El gran chollo del cambio climático

 


Por Jesús Sáinz

   Hace unos días se ha publicado en el ABC un artículo donde se describe cómo la Tierra pasó por una Pequeña Edad de Hielo desde el S XIII hasta finales del S XIX, hasta el punto que los londinenses podían patinar sobre el Támesis. Esto me ha hecho pensar, ¿no será que la Tierra estaba muy fría y estamos volviendo a lo normal? Esta información parece ser que avala que la teoría del cambio climático es una estafa…. A este respecto me gustaría recuperar un artículo mío que, hace ya tiempo, escribí para el Pollo Urbano.  En el apartado de Recuperando materiales mostraré otro, publicado en el 2004, que espero no tenga desperdicio: «Arte y supervivencia» ¡Que los disfruten!

    El artículo citado del ABC:

http://www.abc.es/20120131/ciencia/abci-enigma-pequena-edad-hielo-201201311208.html

El gran chollo del cambio climático

   El cambio climático está de moda como parte del discurso de algunos políticos. En las promesas de estos salvadores del planeta subyace un apocalíptico mensaje: “votadme o la raza humana correrá peligro de desaparecer”.

   Entre dichos políticos se halla Al Gore, el que fue vicepresidente de Bill Clinton. Además tiene en su haber la pérdida de las elecciones contra George Bush. Hoy predica que hay salvar el planeta amenazado por la actividad industrial humana que genera dióxido de carbono (CO2) aumentando el efecto invernadero y la temperatura global. No es un discurso político novedoso. La teoría de que el calentamiento global es causado por la combustión de carbón y gasolina fue promovida por la conservadora Margaret Tatcher para favorecer el uso de energía nuclear en lugar de carbón y así reducir el impacto de la huelga de los mineros.

   Pero una cosa es el dicho, de Gore, y otra el hecho. Cuando una pequeña fundación dedicada a la investigación energética, el “Tennessee Center for Policy Research”, investigó el gasto eléctrico de Gore, encontró que el político no daba buen ejemplo. El consumo energético de la familia Gore en su mansión de Nashville es 20 veces mayor que el del hogar medio norteamericano, que se distingue precisamente por ser el mayor consumidor del mundo. 221.000 kilovatios-hora (Kwh.) en 2006, con un coste de unos 30,000 dólares. En su informe, la fundación decía que Gore merecía un premio a la hipocresía. A partir de estas revelaciones los miembros de la fundación se convirtieron en objeto de amenazas de muerte e insultos y su página web se vino abajo debido a los ataques. Poco después, Gore fue interpelado en el Congreso y su imagen quedo en evidencia cuando no aceptó recortar sus gastos ante la petición de otros congresistas.

   El “políticamente correcto” Al Gore afirma que compra el derecho a consumir en exceso usando el sistema de canje de emisiones de carbono. Traducido, esto significa que los ricos como Gore pagan una cuota para permitirse el lujo de derrochar los recursos del planeta que pretenden defender. La cuota se invierte en reducir las emisiones de carbono en el mundo en desarrollo. Estas cuotas de consumo o “carbono créditos” son como las indulgencias que vendía la Iglesia en la Edad Media para perdonar los pecados. Lo más interesante es que el dinero de la cuota de Gore se queda en la familia. La compañía que se encarga del canje se llama “Generation Investment Management”, una sociedad privada, con oficinas en Londres y Washington DC, que se dedica a invertir dinero y promete grandes beneficios a sus clientes. Su presidente y socio fundador como habrán adivinado los lectores es ¡Al Gore!

    Otro de los negocios de Gore es una mina de cinc, de la que es propietario y que, durante los años 1998 y 2003, emitió 1,8 millones de kilos de vertidos tóxicos en el agua y en el aire. El mismo Gore aceptó ante la prensa de su país que la mina era muy “sucia”. Pero le ha proporcionado beneficios económicos durante los últimos 30 años. También saca sabrosos beneficios con el libro y el documental en los que predice una catástrofe en el planeta debido a nuestros excesos consumistas e industriales. No sé si es sincero, pero sí parece tener buena vista para los negocios.

   La lucha contra el cambio climático es un gran negocio. Se calcula que los ciudadanos de los países firmantes del Protocolo de Kyoto pagarán unos 150.000 millones de dólares cada año para, en teoría, retrasar 6 años el efecto del cambio climático. Según la ONU, dotar de agua potable y sanidad a todos los habitantes del mundo costaría la mitad.

   ¿Quién se va a beneficiar de los 150.000 millones? Unos cuantos al menos. Por ejemplo, todos aquellos que reciben dinero relacionado con las actividades del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). Este organismo defiende como causa del calentamiento global la actividad humana y ha sido acusado de haber sido creado con esa finalidad. Aquellos que tienen puestos de trabajo, cátedras, becas, estudios pagados, premios, etc. orientados a apoyar las decisiones del Protocolo de Kyoto. Todos los divulgadores, o empresas editoriales que se ganan la vida creando productos educativos para promocionar la conciencia sobre el cambio climático. Los directivos de organizaciones como Greenpeace. Las empresas subvencionadas para que dejen de contaminar. Todos aquellos que reciben el dinero que invierten las grandes empresas petroquímicas en el lavado de su imagen. Y sobre todo empresas energéticas competidoras de la industria petroquímica. Una de ellas, Enron, fue protagonista de uno de los escándalos de corrupción y estafa más sonados de los últimos años, siendo varios de sus directivos encarcelados. Además, fue acusada por la prensa estadounidense de influenciar al gobierno de Clinton mediante donaciones a su partido cuando Al Gore era Vicepresidente. Un tratado contra el calentamiento global supondría un enorme incremento de los beneficios de la compañía.

    La subvencionadísima y multimillonaria industria del cambio climático contiene a parte de la comunidad científica. Aunque muchos científicos no creen que el calentamiento tenga su origen en la actividad humana. Un ejemplo particularmente ilustrativo es el de Roger Revelle, ya que fue el profesor admirado por Al Gore en Harvard y un científico pionero que le introdujo en los misterios del cambio del climático. Lo que Gore no cuenta es que Revelle en sus últimos años mostró escepticismo acerca de los conocimientos sobre el calentamiento del planeta. En 1991 concluyó, en su última publicación, que no había base científica sólida para explicar el calentamiento global y por tanto para tomar ninguna decisión práctica. Explicaba que eran necesaria décadas de investigación para entender mejor el calentamiento y el efecto invernadero, y decía literalmente que “Medidas drásticas, precipitadas y sobre todo, decisiones unilaterales para retrasar el hipotético impacto del efecto invernadero, pueden costar pérdida de trabajos y de prosperidad e incrementar el coste humano de la pobreza en el mundo, sin obtener resultados.”

   Muchos científicos apoyan el escepticismo de Revelle. Por ejemplo, un estudio reciente de la Universidad de California en Davis concluyó que la cantidad de CO2 en la atmósfera hace 300 millones de años era alrededor de 2.000 ppm. (partes por millón). En la actualidad, el nivel de CO2 es de 300 ppm. Como apuntó el prestigioso científico Richard Lindzen, sería interesante que alguien explicara qué o quién generó los altísimos niveles de CO2 hace 300 millones de años cuando no había actividad humana industrial. Si el incremento del CO2 se debe fundamentalmente al consumo de gasolina ¿quién quemaba gasolina o petróleo hace 300 millones de años? No es sorprendente que dicha pregunta no tenga respuesta ya que varios científicos especializados en el campo, como Ian Clark o Tim Ball entre otros, han difundido datos que muestran que es el calentamiento lo que aumenta el CO2 y no al revés.

   Como han denunciado la prensa internacional, grupos de científicos y varias instituciones, los ejemplos de Gore sobre el cambio climático son muy discutibles. Uno de sus ejemplos es el peligro de subida del nivel del mar cuando los hielos de la Antártida, Groenlandia y el polo ártico se derritan. Olvida decir que la temperatura de la Antártida no solo no aumenta sino que disminuye. Nos muestra imágenes de grandes bloques de hielo cayendo al océano en una zona que representa el 2% de la Antártida, pero ignora el hecho de que el 98% restante crece 26,8 miles de millones de toneladas de hielo cada año. Tampoco menciona que en 1920 Groenlandia tenía temperaturas como las actuales e incluso se calentaba más rápidamente. En su video predice el desastre en ciudades como Nueva York, Calcuta o Ámsterdam cuando el mar aumente su nivel en 20 metros. Ignora que incluso los expertos del IPCC calculan que las aguas del mar subirán 40 centímetros, o en el peor de los casos 60 centímetros.

   Otro ejemplo son los 34.000 muertos a causa del calor el año 2003 en Europa. No menciona que no se pudo establecer una relación del calor con el nivel de CO2 y por tanto con el calentamiento causado por el gas. Investigaciones científicas e incluso el IPCC atribuyeron la ola de calor de aquel año a fluctuaciones climáticas normales y no al CO2. Un ejemplo más es la desaparición de los hielos del Kilimanjaro que Gore atribuye al calentamiento obviando que la temperatura de la cumbre ha descendido 0,22º C desde 1979.

    Gore ha declarado que “el mayor problema de la Humanidad es el cambio climático». Esto parece una exageración cuando se piensa en las enfermedades infecciosas, como la malaria, el sida, y sus efectos como la diarrea que matan a 15 millones de personas cada año.

    Muchos científicos, autores y estudiosos disienten de la opinión de Gore. Paul Driessen, autor del libro “Green Power, Black Death”, ha calificado esta actitud de “Eco-Imperialismo”. Con este término se refiere a la imposición por la fuerza de los puntos de vista de los países ricos para proteger el medio ambiente a costa incluso de la vida de los habitantes de los países pobres o en vías de desarrollo. La malaria ha estando matando 2 millones de personas cada año en los países pobres en gran parte debido a la prohibición del pesticida DTT que fue impulsada por grupos de presión defensores de la protección ambiental. Roy Innis, Presidente del “Congreso para la Igualdad Racial” ha advertido que las restricciones de la Unión Europea para el uso del DTT contra la malaria han “matado a muchos niños negros.” Como dice Driessen con sarcasmo, “mosquitos sostenibles, personas desechables.”

   Otros como Bjorn Lomborg, profesor en la Escuela de Negocios de Copenhague, escritor, antiguo miembro de Greenpeace y autor del polémico libro “El ecologista escéptico”, proponen otras alternativas para mejorar la calidad de vida de la humanidad. Como Director del Instituto de Evaluación Medioambiental danés organizó el “Consenso de Copenhague”, un grupo de estudio para determinar cuáles eran los problemas que afectan al bienestar global y el orden de prioridades para resolverlos. El Consenso fue financiado por el gobierno danés, apoyado por la revista The Economist y constituido por un comité de reputados economistas.

    El Consenso de Copenhague elaboró una lista de problemas por orden de prioridad. La lista colocaba en los primeros puestos la prevención del SIDA, la lucha contra la malaria y contra la pobreza, el proporcionar agua potable, y la lucha contra el hambre; mientras que colocaba en los últimos puestos al cambio climático y consideraba la lucha contra este problema un mal uso de los recursos. Las conclusiones están recogidas en el libro “Global Crises, Global Solutions” publicado en el 2004 por la Cambridge University Press. Como en el caso de la pequeña fundación que descubrió el derroche energético de Gore, por atreverse a enfrentarse al “lobby” del cambio climático, Lomborg fue objeto de duros ataques personales y científicos en revistas que le negaron el derecho de réplica con una campaña de censura. Fue también denunciado y desprestigiado ante organismos estatales con acusaciones de las que Lomborg fue finalmente absuelto.

    Todo lo anterior hace pensar que no están claras las causas del cambio climático ni su importancia relativa para la humanidad. Lo que sí parece claro es el interés económico de algunos grupos en defender su importancia, el uso que se está haciendo de él como arma política, y la falta de tolerancia y racionalidad ante opiniones contrarias.

    Quiero acabar con un párrafo final dedicado a la censura y a aquellos que les gusta la música de Zappa. Hace unos años, leyendo la autobiografía del músico, me enteré de que en los 80 la mujer de Gore, con el apoyo de su marido, organizó un grupo para la censura de las canciones con letras “que no eran para niños”. Frank Zappa declaró ante el Senado para defender la libertad de expresión y definió a la organización de los Gore como un grupo de “terrorismo cultural” cuyas propuestas eran equivalentes a “tratar la caspa mediante la decapitación”. Pese a ello, Gore y su mujer consiguieron que las canciones con letras “explícitas” hoy tengan que llevar etiquetas de advertencia del “peligro” que representan cuando salen a la venta en el mercado norteamericano. Esto ha conseguido que muchas grandes cadenas ya no distribuyan dicha música creando un efecto censura como denunció Zappa. Para aquellos que quieran saber más del asunto, les recomiendo la autobiografía del músico «The real Frank Zappa”. Un libro que les divertirá y que es tan real como la vida misma.


RECUPERANDO MATERIALES

Arte y Supervivencia (2004)

   ¿Ayuda el arte a sobrevivir? El arte es difícil de explicar desde un punto de vista biológico y evolutivo y sin embargo está íntimamente ligado al ser humano. Hay datos que sugieren que el arte estaba presente en nuestros orígenes. Los habitantes de África se decoraban el cuerpo con color ocre hace más de 100.000 años. Pero, si consideramos el arte una necesidad no inmediata ¿porqué se ha seguido practicando a lo largo de toda la historia humana?

    Los antropólogos ven el arte como a la religión o los rituales: sirven para aglutinar a la sociedad. Los arqueólogos describen las estatuas Paleolíticas de mujeres desnudas como “diosas” o “símbolos de fertilidad”. Estas interpretaciones en general no se apoyan en ninguna evidencia. Sería igualmente lógico hablar de pornografía Paleolítica. En cualquier caso, desde un punto de vista biológico, una función religiosa del arte no tiene sentido… a no ser que sea un encargo de la Iglesia. Otras interpretaciones consideran el arte como una forma de apaciguar a los espíritus (o los dioses.) Estas interpretaciones ignoran el hecho de que los espíritus (o los dioses) quizás no existan y por tanto no tendría ninguna ventaja apaciguarlos.

   Si no nos limitamos a lo que –con arte- la élite intelectual define como Gran Arte, encontramos que el arte está en todos los adornos a la vida cotidiana: joyas, vestidos, coches, casas, decoración, muebles, maquillaje, jardines, tatuajes, cicatrices, comportamiento, etc. Probablemente la decoración corporal, los vestidos y las joyas fueron las primeras formas del arte ya que están presentes en prácticamente todas las culturas.

   Dado que el arte es costoso y aparentemente inútil ¿Qué es lo que da su permanente universalidad? Para Darwin toda actividad de alto coste, aparente inutilidad y de belleza manifiesta suele indicar una conducta que disimula la intención de seducir. Si la práctica del arte proporcionara un mayor status social o sexual, entonces sí estaría favorecido por la evolución biológica. En la literatura evolucionista hay numerosas observaciones que apoyan la teoría de que la ornamentación visual es un producto de la selección sexual. La cola de los pavos reales sería un elaborado producto de arte natural seleccionado a lo largo de muchas generaciones por las preferencias sexuales de las pavas. Los machos de unos pájaros australianos llamados “bowerbirds” construyen nidos enormes y decorados profusamente donde copulan con las hembras. Estos nidos que tienen una altura diez veces mayor que la del pájaro serían el equivalente de un piso humano de 18 metros de altura. Durante la época del apareamiento los pájaros machos dedican toda su energía a construir su nido y a destruir el del vecino. Las hembras eligen a los pájaros en función del tamaño y decoración del nido y los machos con nidos superiores llegan a copular hasta 10 veces al día con hembras diferentes. Cuando han sido inseminadas, las hembras construyen un nido muy pequeño donde crían sus vástagos sin ayuda ninguna del macho, igual que las amantes de Picasso. Estos pájaros crean lo más cercano al arte humano en la naturaleza y su arte no tiene otra función que facilitar el apareamiento. Un ejemplo en el género humano es la tribu Bororo. Estos pastores nómadas que viven en los desiertos nigerianos celebran una fiesta anual en la que se pintan y ornamentan sus cuerpos y bailan durante siete noches enteras. Al final de la ceremonia los hombres se alinean y las mujeres eligen a sus favoritos. Las mujeres Bororo tienden a preferir hombres cuyas pinturas y decoración son muy elaboradas. Así que parece razonable pensar que el arte surgió y evolucionó como un mecanismo para atraer sexualmente usando la seducción de los sentidos y como muestra de las habilidades que calificaban al artista como parte de una élite selecta.

  En fin, que para los evolucionistas el arte ni tiene una función religiosa o social ni es la sublimación de la pulsión sexual sino que es una práctica ventajosa para la selección sexual. Sin saberlo, quizás Picasso metaforizaba lo mismo cuando repitiendo la ironía de Renoir dijo que él pintaba con el pene.