Bestiario particular de la pequeña Greta Thunberg / Miguel Clavero


Por Miguel Clavero

    La envidia me corroe, lo reconozco.  Que la pequeña Greta Thunberg emprenda la formidable aventura de cruzar el oceano en un catamarán impulsado por la fuerza del viento…

….para llegar a tiempo a la pasada Cumbre del Clima de  Madrid, es algo que me fascina.

    No niego que en algún momento de la travesía, si yo estuviera en su lugar, poseído por la euforia aventurera que me iba a producir el hecho en sí, agarrara y me subiera al mascarón de proa de la embarcación y, de esa guisa, acariciado por el ego de mis ambiciones —melenas al viento, y todo eso…— fuera a creerme la “reina de los mares”.  Y  disfrutar como un gorrino en su lodazal.

    Pero ironías del destino: soy de Zaragoza, aquí no hay mar y no solo eso: me  estoy quedando calvo.

    Cuando yo tenía la edad de la pequeña Greta Thunberg vivía en un barrio obrero zaragozano de principios de los ochenta, en aquella España resentida y casposa que recién estrenaba una frágil democracia, tras cuarenta años de brutal dictadura franquista, sometimiento ideológico y conformismo generalizado orquestado por curas y militares.

    Afortunadamente más tarde, cuando los cuatro ecologistas melenudos  alzábamos la voz en plataformas de acción para fomentar hábitos respetuosos con el medio ambiente: como la coordinadora a nivel estatal Amantes de la Basura (que planteaba la necesidad de reciclar); o el zaragozano Colectivo Pedalea que fomentaba el uso de la bicicleta y que soñaba con carriles bici, de los que ahora disfrutamos, no podíamos  imaginar que  nuestra intrépida activista vikinga surcara  los mares, llevando consigo un mensaje claro y contundente para toda la humanidad, políticos incluidos: “el cambio climático se está acelerando y en una dirección muy peligrosa.  Debemos cambiar si queremos frenar las emisiones que amenazan al planeta”. 

    Anda que si iba con el  “rollo” éste de que me iba de viaje en un barquito a cruzar el Atlántico, mi madre no hubiera tenido dudas de como proceder al respecto: alpargatazo en el culo gritando: tira pa’ casa desustanciao! Qué me vais a matar a disgustos!

   Era pues la manera de reconducir comportamientos no adecuados en los niños de la época.

   Hay que ver, no obstante, el rechazo que la zagala en cuestión ha  generado en una buena parte de la opinión pública, políticos y determinados medios de comunicación, que se han cebado con ella en  todo tipo de insultos y descalificaciones, generando una polémica tan nutrida como innecesaria: ¿porqué ha molestado tanto cabría preguntarse?

   A este respecto, Martin Hultman, de la Universidad Chalmers (Suecia), desde diversos estudios relacionando  negacionismos y misoginia llega a la siguiente conclusión: cuando una mujer presenta resultados que implican que estos individuos, negocios, ideologías y estructuras necesitan cambiar, no es de extrañar que se intente “matar al mensajero”.

Y desde luego en este caso parece que lo confirma si además tenemos en cuenta que, pese a su autismo, da lecciones de cómo tienen que vivir a partir de ahora a los hombres y mujeres de la parte occidental y rica del planeta, y de ahí su inquina hacia ella.

    Repasando el bestiario adosado a nuestra pequeña criatura, tendríamos además los voceros de turno sosteniendo postulados ideológicos de línea conservadora para negar una evidencia que la comunidad científica mundial sostiene en amplísimo consenso.  Postureos e ideología a la carta con que se embadurna la realidad  para preservar los grandes intereses económicos de empresas y grupos de poder.

    Y es que los negacionistas, en este sentido, no son otra cosa que una amalgama que une extremistas, religiosos, ultraliberales, científicos solitarios o cargos  políticos, como por ejemplo Donald Trump, que  retiró a su país del Acuerdo de París sobre el clima, de 2015, vinculante y suscrito por 195 países porque, según su razonamiento, hizo mucho frio en la parte norte de su país, tal como  tuiteó el 22 de noviembre de 2018. O el  brasileño Bolsonaro, que  respondiendo a sus intereses en la industria maderera, pone en serio  peligro la Amazonia, pulmón verde del planeta. 

   Y cómo no, aquí en España, nuestra pequeña criatura cuenta con  Ivan Espinosa de los Monteros —de nuestro tradicional facherio patrio— que en uno de sus documentos ideológicos refiere el  cambio climático como “una tomadura de pelo”.  O el conocido locutor de radio, Federico Jiménez Losantos, diciendo cosas como esta: “a esta “pirada” la van a traer a morir”,  refiriéndose a la travesía oceánica; o durante la cumbre en Madrid, desde su emisora de radio: “han subido los puticlub de manera brutal…”

 Vergonzoso. 

    Hoy en día Greta Thunberg  ha cumplido mayoría de edad. Ha sido nominada dos veces al premio novel de la Paz, ha pronunciado un discurso en la sede de la ONU y ha recibido el agradecimiento del Papa.  Estudia en Estocolmo lo que se correspondería aquí con 3° de la ESO.  Su autismo no le ha impedido tener amigos, divertirse y encontrale un sentido a la vida. 

     Nota final: está previsto que participen más de 200 países en la  conferencia sobre el clima el próximo 31 de octubre, en Glasgow, y muchos estarán pendientes de lo que diga allí una adolescente…

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