Por José Luis Llera Gil
condinter@telefonica.net
Cuando España se enfrenta a problemas graves es cuando se aprecia claramente el escaso nivel de nuestros políticos.
En estas últimas fechas no se habla más que de corrupción, nuevos Partidos Políticos y la deseada independencia de Cataluña para un cierto número de catalanes y para la mayoría de políticos de esa Comunidad que desean mantener sus prebendas a costa de cualquier cosa.
Añadiríamos por su reciente irrupción, el caso del pequeño Nicolás de lo que se habla demasiado.
Mucho se ha dicho y se ha escrito sobre todo ello, pero al igual que muchas veces ha sucedido, los que tienen en su mano adoptar soluciones no lo hacen o lo hacen de forma que parecen problemas irreales.
La independencia de Cataluña no puede ser cosa de catalanes solamente sino también del resto del Estado. De ahí que, acertadamente, el actual Gobierno del PP, ponga todas las trabas posibles para evitar un referendo de aceptación y como bandera la Constitución Española.
Dejan a un lado muchas cosas relevantes y una de ellas es la que voy a exponer, que no es más ni menos que la importancia que ARAGON pueda tener en su momento y, desde luego, ya desde ahora también, para atajar, frenar o impedir ciertas apetencias soberanistas de los políticos catalanes expertos en movimientos de masas.
Decía Cicerón que el pueblo es una “bestia muy grande” haciendo referencia a lo fácil que es manejarlo.
El Sr. Rajoy anuncia repetidamente que “mientras sea Presidente nadie romperá la unidad de España. ¡ Está muy bien¡ pero ahora resulta que la unidad de España es cosa de dos. No y No en todo caso es de muchísimos españoles.
Dicen los independentistas catalanes con ganas de trifulca, que el referendo que ahora anuncian, de forma totalmente legal, va a propiciar la independencia en 2016 y reiteran hasta la saciedad que su convocatoria es un derecho a la libertad de expresión y un ejercicio de democracia.
Otros políticos opinan, como remedio, que una España Federal sería deseable pero es obvio que para ello se ha de modificar la vigente Constitución española.
Hay que dejar bien claro que, en un caso u otro, estas medidas se han de adoptar por los que desean estos cambios y por los que no.
Pretender que sea válida únicamente la opinión de una parte de los españoles es intolerable.
Ante todos estos problemas y alguno más que se avecina, puede surgir ARAGON como defensora de la unidad de España, tanto por su historia de la Corona de Aragón que, traducido al siglo 21,es la defensa de sus fronteras ante estas circunstancias, como la oportunidad que le brinda de protagonismo razonable.
Por todo lo anterior sería oportuno hacer un llamamiento a nuestros políticos y a los del Estado Español, a fin de que tengan en cuenta a la hora de negociaciones y concesiones, que Aragón tiene la casi totalidad de la hipotética frontera terrestre que separa Cataluña de nuestra Comunidad Autónoma.
Esto hay que recordárselo a los responsables políticos catalanes que todavía no lo han visto y decirles también que la Comunidad Valenciana completaría el cierre del paso de personas y mercancías de Cataluña a la Península Ibérica. Ello les originaría un grave problema que, en el plano económico, no podrían permitirse.
Ante esto que pensamos algunos ciudadanos de a pié nos hace preguntarnos ¿Qué está haciendo Aragón para prever el momento en que pueda presentarse esta situación?
Nadie se ha dado cuenta todavía de ello y el caso es que puesto en la mesa de las negociaciones podría ser decisivo tanto para un sí como para un no.
Todos los países miembros de la Unión Europea disponen de controles o filtros importantes para impedir la entrada de ciudadanos de aquellos otros que no lo son.
Ahí queda todo dicho para conocimiento de quienes solamente ven lo bueno o están engañados por las grandes ventajas que, según otros, encierra la independencia de Cataluña tan deseada y engañosa.
Finalmente, como aragoneses, debemos recordar y temer que una nueva Cataluña quiera una vez más apoderarse de algunas zonas de nuestra Comunidad, ¡ Lo veremos si llega el caso ¡.Pero esto es otra razón para estar muy precavidos.
Vamos a ver si Aragón tiene en cuenta todo esto, que no es nada más hoy que una llamada de atención por parte del firmante de este artículo y, con todos los riesgos y peligros, pueda beneficiarse nuestra Comunidad de la importante decisión final que, en algún momento, ha de producirse, sea del cariz que sea.
