Por Jesús Sainz
Un estudio reciente publicado por Nature Food califica la calidad de la alimentación en 185 países desde 1990 a 2018. En España la dieta empeora y se sitúa como el peor de los países mediterráneos.
El estudio muestra que la calidad de la dieta aumentó modestamente entre 1990 y 2018 en todas las regiones…
Jesús Saínz Maza
Científico y Coordinador de la Sección
…del mundo excepto en el sur de Asia y el África subsahariana, donde no mejoró. En conjunto, entre 1990 y 2018, la calidad de la alimentación mundial aumentó en +1.5 puntos.
Los investigadores, de Canadá y EEUU, utilizaron tres índices: el Índice de Alimentación Saludable Alternativa, (AHEI), los Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión (DASH) y la Puntuación de la Dieta Mediterránea (MED), que evalúan la calidad de la dieta y sus consecuencias en la salud para elaborar la puntuación de la dieta en los 185 países.
https://www.nature.com/articles/s43016-022-00594-9
Según los índice DASH y MED, España está por detrás de todos los países del Mediterráneo (Figura 1). La mediana de la puntuación mundial AHEI es de 38,4 sobre 100, siendo la puntuación de España 39,6
(Figura 2).
https://github.com/victoriaemiller/GDD-Diet-Quality/blob/main/AHEI_2018.country.all.combos.csv
España está entre los países donde empeora la calidad de la alimentación durante el periodo estudiado, 1990 a 2018
(Figura 3). Una evidencia de esa pérdida de calidad de la alimentación en España es que tiene la segunda tasa mayor de obesidad infantil europea, entre el 18 y 20%, después de Chipre superando de lejos la media europea (12,5%). Además, España es el país europeo con mayor porcentaje de niños con sobrepeso (el 48 % de los niños de nueve años) seguido de Grecia (46 %) e Italia (41 %). El abandono de la saludable cocina de nuestras abuelas debido a un mal sistema educativo y a la dejadez de la población está provocando un notable aumento de los riesgos sanitarios especialmente en los jóvenes. Esto es debido a que la mala alimentación es una de las principales causas de enfermedad en todo el mundo. Es responsable de aproximadamente del 26 % de la mortalidad mundial.
https://www.oliveoiltimes.com/health-news/childhood-obesity-in-spain/108242
https://www.heraldscotland.com/news/19292675.european-countries-40-children-overweight/
La calidad de la dieta es generalmente modesta en todo el mundo. La puntuación del Índice de Alimentación Saludable Alternativa tiene un rango de 0 (menos saludable) a 100 (más saludable), con medias regionales que van desde 30,3 en Hispano América y el Caribe hasta 45,7 en el sur de Asia (Figura 2).
SUPER REGIÓN |
AÑO |
MEDIANA DE CALIDAD |
Asia del sur |
2018 |
45,7 |
África subsahariana |
2018 |
43,0 |
Antigua URSS |
2018 |
40,0 |
Asia del este y del sureste |
2018 |
39,2 |
Países ricos |
2018 |
37,8 |
Oriente Medio y África del norte |
2018 |
36,0 |
Hispano América y Caribe |
2018 |
30,3 |
Las puntuaciones entre los niños y los adultos son generalmente similares en todas las regiones, excepto en Europa central/oriental y Asia central, los países de altos ingresos y Oriente Medio y el norte de África, donde los niños tienen una dieta de menor calidad. A nivel mundial, la calidad de la dieta es más alta en las mujeres que en los hombres. Es interesante observar que las personas con mayor nivel de educación tienen una dieta más saludable que las personas menos educadas.
Los elementos más saludables son la legumbres/nueces (5,0), seguidos de granos integrales (4,7), grasas omega-3 de mariscos (4,2) y vegetales sin almidón (3.9); entre los elementos menos saludables (las puntuaciones más altas indican que el consumo más bajo es el más favorable) son las bebidas azucaradas (5.8) y la carne roja/procesada (4.8).
Solo diez países, que representan el <1% de la población mundial, tienen una puntuación superior a 50 (Angola, Cabo Verde, Indonesia, Irán, Maldivas, Malaui, Nigeria, Serbia, Vietnam y Samoa).
Entre los 25 países más poblados del mundo, los que mejor puntúan son Vietnam, Irán, Indonesia e India y los peores Brasil, México, Estados Unidos y Egipto (Figura 2).
Las puntuaciones son más bajas entre los niños que entre los adultos: frutas (2,2 versus 2,5), respectivamente), verduras sin almidón (3,1 versus 4,3 ), bebidas dulces (5,3 versus 6,1) y omega-3 de mariscos (3,3 versus 4,7); excepto en dos elementos que son más altos entre los niños: ácidos grasos insaturados (2,1 frente a 1,4) y sodio (4,6 frente a 3,2).
Por sexo, la puntuación media es generalmente más alta en las mujeres que en los hombres a nivel mundial y regional, y las mayores diferencias se observan en los países de ingresos altos y Europa Central/Oriental y Asia Central. Las mujeres obtienen valoraciones moderadamente más altas para frutas, vegetales sin almidón y granos integrales.
Al evaluar las diferencias según el nivel educativo, las puntuaciones son mayores entre las personas con un nivel educativo más alto a nivel mundial en la mayoría de las regiones, excepto en Medio Oriente y África del Norte y África Subsahariana, donde no se observan diferencias. Entre las regiones del mundo, las diferencias por educación son mayores en Europa Central/Oriental y Asia Central, América Latina y el Caribe y Asia Meridional. A nivel mundial, las personas más educadas obtienen puntuaciones más altas para frutas, sodio, granos integrales y vegetales sin almidón. Sin embargo, en contraste, las personas más educadas tienen puntuaciones más bajas (niveles de consumo menos favorables) para carne roja/procesada (consumo más alto), bebidas azucaradas (consumo más alto) y nueces y legumbres ( consumo más bajo) a nivel mundial.
A nivel mundial, las puntuaciones no varían significativamente en las zonas urbanas comparadas con las zonas rurales. Es decir, se come igual de mal (o bien) en los pueblos que en la ciudades desde el punto de vista de la salud.
Entre 1990 y 2018, la calidad de la alimentación aumentó en +1.5 puntos. Se produjeron mejoras en cinco de siete regiones: Europa central/oriental y Asia central (+4,6); países de ingresos altos (+3,2); Sudeste y Este de Asia (+2.7); Medio Oriente y África del Norte (+2.2); e Hispano América y el Caribe (+1,3). No se observaron cambios significativos en el sur de Asia, y se observó una tendencia decreciente en el África subsahariana (−1,1).
Entre los países más poblados, la mayor mejora absoluta entre 1990 y 2018 ocurrió en Irán (+12.0), Estados Unidos (+4.6), Vietnam (+4.5 ) y China (+4.3), mientras que las mayores disminuciones se encontraron en Tanzania (−3.7), Nigeria (−3.07), Japón (−2.7) y Filipinas (−1.8) (Figura 3).
Varios estudios han documentado que la calidad de la alimentación está asociada al riesgo de enfermedades no transmisibles. Por ejemplo, los hallazgos combinados de dos cohortes de EE. UU. encontraron una reducción del 24 %, 33 % y 6 % en la incidencia de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus y cáncer, respectivamente, en las personas con una alimentación de mayor calidad (mediana de 64,5) en comparación las de peor calidad (mediana de 36,9). También se ha observado un riesgo significativamente menor de mortalidad por enfermedad cardiovascular y mortalidad por cáncer. Mejoras modestas en la calidad de la dieta pueden contribuir a la reducción de enfermedades fatales y no fatales relacionadas con la dieta.
Una peor calidad de la dieta en los niños se asocia con retraso en el crecimiento, factores de riesgo cardio-metabólicos (por ejemplo, presión arterial, niveles de lípidos en sangre, control de la glucosa y obesidad) y una menor calidad de vida relacionada con la salud. Además, los hábitos y las preferencias alimentarias establecidos durante los primeros años de vida influyen en los hábitos posteriores a lo largo de la infancia y en la edad adulta.
Los países de ingresos más altos tienen mejores puntuaciones para algunos componentes saludables como frutas y granos integrales, pero peores componentes no saludables como carnes rojas/procesadas y sodio.
Este estudio muestra que debe de educarse a la población en hábitos alimentarios de calidad y facilitar la alimentación sana para evitar enfermedades. Sería un sistema preventivo no muy caro y que disminuiría las enfermedades, daría más años de vida a la población y ahorraría ingentes cantidades de dinero a los sistemas sanitarios. Habrá que pensar porqué no se ha implementado todavía, si es a causa de la desidia o la incompetencia de nuestros dirigentes o se debe simplemente a intereses económicos de las grandes empresas alimentarias.