Cultura y participación ciudadana en la era digital / Esteban Villarrocha


Por Esteban Villarrocha

   Todos caemos en una gran ansiedad cuando la normalidad se interrumpe brusca y prolongadamente y da paso a momentos donde el elogio…

…de la mediocridad parece ponerse en valor en el debate político, en pleno avance de la innovación tecnológica la mediocridad muestra una gran falta de miras en el futuro, esta reflexión sobre políticas culturales y participación ciudadana en la era digital, surge de un símil teatral que manifiesta el problema a debatir, son dos las palabras que acompañan siempre a la actuación teatral, una de ellas es el “texto”, lo que se dice, y la segunda, y no menos importante, es la “acción”, lo que sucede. Lo que se dice y lo que se hace, este es el círculo viciado del debate, la pescadilla que se muerde la cola de la participación ciudadana en la era digital. Una cosa es el discurso y otra la realidad que vivimos en este imparable cambio cultural y tecnológico que se acelera constantemente.

   Mucho se habla de participación ciudadana en el proceso de fomento de las actividades culturales y más en la eclosión de la cultura digital que se impone imparable, en principio esta digitalización facilitara esta participación ciudadana y mejorara las audiencias y los usos culturales.

    Estas reflexiones han surgido de las prácticas de los consejos ciudadanos creados por la administración cultural para favorecer la participación en el área de la cultura, consejos creados para favorecer la trasparencia y la participación pero las más de las veces han generado confusión e imparcialidad frente a la claridad y el consenso que venían ha defender, estos consejos ciudadanos deberían garantizar los derechos culturales de los ciudadanos y este es el quid de la cuestión como la participación de los agentes culturales en las políticas culturales que se avecinan con la innovación tecnológica y pueden mejorar este proceso de digitalización y garantizar los derechos de acceso universal a los derechos culturales por parte de todos los ciudadanos, desde luego con estos organismos caducos pienso que no. La digitalización nos obligará a innovar los procesos participativos.

    Las políticas de transparencia, hoy, no se solucionan en foros donde todas las opiniones son válidas vengan de donde vengan, cual tertulianos televisivos, es el momento de utilizar la digitalización como elemento de participación y mediación. La innovación también es necesaria en los procesos de participación y transparencia.

     En España, el proceso de digitalización de la sociedad, que va mucho más lento de lo esperado, se deja sentir fundamentalmente en la distancia y en la barrera digital que pone la administración frente a los administrados. De modo que, desde el punto de vista de los ciudadanos, que es lo que importa, uno de nuestros desafíos más importantes es la formación tecnológica. Sin esta formación poco podemos hacer en la sociedad de la cultura digital, sufrimos la ausencia de un modelo productivo impulsado desde la innovación. Además, España es uno de los países de la Unión Europea donde las empresas invierten menos en formación de los trabajadores, sin formación de los usuarios y trabajadores de las empresas creadoras de contenidos culturales digitales no habrá cultura digital. Está claro que urge determinar los sectores de futuro y cualificar a la población para permitir el acceso universal al mundo digital. La pandemia, que por una parte aceleró la digitalización, también dejó a la vista unos niveles de segregación digital significativamente altos y no nos referimos solamente a las decenas de miles de niños que no tenían ordenador y que por tanto quedaron rezagados en el proceso educativo. Con la pandemia se produjo un gran aumento de los trámites online que también dejaron fuera de los servicios públicos a decenas de miles de ciudadanos.

   La transformación digital más que un proceso tecnológico es un cambio no solo cultural también social.

   El principal problema de la transición digital es la ausencia de la participación popular en el diseño de su futuro. Una opinión pública y una movilización ciudadana poderosas son imprescindibles para darle sentido a esta transformación inevitable y acelerada que vivimos con gran ansiedad.

    Estoy convencido que, si no nos ponemos ya al proceso de cambio tecnológico y abrazamos los nuevos vehículos de acceso a la cultura y por ende a la participación en las políticas culturales que estos procesos facilitaran, texto y acción, tenemos un problema que cada día que pasa deja a mas ciudadanos fuera del proceso de digitalización y de la posibilidad de acceder a sus derechos culturales. Una señal evidente y sencilla es la dificultad de acceder al bono cultural aprobado por el Gobierno para los jóvenes de 18 años. Formación e inversión, innovación y creación cultural, estos son los nuevos paradigmas a los que tenemos que dar solución para acelerar un proceso que requiere, si queremos que llegue a buen puerto, de la participación de todos. La cultura digital precisa que el proceso de digitalización que estamos viviendo se haga con la participación y el convencimiento de todos, el cambio social y político que esta trasformación tecnológica está provocando requiere un debate inteligente y alejado de voceras y alarmistas negacionistas.

La página del autor: https://www.estebanvillarrocha.com/

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