Críar con permiso


Por Guadalupe Corraliza

     El Grupo de promoción, protección y apoyo a la Lactancia Materna “Vía Láctea” celebró el 2 de octubre, dentro de la Semana Mundial de la Lactancia, el encuentro “Criar con permiso”.

 

    Numerosas familias se reunieron en la Plaza de España de Zaragoza, a las puertas de la Diputación Provincial, entre obras de tranvía, para solicitar los seis meses de baja maternal.



   La Asociación de mujeres de Vía Láctea ofrece ayuda por teléfono y asesoramiento en la Casa de la Mujer sobre la lactancia materna, siguiendo las indicaciones de la OMS. Son conocedoras de que el comienzo de la lactancia no es tan fácil y ofrecen un apoyo, inicial y valioso, para las mamás que quieren amamantar a sus hijos y, también, para aquellas de lactancia prolongada.

    Mi madre me amamantó durante varios años. Hace cuarenta años parecía normal. Yo doy el pecho a mi hija de quince meses pese a que ya oigo continuamente la frase: “Un poco grandecita, mucho vicio con la teta”… Pero yo, tranquilamente, respondo: “Y lo que le queda. Va para largo”…

    Dar el pecho no es únicamente alimentar a nuestros hijos, no es sólo una nutrición de calidad, es una forma de entender y vivir la maternidad.

    La teta vincula madre con hijo. A través del pecho, además de alimentar, protegemos, queremos, acariciamos, hablamos, abrazamos, relajamos, dormimos… Ellos tocan el pecho, nos acarician la espalda, nos miran, agarran un dedo, acompasan nuestra respiración, huelen nuestra piel, escuchan los latidos… La teta es sentimiento, es emoción. Es felicidad.



    En la sociedad de consumo que vivimos no parece importar la felicidad, ni otros valores. Para nutrir, vale cualquier leche, ningún bebé se morirá de hambre. Existen biberones esterilizados, leches de continuación, leches con prebióticos, con omega 3 y 6, con… ¡Pura imitación de la leche materna! La ciencia y la tecnología nunca terminan por igualar todos sus nutrientes y beneficios. Nuestro cuerpo es una máquina perfecta. Llevamos ya muchos años de evolución y mejora del mismo.

   No obstante, todo la sociedad es conocedora de que la OMS recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida y, luego, continuarla hasta los dos años aunque se vayan introduciendo alimentos complementarios. ¡Bobadas! ¡Pamplinas! Dicen que el resto de mamíferos no pasa tanto tiempo amamantando a sus crías. Tampoco, naturalmente, tienen crías que tardan un año en deambular, dos en hablar y unos veinte o treinta en ser autosuficientes. Y, si no, que se lo pregunten a mi vecina, que no sabe como emancipar a su hijo.

   Ninguna gran institución (UNESCO, Tribunal de Justicia Internacional, OMS…) tiene orientaciones con carácter vinculante. Imposible en sociedades de parias que tributa según la economía de mercado, que dicta las pautas. Eso sí, siempre nos quedará el consuelo de que vivimos en democracia.

   Pero analicemos este magnífico objetivo de la OMS si, como madres, intentamos cumplirlo. Veamos. Primer inconveniente: siempre nos faltarán dos meses para los seis. ¿Cómo vamos a dar el pecho si a partir del cuarto mes, en España, hemos de reincorporanos a la vida laboral?

   No, no. No nos podemos quejar, siempre podemos solicitar media hora diaria para dar el pecho. ¡Ya podemos ir pidiéndole a nuestro hijo que se organice y tenga hambre a esa hora! Segundo inconveniente: mi hija me ha salido con decisión propia y quiere pecho a demanda, o sea, cuando ella tiene hambre, no cuando a mí me viene bien, o a mi jefe, que desde que soy madre solo se queja.

   Si, además, afortunadamente solo trabajas ocho horas, pasas en desplazamientos, dos; en comidas, una. Así pues, una hora te queda durante el día para que tu hija se agarre, tranquila y sin prisas, al pezón. Bueno, siempre tendrás la opción de que se dé un atracón por la noche. Durante el día que le den… morcillas. ¡En papilla, claro! Tercer incoveniente: a mi hija lo que más le gusta es la leche templadita de mamá, su olor, su textura, su dulzor. La papilla la expulsa con la lengua. Tan pequeña no está preparada, todavía presenta reflejo de extrusión.

   En fin, con tanto estrés, no me queda energía para ser feliz. Cuarto incoveniente: el mundo laboral nos lanza en brazos de las tetinas y la leche en polvo.

   Pero, para no entrar en esta vorágine, podemos solicitar excedencia hasta que realmente exista lo que llaman “conciliación de la vida familiar y laboral”. Quinto inconveniente: me apretaré el cinturón, después de la hipoteca aún me queda un agujero más para ello. Lo malo es que no sé si el dinero da para financiar tres años, hasta la Educación Infantil. A algunos padres ya no les queda ni cinturón que apretarse.

   En esta ocasión, ya con la excedencia, disfrutaré de la intimidad de dar el pecho a mi hija, podré darle de mamar todo el tiempo que quiera y en el momento que quiera. Así estaremos felices, al menos ella y yo. Podré verla crecer sin tener que llevarla a la omnipresente guardería. No quiero que el estado me la cuide junto a otros tantos niños. Pero esta opinión ya da…, para otro tema.

    Y, a partir de aquí, si os quedan ganas de seguir leyendo, transcribo algunas de las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud:

    La OMS recomienda vivamente la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida. Después, debe complementarse con otros alimentos hasta los dos años. Además:

• debe comenzar en la primera hora de vida;

• debe hacerse «a demanda», es decir, con la frecuencia que quiera el niño, tanto de día como de noche, y

• deben evitarse los biberones y chupetes.

Beneficios para la salud del lactante

   La leche materna es ideal para los recién nacidos y lactantes, pues les aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano. Además es inocua y contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante de enfermedades frecuentes como la diarrea y la neumonía, que son las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo. La leche materna es fácil de conseguir y asequible, lo cual ayuda a garantizar que el lactante tenga suficiente alimento.

Beneficios para la madre

    La lactancia materna también beneficia a la madre. La lactancia exclusivamente materna suele producir amenorrea, que es un método natural (aunque no totalmente seguro) de control de la natalidad. Reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario en fases posteriores de la vida, ayuda a la madre a recuperar más rápidamente su peso anterior al embarazo y reduce las tasas de obesidad.

Beneficios a largo plazo para el niño

    Además de los beneficios inmediatos para el niño, la lactancia materna contribuye a mantener una buena salud durante toda la vida. Los adultos que de pequeños tuvieron lactancia materna suelen tener una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2. También hay datos que indican que las personas que tuvieron lactancia materna obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia.

El apoyo a la madre es esencial

    La lactancia materna requiere aprendizaje y muchas mujeres tienen dificultades al principio. Son frecuentes el dolor en el pezón y el temor a que la leche no sea suficiente para mantener al niño. Para fomentarla, hay centros sanitarios que prestan apoyo a la lactancia materna poniendo asesores cualificados a disposición de las madres. Gracias a una iniciativa de la OMS y el UNICEF, en la actualidad hay en 152 países más de 20 000 centros «amigos de los niños» que prestan ese apoyo y contribuyen a mejorar la atención a las madres y a los recién nacidos.

Lactancia materna y trabajo

    La OMS recomienda que todas las mujeres tengan derecho a una baja maternal de 16 semanas como mínimo, para que puedan descansar y amamantar a sus hijos. Muchas mujeres que vuelven al trabajo tienen que suspender la lactancia exclusivamente materna por falta de tiempo o de instalaciones adecuadas para amamantar o extraerse y recoger la leche en el trabajo. Las madres necesitan tener en su trabajo o cerca de él un lugar seguro, limpio y privado para que puedan seguir amamantando a sus hijos.

  El paso siguiente: la introducción progresiva de nuevos alimentos

   Para cubrir las necesidades crecientes de los niños a partir de los seis meses se deben introducir nuevos alimentos sin interrumpir la lactancia materna. Los alimentos para los niños pequeños pueden ser preparados especialmente para ellos o basarse en la alimentación familiar con algunas modificaciones. La OMS destaca que:

• la lactancia materna no debe reducirse al comenzar a introducir alimentos complementarios;

• los alimentos complementarios deben administrarse con cuchara o taza, y no con biberón;

• los alimentos deben ser inocuos y estar disponibles a nivel local, y

• es necesario bastante tiempo para que los niños pequeños aprendan a comer alimentos sólidos.

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