Ana Aragues: sobrevivir para hacer arte.


Por Cristina  Beltrán

 “Los dos actos más importantes de nuestra vida, nacer y morir, no dependen de nuestras decisiones, para casi todo lo demás …

…podemos ser poderosas, responsables, renunciar incluso, lo que pondrá de relieve nuestras limitaciones. Podemos mas o menos, elegir y eso delimitará nuestra andadura, nuestra biografía en este mundo…” partiendo de una introducción similar a esta empieza en su blog a comentar su propia biografía.

    La competitividad no entra en sus métodos ni planteamiento de trabajo, el respeto sí, la horizontalidad a través de la dedicación constante, del empecinamiento en trabajar arte a través de técnicas variadas, retándose llegado el momento con las nuevas tecnologías, todo es válido para existir a través de arte, esencial en su vida y difícil de catalogar actualmente.

   Para terminar las vacaciones de verano, realizar excursiones cercanas  pone el broche perfecto a una tranquila temporada. El Frago es una pequeña población en la que Ana ha depositado grandes esperanzas y abundante tiempo, a través de su fundación “El Frago, Ana Aragues” desde 2008 viene trabajando para extender el arte del grabado y otras disciplinas artísticas. Con ella han colaborado impartiendo cursos,conciertos o exponiendo sus obras prestigiosas artistas,  también cuenta con donaciones de obras de artistas  contemporáneos en diversas técnicas y estupendos libros de fotografía y de otras disciplinas.

  Nos espera en uno de los accesos para no perdernos entre calles con obras, es un día soleado, para gafas de sol, sombrero y agua. Ella se mueve en un pequeño y precioso coche, porque lo práctico no tiene porqué interferir en lo bonito. Nos acoge en la casa familiar impregnada de recuerdos, anécdotas y vida.

    Se ocupa con tranquilidad de que todo alrededor esté en disposición de ser utilizado, expuesta a la muestra pública desde la fundación en la que ha puesto tanta ilusión y trabajo, en ocasiones siente la impotencia del tiempo y las circunstancias como freno a los proyectos, pero con los pies en el suelo avanza en sus objetivos ante las adversidades que surgen.

   La enseñanza del “Grabado a través de la huella” es cosa que lleva haciendo a partir del verano de 2020, cuando por la pandemia no pudieron hacer ningún curso y abrieron el taller a la gente que vivía en el pueblo, la experiencia queda plasmada en una cálida exposición de interesantes trabajos que nos muestra con la ilusión de extender y entender el arte  del grabado a la vecindad que se sienta creativa para realizarlo. Las obras se encuentran expuestas en una sala taller municipal y resulta agradablemente curioso ver las experiencias.

    A lo largo de su carrera personal,vemos muchas obras,tratamientos y técnicas. Sus dibujos trabajados con collages son auténticos mapas de colores que dejan traslucir días, momentos de parejas, de mujeres, de personajes en situaciones congeladas en el tiempo, frescos y vitales presentan sus líneas limpias, la gama de paleta es total utilizando todo aquello reciclado de sus grabados, monotipos, revistas o cualquier papel que le diga algo. Los grabados quebrados van haciendo sortilegios para mantener el equilibrio en sus líneas como la vida misma llegando los colores a fundirse para llegar a la mujer indígena, al botón o el pez que tragan y definen un punto final al recorrido esencial de su historia.

    En su proyecto sobre los cuatro elementos serán los colores, naturalmente, los que definan el agua, fuego,tierra o aire en combinaciones lineales para contener y separar el ímpetu que trasmiten, para sujetarnos en el suelo y no entrar directamente en el lenguaje que nos lleva contemplando el acierto al describirlos, sí, estamos ante una mujer artista que lucha por mostrarse contenida dentro de sus propias normas y sobradamente trasluce su carácter, la llama vital que la acompaña interiormente. La necesidad de seguir dentro de los marcos sociales establecidos a fuerza de dominar técnicas que arden en su mundo interior.

    Esparcidas por la casa están las “cara – piedra” pequeñas esculturas realizadas con piedras de canto rodado esgrafiadas para formar caras o con diversos objetos encontrados pegados, dando resultados muy conceptuales y divertidos, la colección es amplia y sorprenden en los lugares elegidos para su colocación, de la misma manera nos acompañan sus esculturas mas o menos estilizadas elaboradas con materiales plásticos reciclados, si son sus manualidades desde luego dan para una exposición o acompañar sus grabados, no desmerecen una mirada más amplia para preguntarse si ese camino escultural habría tenido buen recorrido porque son  muy curiosas.

    Son los libros de artista los que han logrado darle las mayores satisfacciones, según sus palabras. Y sí, ahí juega, utiliza esas horas de tedio, o las roba al tiempo en la noche o con el sol, pero en el interior de su estancia/templo, porque meterse en ellos es entrar en un sortilegio de sensaciones en cada una de sus páginas, va mezclando distintas texturas de papeles, de grabados reutilizados dando forma a recortes que llenan y rellenan dibujos, letras, vacíos, jugando a contar historias entretejidas, son divertimentos en donde se expresa desatada de cánones a través de pequeños objetos / libros entrañables, misteriosos, valiosos y pulcros. Guardados en cajas encuadernadas con el mayor de los cuidados, son una sorpresa tras otra las obras de “Tiempo de Mexico”, “Africa”, “La voz de Plata”, “Entre la razón y la duda”, “Partir, marchar,pasar” ...y muchos más que nos saca de cajones preservadores como baúles que encierran sus tesoros, donde se despliegan en las páginas el dominio de las técnicas de grabado, la mezcla de materiales muy diversos, algodones, estaño, botones, hilos  dando forma a cada libro. Cada obra directa y distinta, se destapa para mostrarnos su íntimo gran universo. Ella escribe palabras en sus obras, en ocasiones como formando parte de la composición, otras veces les da forma de poema, ninguno sobra, todos acompañan el relato, escrito o pintado en texturas múltiples podemos leer y nos cuenta historias adaptables a cada estado de ánimo.

   Por una carretera muy serpenteante y bajo el más cálido sol de un verano que ya decae fue una buena excursión al fondo de sus vivencias…la sabiduría de las mujeres maduras la podemos encontrar tras cualquier esquina, lo esencial también. Esto lo constatamos tras compartir unas horas en los espacios de Ana Aragues.

   Volvemos a vernos en el Parque Pignatelli un atardecer de aire bochornoso tomando cervezas sin alcohol para recordar sus viajes sola o acompañada por los dos hemisferios, los viajes son saboreados de nuevo al recordarlos; México, Perú, Marruecos la India o Jordania dejan huellas en su casa y sobre todo en su personalidad, ha encontrado a gente muy especial en aeropuertos y museos del mundo, eso marca e influye.

    Los casi cuarenta años de socia del Liceo han quedado más atrás que Nicolás, hombre que le marcó profundamente con su amistad tajada con la muerte; las ausencias y los duelos esculpen el carácter en el tiempo. Las amistades, el arte y la familia son fundamentales para superarlo todo, Ana bien lo sabe.

   Entre nuevos proyectos para moldear, y acometer con su vitalidad el futuro dinámico está asegurado, ninguna operación va a terminar con sus ganas de futuro, siempre hay acciones que emprender. No tiene tiempo de parar porque la vida bulle en su interior .

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