Por Jorge Álvarez
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Un buen amigo español sostiene que en caso de una guerra mundial quedarían vivos sólo las cucarachas y los argentinos porque no hay forma de matarlos.
Y le asiste la razón. Es así. Porque ¿usted conoce un pueblo que, sin guerras, ni huracanes y sin enfrentamientos raciales en las calles se las ingenie para vivir con un 190% de inflación anual? Conozco su repuesta: no.
¿Que sobreviva a una inflación mensual, que es superior a la suma de la anual de sus vecinos Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile y Bolivia? ¿Dónde un jubilado recibe cada 30 días del Estado el 50% de lo que cuesta un par de zapatillas, ésas de las tres tiras? No se gaste pensando, eso pasa en la Argentina peronista.
«Escapad gente tierna, esta tierra está enferma y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer. Toma tu mula, tu hembra, tu arreo; sigue el camino del pueblo hebreo y busca otra luna, y si te toca llorar es mejor frente al mar».
Si Serrat se hubiera imaginado que este extracto de la letra de uno de sus clásicos como lo es “Pueblo blanco” alcanzaría el nivel de credo para muchos habitantes, en especial los de mediana edad, de la Argentina no lo podría creer.
Como tampoco lo puede hacer la mitad de los ciudadanos de este raro, bello, pero complejo e indescifrable y por momento delirante país del Río de la Plata en manos de peronistas new age, seguidores del pensamiento de Antonio Gramsci.
Como sostenía el recordado humorista Chiquito de la Calzada “está tan mala la cosa que ya hay gente que fríe los huevos con saliva” en una descripción que se ajusta a lo que es la vida en una Argentina en vías de convertirse en otra Cuba de no haber un cambio de gobierno.
Jóvenes y no tanto se pasan horas, días buscando en la web becas o trabajos en la Europa de la que partieron sus abuelos a comienzos del Siglo XX en condiciones iguales de desfavorables porque ellos huían de las guerras, escapaban del hambre o de persecuciones políticas.
Y ¿cómo no hacerlo si la inflación mensual de la Argentina es mayor a la anual de sus vecinos? Incluso la de un mes es superior a la que resulta de sumar las de Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile y Bolivia. Con una inflación desbocada, que este año va a superar el 190% o más, que ya se cargó al peso, la moneda argentina, y que amenaza desembocar en la Venezuela de Chávez y de Maduro los ciudadanos ven cómo los peronistas en el gobierno viven en otra dimensión, una en la que la realidad no existe como tal y culpan de la situación no a su delirio si no a la sequía, a la pandemia y hasta la guerra en Ucrania, por ejemplo.
Ante el nivel de precariedad mental de estos funcionarios la gente ya está a trist de imitar a los cubanos y lanzarse al Río de la Plata y alcanzar las costas uruguayas por cualquier medio. Allí, en la otra orilla, hay un gobierno de verdad en un país serio, no el de un grupete de marionetas.
A usted, si no se fue a leer un texto mejor que éste en el Pollo Urbano que desde luego los hay, ¿se imaginó despertar un día y enterarse que desaparecieron los habitantes de las ciudades de Oviedo y de Teruel? Sí estoy hablando de unas 355.000 personas que se “evaporaron” del Reino de España. Sería traumático. Pero quédese tranquilo que esto no pasó ni va a pasar porque ése es el número de argentinos que huyeron de su país, para no regresar, en sólo 36 meses buscando un futuro mejor. Tristísimo. ¡Mujeres y niños a los botes!