células T, alcanza picos por la mañana y disminuye a medida que avanza el día. Otras moléculas del sistema inmunológico sufren ciclos similares que podrían provocar diferencias en las respuestas observadas en sus anticuerpos entre las personas que recibieron la vacuna contra la gripe.

   Los datos epidemiológicos y los ensayos clínicos revelan que los medicamentos contra enfermedades como el cáncer, las dolencias cardíacas, las alergias y la artritis entre otras apuntan que hay una sincronización en sus efectos con el reloj interno. Se piensa que suministrándolos a ciertas horas podrían mejorar su eficacia y reducir los efectos secundarios. Aunque este concepto, conocido como cronoterapia, ha existido por lo menos desde hace 60 años, ha recibido poca atención de los médicos. Pero a medida que los biólogos continúan desvelando las complejidades moleculares de los ritmos celulares, están empezando a darse cuenta de lo penetrante que es la influencia del reloj circadiano o los biorritmos en la salud.

    En los últimos 30 años, modelos experimentales y ensayos clínicos han mostrado que el momento de suministrar quimioterapia puede afectar significativamente su toxicidad y eficacia. Estudios en animales con unos 30 fármacos para la quimioterapia han mostrado que la adaptación del tiempo de suministro a los momentos del día en donde actúa el medicamento disminuye los efectos secundarios tóxicos y aumenta su eficacia. En un estudio, las ratas que recibieron el fármaco cisplatino a la hora del día cuando su producción urinaria era más alta (correlación con el metabolismo renal) tuvieron menos efectos nefrotóxicos que los animales que recibieron la medicación a la hora del día cuando su producción urinaria era más baja. En otro estudio, la quimioterapia con oxaliplatino causó menos lesiones intestinales y menos supresión de médula ósea en ratones cuando se administró durante la noche, posiblemente porque la síntesis de ADN en la médula ósea es más alta durante el día en ratones. Los fármacos para la regulación del colesterol en los seres humanos, como la simvastatina son más eficaces cuando se toman a la hora de acostarse. Por consiguiente, se ha recomendado durante mucho tiempo tomar dichos medicamentos por la noche.

   Aún así, los investigadores y los clínicos que trabajan en cronoterapia todavía se enfrentan al escepticismo, y la implementación de un nuevo protocolo de administración de fármacos o la obtención de la aprobación regulatoria de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para las indicaciones de la hora del día sigue siendo un desafío. Por lo tanto, mientras la comunidad de investigación biomédica está empezando a tomar nota de los ritmos internos del cuerpo, terapias cronometradas siguen siendo la excepción a la regla.

   Sincronizar los medicamentos con el reloj circadiano es más fácil de decir que de hacer, ya que no todos los ritmos son los mismos. Y para los pacientes que sufren insomnio, disminución del apetito o cansancio que reduce su actividad física es porque el reloj en sí mismo a menudo funciona mal.

   Los investigadores están trabajando ahora para averiguar cómo normalizar los ritmos circadianos de los pacientes. En un pequeño estudio de 32 pacientes con cáncer de mama metastásico, se encontró que la melatonina –una hormona que regula los biorritmos y que a menudo es utilizada para hacer frente al “jet lag” o al insomnio- mejoraba la calidad del sueño y la expresión matinal de los genes circadianos. Resultados preliminares de un estudio en el Mount Sinai Hospital de Nueva York sugieren que la exposición a luz blanca brillante, que afecta a los biorritmos, puede reducir la fatiga relacionada con la enfermedad en pacientes con cáncer de mama.

    Para los crono-biólogos, el tiempo es un aspecto a menudo ignorado mientras que todos los esfuerzos se concentran en encontrar un fármaco adecuado para el paciente y la dosis correcta. Sin embargo, dicen, el tiempo de suministro de un medicamento ofrece otra forma de mejorar la terapia y mejorar la salud que en general no se está utilizando.

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