Por Manuel Medrano
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Que la economía es importante lo refrenda la antigua frase latina (de origen aristotélico): “primum vivere, deinde filosofare”. Sí, pero en la actividad económica, como andando por la calle o conversando, influyen la educación, los valores y el estado de ánimo.
Sea como sea, estos días se oye de todo desde el lío monumental en que España, Europa y, en general, buena parte del mundo occidental está inmerso.
Alguien podrá decirme que Mussolini, Hitler, Stalin o Pol Pot tenían escala de valores y que, los resultados, fueron desastrosos. En mi opinión, lo que tenían es ideologías fanáticas, intolerantes, excluyentes, y si queremos les podemos llamar “valores” pero, para mí, son antivalores. Como los de quienes, cuando hablan y practican “neoliberalismo”, piensan en la defensa de oligarquías plutocráticas que, a ellos mismos, los utilizan como propagandistas hasta que les resultan poco útiles, y entonces…
Podemos hacer todas las llamadas que queramos a la sensatez, la comprensión y la esperanza. Muchos las atenderán, pero por un tiempo. Si no tienes dónde caerte muerto ni para comer, se acabó el asunto. Sí, puede que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades pero, algunos, muy por encima y a nuestra costa. Antes y ahora, ya que estamos pagando y pagaremos durante décadas su lucro personal. Y esto no es socialismo, es sentido común humano.
Me encanta una frase peliculera que decía algo así como “si hiciste un trato, afronta tu suerte”. Bien, pero si me engañaron, si el contrato social era un contrato-basura, hay que empezar por el principio. Es decir, por depurar responsabilidades. Y nunca, nunca, ser opaco o imprudente en cualquier paso que se dé ahora, es preferible que nos equivoquemos mucha gente, a que lo hagan cuatro.
Porque, como dice otro buen amigo, este autónomo, una pequeña empresa quiebra y fin del tema. Pero quiebra una entidad financiera y pagamos todos. Para que fluya el crédito. De momento, fluye sólo y exclusivamente en una dirección: de nuestro bolsillo a la entidad bancaria. ¿Devolverán el dinero público que se les presta? ¿Cómo?
Puede que nuestra situación actual nos lleve a un estado social más justo y equitativo, porque realmente nadie controla los procesos históricos y de lo malo, también puede nacer lo bueno. Pero de momento, a los que estamos aquí y ahora, nos toca movernos en medio del huracán.