Las colaboradoras

Por Cristina Beltran

    Les llamo a las personas dispuestas a la ayuda cuando se precisa.

     No es cuestión de ser complaciente, las colaboradoras son el tesoro encontrado en el momento apremiante, únicas para esa especialidad circunstancial.

   Entre nuestras amistades, seguro, tenemos cerca alguna, no es que se prodiguen pero ahí están ellas, como sin darse transcendencia, para respaldar y resolver.

   Hay infinidad de colaboradoras y colaboraciones.

    En la sección “nosotras” a lo largo de estos cinco años hemos tenido el placer de atinar y contar con Marisa Lanca, Cristina Marín, Esmeralda Royo, Lourdes Fajó y algunas otras que puntualmente han colaborado en la revista y en la sección. Cada una de ellas singular y original en sus formas, estoy agradecida y para ellas mi admiración y profundo cariño, son trabajadoras incansables en lo suyo, de modo altruista nos ofrecen escritos desde diferentes prismas que amplían nuestras observaciones sobre las cuestiones que abordan.

    Las colaboradoras ante circunstancias sobrevenidas son esenciales, una está agobiada porque no sabe como empezar a elaborar un proyecto y surge alguien a quien le agrada aconsejar para ejecutarlos bien, necesitas fotografías buenas para un encargo y se lo comentas a ese aliado fotográfo que te responde ofreciéndote dos días y horas de su agenda para realizarlas. Te destrozan algún inmueble y asoman tres amigas para ayudarte a ordenar, limpiar, pintar. Se te estropea la calefacción y van apareciendo estufas y radiores, a veces de quien menos te imaginas surge una colaboración puntual y perfecta que une y se transforma en amistad duradera. También claro, tenemos en mente a gente que se ofrece a colaborar y hay que persuadirla para que no lo haga, mejor no, por cuestiones varias que no nos ocupan “con algunas no hay que contar ni hartas de vino….” podríamos arruinar la cuestión según quien se ofrece a colaborar.

   Tengo un colega que de forma habitual termina sus frases así: “... el caso es participar, si puedes colaborar, ¿porqué no?” por supuesto, este es de esos a quienes les gusta ocupar su tiempo libre en ayudar a sus cercanos.

   En argot de jolgorio una amiga pone el acento sobre “las traidoras”, son aquellas gentes que hacen un papel primordial para traer y llevar cosas, son muy valoradas como hacedoras de recados en las familias y suelen resolver millones de asuntillos que a otras les cuestan un gran esfuerzo. “El traidor o la traidora” en ese sentido nos apañan la existencia,trayendo y llevando,(por eso lo de traidora, de traer…) al igual que la tía a quien le llevamos pantalones para que nos arregle el doble o remiendos de costura, las auxiliadoras se mueven entre bastidores sin darse importancia y algunas veces comentan: “Mira te lo hago a tí, pero no lo digas porque entonces no haría otra cosa para todo el mundo…” me río, sabiendo que ya entienden estar atrapadas en su saber proceder, y además les gusta.

    Las redes de voluntariado, tan trajineadas y vapuleadas; Extendidas y honradas las oficiales, invisibles las de ámbito doméstico, están constituidas en un elevado porcentaje, por personas colaboradoras que no hallan su lugar,  dando origen a distintas redes de colaboración, sin embargo, no es lo mismo prestarse a ser voluntaria en una organización que estar en el momento puntual de forma en la que tú deseas, sí puedes ayudar o incluso salvar la situación.

   Nuestra sociedad tiene un subentramado muy peculiar y se apoya mucho en colaboraciones, un elevado porcentaje son féminas, esto está muy estudiado,es indiscutible, sobre todo en el ámbito familiar, de cuidados y doméstico.

   No es lo mismo ser manitas y ayudar a las amistades o familia que colaboraciones comprometidas en redes formales de bancos de tiempo o voluntariado, donde es necesario saber días, horas y especialidades de las personas que se ofrecen a colaborar para organizar una red amplia de servicios a la comunidad.

   Este asunto es arena de otro costal pues implica a más gente, compromiso y riesgo, para lo cual en las entidades coordinadoras se  tienen listados, curriculumvitae, seguros e incluso justificante de no tener antecedentes penales por algún tipo de delitos, todo esto, muy importante para trabajar con seriedad hacia colectivos vulnerables.

  Ponga una colaboradora en su vida, aunque usted lo sea también, no alcanzamos a todo y a donde no llegamos ahí se encuentran ellas, sabiendo pedir y dando más, al recibir la red de colaboración se extiende al infinito.

   Abrirse a las demás con sororidad en la piel y en el corazón  es el elixir de las  colaboradoras, son un fino hilo de agua de mayo cayendo sobre el recuerdo del favor realizado, dejan un rocío o pátina  personal que une a las personas y transciende en el tiempo. No hay olvido para las colaboradoras, dejan gratos recuerdos.

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