Desafío Buñuel o cómo el rally turolense ensombrece el resto de certámenes aragoneses

Por Don Quiterio

  A la sombra de los amantes de Teruel, tonto ella y tonto él, y con motivo del ochocientos aniversario de la leyenda, la primera edición del rally cinematográfico Desafío Buñuel, coordinado por Esteban ‘Pimpi’ López Juderías, fue un éxito sin parangón.

    La originalidad del rally ha consistido en que los cortometrajes a competición no venían hechos, sino que había que hacerlos en Teruel a un ritmo vertiginoso, una carrera contrarreloj como una maratón, en tan solo cuarenta y ocho horas. Todos los participantes, veteranos o novatos, se enfrentaron a la competición con los mismos equipos y posibilidades. Las películas, además de estar rodadas en escenarios turolenses y mostrar los rincones de la ciudad, incluyen referencias a la historia de los amantes así como al jamón local, que estaban obligados a sacar los autores en los relatos.

  ‘Ámome’, realizado al alimón por la cordobesa María Pulido y la valenciana Alba Capilla, se llevó el premio a la mejor película y al mejor montaje (debido a José Moo), un complejo proyecto interpretado por Aida Foch que alterna los personajes reales con la técnica ‘stop motion’, que tanta importancia tuvo en el cine del pionero Segundo de Chomón, sobre una mujer llena de inseguridades en el aprendizaje de aceptarse y amarse a sí misma, enfrentándose, como todos, a sus complejos. De Luis Buñuel hay mucho en el guion, tanto de fondo como de estructura narrativa. La historia es un monólogo interior, con una parte central de puro surrealismo, con pequeños homenajes al universo buñueliano en planos y elementos visuales.

  El premio a la mejor dirección recayó en la turolense Ester Llorens por ‘Nuestros hijos’, con una fotografía también premiada de Daniel Andrade, una historia de amor entre personas mayores interpretada por Ruth Gabriel. El mejor actor, Javier Bódalo, interpreta ‘La penúltima’, del turolense Guillermo Chapa, a través de un guion de Jordi Farga en torno a dos amigos que se despiden tras haberse reencontrado en una boda. Por su parte, la mejor actriz, la turolense Raquel Vicente Gómez, interpreta a una joven que vive sola en la ciudad en ‘Bronce’, de la mexicana Jessica Abraham, en donde combina una suerte del realismo mágico con el surrealismo. Se fueron de vacío ‘Sempiterno’, del catalán Íñigo Floristán, y ‘Etapa once’, del zaragozano Pedro Pérez López. Seis equipos. Seis propuestas. Un gran rally.

  Y del imaginario del cineasta calandino Luis Buñuel, repleto de humor y amor inteligentes, de la mejor ley (ya saben, “un día sin reír es un día perdido”), al del actor turiasonense Paco Martínez Soria, el de la risa conservadora y retrógrada, con la proyección sobre su figura en el documental de Gabriel Lechón ‘El precio de la risa’, según el libro de Javier Lafuente. Del cielo al infierno. O al revés, vaya usted a saber. En efecto, Tarazona (y el Moncayo) celebró su festival internacional en su decimocuarta edición y el público celebró el largometraje del zaragozano Nacho García Velilla ‘No manches, Frida’, remake de la comedia alemana ‘Fack ju Göthe’. El premio al mejor corto se lo llevó ‘Un billete a Nunca Jamás’, de Jorge Naranjo, que también obtuvo el de mejor dirección, mejor actriz (Rosario Pardo) y mejor dirección artística (Dabi Jiménez). La mejor música original fue para Sergio Moure de Oteyza por ‘Einstein-Rosen’. El premio al mejor montaje recayó en Guiu Vallvé por ‘El nadar del borracho’ y el de mejor dirección de fotografía fue para Gorka Gómez por ‘Hileta’. José Antonio Campos y David Cerveza compartieron el galardón a mejor guion por ‘Tres gramos de fe’. El mejor actor fue Font García por ‘Una casa en el campo’ y las interpretaciones de Leticia Torres (‘Las reglas del subjuntivo’) y Tanya de Roberto (‘Renovable’) también fueron reconocidas. Fueron homenajeados Luis Varela, Emilio Gutiérrez Caba, Roberto Álamo, Miguel Ángel Muñoz, Aura Garrido y Macarena García.

  El cortometraje ‘Camada’, de Daniel Martín Novel, se llevó el premio de cortometrajes del festival de Cine Extraño y de Terror Obuxo celebrado en Javierrelatre. El segundo premio fue a parar a ‘Marta no viene a cenar’, de Macarena Astorga, y un accésit tuvo el de Asier Iza ‘Precious moment’. Hubo una especial mención del jurado para Rafael Dengrá por ‘Justicia justiciera’ También fue premiado el videominuto ‘Equis, uve, palito’. Se proyectó en una sesión especial la película polaca de Marcin Wrona ‘Demon’. Y se homenajeó a Orson Welles, el que sembró desde la radio el pánico a la ciudadanía estadounidense con una invasión alienígena el treinta de octubre de 1938.

  El agua es la temática del festival internacional de Mequinenza, territorio ‘regado’ por tres ríos y dos embalses. Este año, en su segunda edición, se inauguró con la exposición ‘Del celuloide al digital: 122 años de cine’, una reunión de piezas de la colección personal del proyeccionista Antonio Pérez, entre las que se encontraba un antiguo proyector Ossa 60-A de 1950. Se vieron trabajos de España, Francia, Reino Unido, Hungría, República checa, Macedonia, Canadá, Argentina, Chile, Colombia, Bolivia, Taiwán, India e Irán. El canadiense Louie Palucorno se llevó el premio al mejor cortometraje documental por ‘Camino a través de la guerra’ y la macedonia Ana Jakimska obtuvo el de mejor corto de ficción por ‘Los niños vendrán’. El premio del público recayó en la pieza española de Diego Borges ‘The blinking island’.

  El corto del francés Fabrice Bracq ‘Le monde du petit monde’, un cuento que relata una madre a su bebé, conquistó al jurado del decimoprimero concurso de cortometrajes de la villa ayerbense, con un marcado carácter social. El premio del público se lo llevó ‘Un trabajo de verdad’, de los realizadores Juan Antonio Moreno y Manuel De, quienes profundizan en la crisis y los derechos humanos. Todas las proyecciones se realizaron de forma simultánea en varias localidades del Reino de los Mallos. A saber: Ayerbe, Agüero, Biscarrués, La Sotonera, Loarre, Murillo, Riglos, Loscorrales, Lupiñén, Ortilla, Montmesa y Santa Eulalia de Gállego. Los galardones han sido realizados por la escultora Rosa Mai (nombre artístico de Rosa Gómez).

  La localidad bajoaragonesa de Aguaviva celebró la primera edición de una muestra compuesta por los cortometrajes ‘Jugando con la muerte’, de Paul Urkijo; ‘Los gritones’, de Roberto Pérez; ‘¿De qué se ríen las hienas?’, de Javier Veiga; ‘Posturas’, de Álvaro Oliva; ‘Cuerdas’, de Pedro Solís; ‘Pipas’, de Manuel Moreno; ’40 aniversario’, de Enrique Sánchez; ’17 años juntos’, de Javier Fesser; ‘Vida en Marte’, de José Manuel Carrasco; ‘Hurto’, de Jerónimo García Castela; ‘Tiempos muertos’, de David Pérez Sañado; ‘Estribillo’, de César Tormo; ‘Behind’, de Ángel Gómez Hernández, y ‘Las rubias’, de Carlota Martínez Pereda. Una cita organizada a propuesta de Luis Ibáñez, un descendiente de Aguaviva que está afincado en Barcelona y trabaja en el sector audiovisual.

  Desde Benasque llegó la pequeña muestra de cine Invisible, en su décima edición, organizada por la asociación Guayente, y se proyectaron el documental de Guillermo García López ‘Frágil equilibrio’, el cortometraje de Javier Fesser ‘Bienvenidos’, la singular ‘Bestfriends’, codigirida por el aragonés Carlos Val, o el guiño a la infancia de Fesser en ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo’, además de un ciclo de cortos con realizadores como Joaquín Gilo, Katia Larissa, Fernando Vera, Nina Paola Marín, Paula Palacios o Merve Cirisoglu, y un taller de series web impartido por José Ángel Delgado.

  Con una población de cuatro vecinos, Ascaso asistió durante cinco días a la sexta edición de la muestra de cine más pequeña del mundo, en la se programaron seis largometrajes (‘No cow on the ice’, ‘El acorazado Potemkin’, ‘La tortuga roja’, ‘El otro lado de la esperanza’, ‘La vida de Calabacín’, ‘Dancing Beethoven’) y una docena de cortos (‘Timecode’, ‘Petrona’, ‘El viaje del libro’, ‘Mañana’, ‘Hogar, dulce hogar’, ‘Vida en Marte’…), además de una exposición sobre carteles promocionales de las películas que se estrenaron durante la revolución rusa, en colaboración con las jornadas uncastilleras de cine mudo.

  El vigesimosexto festival internacional del Camino de Santiago hizo una parada en Hecho para ofrecer un pequeño ciclo de cine para transitar senderos. Se mostraron los largometrajes ‘Papusza’, de Joanna Kos y Krzysztof Krauze, la vida de la primera poeta gitana en publicar su obra en Polonia; ‘Bab Aziz, el sabio sufí’, de Nacer Khemir, relato de desiertos y derviches, y ‘Güeros’, de Alonso Ruizpalacios, la búsqueda de un legendario músico a través de las fronteras mexicanas. Como destaca el coordinador del festival, Luis Calvo, “nómadas, peregrinos y viajeros, todos ellos transitan los caminos; algunos en dirección fija, otros sin rumbo”. Ya lo dice Jack Keronac: “No sabía a dónde ir, excepto a todas partes”.

  La decimoquinta muestra de cortometrajes aragoneses, dirigida por el presidente de la academia del cine aragonés Jesús Marco, tuvo sus proyecciones en el teatro de las Esquinas de Zaragoza. Se vieron piezas de Ángel Luis Martínez (‘Chicamán’), José Alberto Andrés (‘Epílogo para la muerte de un fauno’), Alba Zarzuela (‘Un viaje de ida y vuelta’), Rick Perales (‘Black light’), Antonio Valdovín (‘¿Quedamos?’), Nuria Rubió (‘Cuando Lucas encontró a Eva’), Germán Roda (‘La casa abandonada’), Rubén Pérez Barrena (‘Rewind’), Pai Alcolea (‘Not for you’), Sadie Duarte (‘Quizás un día’), Natalia Moreno (‘Le chat doré’), Alberto Vallejo (‘Operación fair play’, ‘The spanish Job’), Patricia del Río (‘Soledades públicas’), Jesús Obón (‘Inspiración’), Maxi Campo (‘El director maldito’), José Luis Galar (‘Magia’), Kike Iniesta (‘Definde’), María Salgado (‘Ixtab’), Felipe Sanz (‘Dos segundos de silencio’) o Jesús Ángel Carabias (‘Última llamada’). El corto ganador fue ‘Los hombres de verdad no lloran’, de Lucas Castán, que también se llevó el de mejor actor, Alfonso Lara. La mejor actriz fue Assumpta Serna, protagonista de ‘Servicio de habitaciones’, de Saúl Gallego, y el premio del público recayó en ‘Vergüenza’, de Miguel Casanova. Y se reconoció en un homenaje el trabajo del director de cine Gaizka Urresti, el vasco afincado en la Inmortal. Este sí que sabía dónde ir.

  Alagón rindió homenaje al actor Roberto Camardiel, con ocasión del centenario de su nacimiento, en un nuevo certamen dedicado al wéstern. El intérprete alagonero llegó a ser uno de los secundarios imprescindibles del cine español y trabajó en más de cien películas, participando en decenas de ‘spaghetti westerns’, algunos tan célebres como el de Sergio Leone ‘La muerte tenía un precio’. Además de cine, el festival –multidisciplinar- ofreció música, exposiciones fotográficas, arte urbano, senderismo, gastronomía y talleres. Por su parte, el área cultural del ayuntamiento de Barbastro incluyó en su programación de despedida del verano la proyección del palmarés del 44 festival internacional de cine de Huesca, uno de los certámenes más antiguos de España en el mundo del cortometraje.

  Y termino con más sombras que luces: Proyectaragón, que ha iniciado su andadura estos días y se prolonga hasta el mes de marzo de 2018. Una muestra que ha empezado con un homenaje al ya fallecido artista catalán Juan José Bigas Luna –sus fotografías, dibujos y pinturas se han podido ver en el museo Pablo Serrano de Zaragoza-, con una mesa redonda –o rectángula- en el paraninfo de la antigua universidad de medicina, en la que participaron Luis Alegre –responsable del ciclo ‘La buena estrella’-, Verónica Echegui –protagonista de ‘Yo soy la Juani’-, Celia Orós –viuda del cineasta- y nuestro amigo Chema Mazo –actor en ‘Jamón, jamón’, en el papel de padre de Penélope Cruz-, y la proyección del documental ‘BigasxBigas’ (2016), un suerte de guiño realizado por sus amistades. Un realizador, a mi modo de ver, bastante petulante e inconexo, antes complaciente que crítico, como este Proyectaragón que promueve Vicky Calavia, una mediocre cineasta –o cineísta, por decirlo con ‘su’ maestro Alberto Sánchez Millán- y ‘maligna’ programadora. A lo largo de los meses se celebrarán presentaciones a cargo de Carlos Gurpegui, Túa Blesa o Helena Santolaya y proyecciones con audiovisuales de Eduardo de la Cruz, Salvador Simó, Gaizka Urresti, Natalia Moreno, Jorge Aparicio, Orencio Boix, Emilio Casanova (que mostrará su bocina de piedra uncastillera) o el otro Casanova (Miguel).

  De todo el grueso del curso pasado –unos trescientos trabajos, uno arriba, uno abajo- hay una veintena digna de encomio, pero no aparecen por ningún sitio en ‘Proyectaragón’. ¿Cuál es el motivo? ¿Solo aparecen amigos y allegados? A la responsable del desaguisado la calificó Saúl Esclarín, mandamás cultural del consistorio, “la Indiana Jones del cine aragonés”. Será por el látigo. Vale, todo queda en la superficie, en un frío cálculo, en un mecánico y rutinario autohomenaje. En fin…

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