Está lloviendo en Zaragoza


Por Dionisio Sánchez &+
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

    Es finales de junio y estamos a 40 grados en Zaragoza. El cielo se ha encapotado y comienzan a caer unas gotas recias que avivan el bochorno.

    No hay nadie en los bares de los amigos. No hay dinero. Un menú de 9 euros en el burguer y otra vez al tajo. Cuando no hay trabajo la siesta se hace obligatoria. Durmiendo no se gasta.  El Pollo saldrá en breves  y no hay siesta que valga. La profesionalidad es un concepto muy arraigado entre los mierderos. Yo soy de ese club sin ambajes.

   De camino a la redacción un moro acaricia con la mirada la hormigonera silenciosa que le da su vida anónima. Si la máquina se para, habrá que meter los sueños en la mochila y reemprender el regreso con el fracaso a las costillas. Sueño que me voy a fumar un porro. Menos mal que desde Andalucía subió la yerba hacia el norte. Cuando se está tieso, un porro parece que  te reconcilia con la vida. Los periódicos locales ya no dicen  nada. Todo el mundo anda acocojonao recortando humo. Mi maría era de cultivo propio: dos matas, pero como me sabía  administrar tenía  más kilos que el pachá de Alejandría. A mí nunca me pillaron  endrogao. Ya no se puede ni beber Ambar. El monopolio localista pone a 1.70 € el miserable botellín cada día más escurrido (dicen que es por el “packaging ”¡Qué asco! Voy a aprender a hacer cerveza. O, mejor, beberé vino a granel. ¡Qué rico era el vino de la cuba de mi padre con gaseosa!  O imagino que me fumo un porro y   me salgo a la calle a que me moje gratis la lluvia de verano.

     Qué veranos más raros tenemos últimamente en la ciudad desde que manda una alcaldesa florista y jardinera que tiene pinta de ejercer el bastón hasta que nos muramos todos, ante la pachorra y el abismo gansteril ante el que está abocada su mismísima oposición. Todavía llevo camiseta y camisa de manga corta. Creo que voy a comenzar a ir en pelotas por la calle. Y pronto, cuando lleguen las vacaciones sin un duro, igual me hago un tatuaje de colorines en los brazos y me pongo un “piercing” en la polla para asustar en La Campana o en el Karisma a mis amigas. Aunque  ya no sé si tengo amigas o sueños de que las tuve.

    Me acabo de imaginar que me he quemado liando el porro porque he puesto el papel al revés, he chupado con la lengua lo que no era la goma de cerrarlo y, al prenderlo, la saliva se ha secao y se me ha caído todo entre las piernas. Y, encima, fantaseo con  que me he quemao el pantalón. Voy a volver a hacerlo pero poniendo atención. No se puede improvisar en la liada. La liada como cualquier hábito exige un poco de estar en lo que se está. Cuantas veces, en pleno bolingueo, uno se mea porque a fuerza de hacer el gesto, te olvidas de que solo te ha salido media chorra y con media chorra no se puede llegar al retrete, se aturulla la avutarda y sale la orina  a borbotones recorriéndote la pernera del vaquero. ¡Qué bochorno! Bueno, como hay poca luz, a esperar a que se seque ¿Y el olor? Que le den por el culo ¡Otro botellín, camarada!

   Ahora sí que llueve con dos pelotas. Debe ser lo del cambio climático. En el Pleistoceno, entre la glaciación   de Riss o Illinois y la más reciente de  Würm o Wisconsin pasaron 120.000 años ¡Anda que no tiene cojones lo del cambio climático de cien años para acá! Estamos locos, casi seguro. Pero ¡oye!  “es lo que hay” que dicen los neocastizos. Yo soy ecologista. Yo tiro todo al suelo para que trabajen los profesionales. Jamás le quitaré ni su trabajo ni su pasta a los currantes  que hacen su tarea para que seamos sostenibles ni a las ejemplares empresas que los contratan. Quién nos iba a decir que la basura era un negocio de cantidades casi inconmensurables. Y lo bien que lo vieron los ecologistas. Hay uno, que lo conozco yo, que se hizo el gerente mejor pagado de España enamorándose de los detritus….

Ha dejado de llover y ya han pasado, como en la ranchera, muchas horas. Hay que cerrar el Pollo. Me voy al Gallinero a tomarme un par de  cervezas.

    Ya está: “¡Ahora sí que sí!” ¡Pollo al mundo! Con dos cojones y un palo….aunque estemos tiesos.

    Amigos compañeros y camaradas, feliz verano y a disfrutar de este Pollo que nos va a dar al menos buena sombra. Eso sí que se lo aseguro y a más, a más, se lo juramos por Arturo.