Coles como luciérnagas

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Por Carlos Calvo

Decir col es una manera de encantar. El nombre de una cosa es la misma cosa, cuando la cosa tiene nombre. Hay nombres que saben a hierba o a mar. Los hay que huelen a caramelo. Nombrar tuvo que ser antes que el gran estallido de materia.    Se llevó el agujero negro de nombres y se expandió el universo. Un hombre se llamó elegido y subió al cocotero para hablar con las nubes que esperaban turno en el registro. La lluvia se resistió a ser nombrada porque quería ser agua, río, lechuga o col.

La acción es el hervor del pensamiento. Tanto en el sobresalto que alimenta lo cotidiano como el desasosiego con que miramos hacia delante está en juego nuestra dignidad. El arte configura una forma volátil de la importancia de su trascendencia. Porque el arte debe ser contado como se cuenta la vida, porque el arte es la vida. Como las coles y sus hojas.

El arte, como el amor, es un sentimiento. A veces da calor, otras sonroja, en ocasiones lo palpamos. Hasta hay quien asegura que hizo una vez un guiso de coles y le salieron iluminadas. Si pesa, se puede calificar, establecer categorías. La cultura debe ser algo vivo, que vaya de lo micro a lo macro con la misma fluidez que debe ir de lo que forma parte del arraigo y el orden académico, hasta lo que es indagación, búsqueda y desorden conceptual. Tanto aporta a la cultura un éxito como un fracaso. ¿Quién da el certificado de éxito y fracaso? ¿Quién se atreve con unas coles iluminadas?

Esta col que me como de la huerta de mi primo el profesor es un producto ¿aficionado o profesional? No lo pregunto, no entra en nuestro planteamiento. La col, y eso es lo importante, está rica, sabrosa, incluso excelente. En todo el ámbito de la cultura de exhibición, sin concesiones, deberíamos adoptar la misma postura, estar abiertos a lo que se nos ofrece, no a la parafernalia y los condicionantes de la propaganda. El rango, en efecto, que se adquiera por el valor real, no por el supuesto. Como un campo de coles bioluminiscentes.

Coles que brotan de la tierra, luminosas como luciérnagas. Es la pregunta irónica del artista afincado en Zaragoza Miguel Ángel Gil (Barcelona, 1966), ganador del premio internacional de cerámica Cerco 2013, una obra que muestra un paisaje compuesto, esto es, por coles de cerámica, iluminadas en su interior, como un grito a la manipulación genética y el control de las semillas. Los vegetales luminiscentes, realizados en porcelana traslúcida, le confieren al conjunto un aspecto surrealista, un mundo onírico e irreal que, muchas veces, resulta la visualización de un futuro carente de sentido, pero no menos absurdo que el que está por llegar.

Campo de coles bioluminiscentes como eje estético de la obra, como posibilidad que tiene la porcelana para reproducir cada uno de los detalles de los vegetales. Coles que brotan de la tierra, luminosas como luciérnagas. Decir col es una manera de encantar.

 

CAMPO DE COLES BIOLUMINISCENTES

-Descripción técnica-

 

La instalación consiste en una intervención en un campo de cultivo, o en su defecto en un jardín urbano.

En el espacio de colocaran unas plantas iguales a las de la col, pero reproducidas en bronce y patinadas para lograr el verde original, así como estabilidad a la intemperie, estas se ubicarán equidistantes entre ellas, a la manera de una plantación de coles, según se aprecia en las fotografías. En el centro de cada planta de fija una de las coles realizada en porcelana. Para su obtención se utiliza la técnica de inmersión de la col vegetal en una barbotina de porcelana y celulosa, hasta lograr el espesor deseado, dejándola secar para posteriormente cocerla a 1280ºC. Se trata de obtener el grosor necesario que permita apreciar los detalles del vegetal y que a su vez tenga la fortaleza suficiente para resistir un ambiente exterior.

Bajo la tierra se montará un sistema de cableado preparado para la intemperie, que alimentará una lámpara led bajo cada col, estas a su vez dispondrán de un agujero en su base que permita alojar cada una de las lámparas en su interior.

El tamaño del campo intervenido y el número de coles iluminadas, será de vital importancia para contribuir al efecto deseado, a mayor tamaño, mayor es la extrañeza que se pretende conseguir.

El campo no tendrá más iluminación que la proveniente de las coles luminiscentes.

CAMPO DE COLES BIOLUMINISCENTES

-Descripción plástica-

 

El proyecto propone la instalación de un campo o jardín, según las posibilidades del espacio disponible, planteado como si se tratara de una plantación de coles. Con la disposición típica en hileras de este tipo de cultivos, se disponen las plantas de la col, realizadas en bronce patinado para simular el verde de las hojas, sobre ellas se colocan las coles de porcelana traslúcida, y en el interior de cada col un dispositivo luminoso con tecnología led, alimentado mediante una instalación eléctrica montada bajo la tierra. Es necesario sustituir la parte vegetal por otra de bronce que la reproduce, para asegurar de esta manera la estabilidad y durabilidad a la intemperie.

En la instalación me parece de vital importancia la semitrasparencia de la porcelana, como eje estético de la obra. La posibilidad que tiene la porcelana para reproducir cada uno de los detalles de los vegetales, y la cualidad de potenciarlos mediante la luz, es la base artística del proyecto.

La imagen resultante de este campo de vegetales luminiscentes, según se aprecia en las fotografías, tiene un aspecto surrealista, el cual, además de la intención conceptual que como autor le atribuyo, puede entroncar con el mundo onírico e irreal que en ocasiones resulta la visualización de un futuro carente de sentido, en el que nos alimentaremos con pastillas de colores, vestiremos trajes plateados o los automóviles volaran entre los edificios de las ciudades, futuro por otra parte absurdo, pero no menos descabellado que él está por llegar. En resumen, una imagen imposible pero real.

CAMPO DE COLES BIOLUMINISCENTES

-Descripción técnica-

    La instalación consiste en una intervención en un campo de cultivo, o en su defecto en un jardín urbano.

     En el espacio de colocaran unas plantas iguales a las de la col, pero reproducidas en bronce y patinadas para lograr el verde original, así como estabilidad a la intemperie, estas se ubicarán equidistantes entre ellas, a la manera de una plantación de coles, según se aprecia en las fotografías. En el centro de cada planta de fija una de las coles realizada en porcelana. Para su obtención se utiliza la técnica de inmersión de la col vegetal en una barbotina de porcelana y celulosa, hasta lograr el espesor deseado, dejándola secar para posteriormente cocerla a 1280ºC. Se trata de obtener el grosor necesario que permita apreciar los detalles del vegetal y que a su vez tenga la fortaleza suficiente para resistir un ambiente exterior.

    Bajo la tierra se montará un sistema de cableado preparado para la intemperie, que alimentará una lámpara led bajo cada col, estas a su vez dispondrán de un agujero en su base que permita alojar cada una de las lámparas en su interior.

    El tamaño del campo intervenido y el número de coles iluminadas, será de vital importancia para contribuir al efecto deseado, a mayor tamaño, mayor es la extrañeza que se pretende conseguir.

    El campo no tendrá más iluminación que la proveniente de las coles luminiscentes.

-Descripción plástica-

     El proyecto propone la instalación de un campo o jardín, según las posibilidades del espacio disponible, planteado como si se tratara de una plantación de coles. Con la disposición típica en hileras de este tipo de cultivos, se disponen las plantas de la col, realizadas en bronce patinado para simular el verde de las hojas, sobre ellas se colocan las coles de porcelana traslúcida, y en el interior de cada col un dispositivo luminoso con tecnología led, alimentado mediante una instalación eléctrica montada bajo la tierra. Es necesario sustituir la parte vegetal por otra de bronce que la reproduce, para asegurar de esta manera la estabilidad y durabilidad a la intemperie.

     En la instalación me parece de vital importancia la semitrasparencia de la porcelana, como eje estético de la obra. La posibilidad que tiene la porcelana para reproducir cada uno de los detalles de los vegetales, y la cualidad de potenciarlos mediante la luz, es la base artística del proyecto.

     La imagen resultante de este campo de vegetales luminiscentes, según se aprecia en las fotografías, tiene un aspecto surrealista, el cual, además de la intención conceptual que como autor le atribuyo, puede entroncar con el mundo onírico e irreal que en ocasiones resulta la visualización de un futuro carente de sentido, en el que nos alimentaremos con pastillas de colores, vestiremos trajes plateados o los automóviles volaran entre los edificios de las ciudades, futuro por otra parte absurdo, pero no menos descabellado que él está por llegar. En resumen, una imagen imposible pero real.

-Descripción conceptual-

     El proyecto “Campo de coles bioluminiscentes” platea una hipotética manipulación genética, como reflexión sobre el uso de la agricultura alterada genéticamente al servicio de intereses privados.

     Actualmente en nombre de la “rentabilidad agrícola” y de la obtención de mayor producción de alimentos, estamos asistiendo a un proceso de manipulación de las plantas de las cuales nos alimentamos, sin conocer la repercusión real de estos procesos en nuestra salud. A esto habría que añadir un control, por parte de las multinacionales de productos agrícolas, sobre las variedades de plantas y sus semillas, a través de la comercialización de híbridos no aptos para la siembra, provocando la dependencia, en los agricultores, de estas empresas a la hora de sembrar las nuevas plantaciones.

    La propuesta consiste en un campo de coles, las cuales han sido manipuladas con genes del insecto coleóptero polífago denominado lampírido, entre los que se encuentra la luciérnaga. Esta familia de insectos poseen la particularidad de producir luz en determinadas circunstancias, por un proceso de oxidación de la luciferina en presencia de la enzima luciferasa. Este proceso recibe el nombre de bioluminiscencia y emite una luz brillante con poca elevación de la temperatura.

     No sé si es necesario comentar aquí la gran cantidad de ventajas que nos ofrecería el hecho de que las coles sean luminiscentes, pero por enumerar algunas, hablaré de lo útil que sería para el agricultor poder cosechar sus campos durante la noche con escasas condiciones de luz, o, por citar alguna otra de sus muchas aplicaciones, el uso de la col como lámpara doméstica antes de que llegue la hora de su consumo. No creo que sea necesario enumerar ahora sus muchas otras virtudes, ya que de eso se encargara en su momento una buena campaña de marketing.

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