El pensamiento cultural y humanístico: progresista o conservador, pero alguno, por favor / Manuel Medrano

 
Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

    En un reciente acto académico donde se presentaba un interesante proyecto multidisciplinar científico y divulgativo y que, como viene siendo habitual, estuvo vacío de presencia institucional (aunque estaban invitados), el decano de mi facultad hizo una interesante reflexión sobre la torpeza terrible que se comete hoy día (y desde hace tiempo) al analizar la función social y labor de los estudios de Humanidades. Pero de ahí derivan otras graves consecuencias sociales, económicas y educativas.

    Dijo D. Severino Escolano que los elementos humanísticos, sean un resto arqueológico o un cuadro, se analizan, integran en su entorno histórico y/o artístico, recuperan, investigan, producen riqueza social, etc. Pero que estamos ante una situación en que parece que la opinión de muchos responsables institucionales es la siguiente: pues si el resto arqueológico o el cuadro ya están ahí, ¿qué más quieres hacer con ellos?

    Y, ciertamente, eso no tiene nada que ver con la posición ideológica. Según la Real Academia Española, se define así Conservador: “Dicho de una persona, de un partido, de un gobierno, etc., especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida colectiva y adversos a los cambios bruscos o radicales”. Y Progresista: “Dicho de una persona, colectividad, etc., con ideas avanzadas, y con la actitud que esto entraña”.

    Seas conservador o progresista, que tú sabrás como te quieres definir más allá de los topicazos acuñados en los medios de comunicación, supongo que entiendes que un resto arqueológico, un cuadro o una escultura, o una composición musical, son algo más que materia inerte. Y que hay que conservarlos, para disfrute de las generaciones actuales y venideras, así como progresar en su estudio. E investigarlos científicamente, interpretarlos, divulgarlos, explotarlos socialmente y, en muchas ocasiones, económicamente. Pero que tienen alta rentabilidad.

    Si miramos nuestros valores y producciones históricas, artísticas y culturales, presentes y pasadas, como elementos estáticos, no hay futuro humano. Comeremos (si hay comida), beberemos (si hay bebida) y folgaremos (si la salud y el ánimo acompañan), pero estaremos por debajo del nivel de los homínidos que nos precedieron y de los grandes simios, que experimentan con su entorno.

     El problema grave no está en si el pensamiento cultural, humanístico y social puede clasificarse como conservador o progresista. La situación letal se genera cuando no existe pensamiento de ningún tipo y, por mimetismo, nos retrotraemos a momentos anteriores, incluso, al del coleccionismo, que fue previo al de los museos, anteriores estos a nuestros conceptos actuales.

    Volviendo a la R.A.E., voy a copiar su definición de un término que me interesa ahora mucho más que el de Conservadurismo o Progresismo. Humanismo: “Doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos”.

    Si eres un “alma de vaca” no comprenderás el inmenso valor que atesora la sencilla definición anterior, y eso no es ni conservador ni progresista. Es estulticia y barbarie, propia de quienes ni oyen, ni ven, ni saben, ni atienden, ni entienden. Perros profesionales de la camisa con gemelos y el traje a medida (o los modelitos y el bolso de marca), la sonrisa postiza, la palabra hueca, la discusión vacua, la mentira y la polémica artificiosa y estéril que enmascara la dura, y a veces pútrida, realidad: que no tienen pensamiento alguno.

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