Labores de verano en las plantaciones de carrascas

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Por D.S.

El mes de agosto es propio para la realización de abundantes tareas que requiere una buena explotación de carrascas.

En primer lugar, y dada la gran cantidad de agua caída durante esta primavera, el desarrollo de las “malas hierbas” ha sido espectacular por lo que hubo, en primer lugar, que someter a las fincas a una siega “longitudinal” severa para poder ir delimitando los planteros nacidos éste año.

En la finca denominada “Las Hazas” se plantaron 900 bellotas en grupos de a tres por lo que se hicieron 300 planteros. Tras el recuento pertinente, han nacido 173 por lo que el resultado de éxito ha sido elevadísimo: 57,66%, cifra que constituye todo un record en este tipo de plantación por bellota directa sin germinación previa. Es necesario destacar que el ´´éxito en el nacimiento se verá rebajado cuando se contemple el apartado de supervivencia, ya que, aproximadamente un 5% morirá este invierno y otro 5-7% lo hará al año que viene ya que las bellotas que no han arraigado correctamente en el subsuelo no adquirirán los nutrientes necesarios para su supervivencia dada la total ausencia de aportes químicos artificiales a la que han de acostumbrarse.

Para la realización de esta siega se colocaron en la máquina dos pequeños adminículos para poder ir realizando sobre la marcha labores de marcaje (un “carcaj” de plástico sujeto al manillar para llevar cañas de bambú para señalar planteros que han perdido su caña) y pintado (un recipiente, asido también al manillar para llevar botes de pintura en spray con diferentes colores). Ahora mismo los colores que predominan en las cañas de marcaje en este campo son: el morado para los planteros que tienen dos años o más, fucsia fosforescente para los nacidos en este año y que cubre el negro con el que se pintaron cuando se plantaron , y azul para los fallidos.

Después de realizar la siega longitudinal, con un binador de mango largo y buena vista (aunque la plantación se hace regularmente y en línea a lo ancho de la finca), hay que descubrir las incipientes y verdes hojas de la pequeña carrasca. Y es impresionante amigos, la fuerza que tiene esta especie para sobrevivir en medio de la adversidad.

La maleza que ha rodeado su nacimiento ha permitido que la humedad se haya mantenido en el entorno, con lo cual, ahora, una vez descubierta y pintada la caña, ya está en condiciones para recibir un aporte extraordinario de agua, ya que solo se realizará una vez en este año. Se prima, pues, por tanto su capacidad de adaptación antes que los aportes ajenos tanto de agua como de productos químicos.

Finalmente, los pasillos “entre filas” de carrascas longitudinales serán sometidos a varios pases con el cultivador para arrastrar las malas hierbas ya secas e ir preparando el suelo para las futuras labores. Una de ellas, muy importante, será realizar el labrado del campo a lo ancho para ir destruyendo las malas hierbas y acotar los alcorques de las carrascas.

 

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