Rinconcito Latino: ‘La habanera, una paloma viajera y polémica’


 Luis-Felipe Sánchez Ripolles

     Faustino Núñez coautor con Maria Teresa Linares de la Música entre Cuba y España insiste mucho en la Habanera al tratar el tema de «la vuelta» de influencias a España.

    La Habanera vuelve pues a España como nieta de las viejas danzas cortesanas llevadas por los colonos del XVII y XVIII llamadas contradanzas, que adquieren peculiaridades tropicales en la sociedad criolla. Se la puede llamar «danza criolla» o «danza habanera» para distinguirla de las «danzas americanas» de otros paises. En principio fue un tema puramente musical luego se le añadió la voz catable a fines del xix, como lo fue también a mediados del siglo XIX el danzón criollo, hasta que le añadieron a éste la voz de Barbarito Diez, la Voz del Danzón. Por eso se  la clasifica en «habanera culta» y «habanera popular». Y lo mismo que vimos en el Punto Cubano de la canción guajira y su relación con el Punto Canario, es un género de ida y vuelta, pero si en el Punto ese ir y venir es continuo, hasta el extremo de hacer irreconocible el punto canario del cubano, en la habanera no. Nace en Cuba a raiz de contradanzas antiguas, boleros y seguidilas españolas y se va poco a poco acomodando a los ritmos caribeños perdiendo el ritmo ternario típico de la canción española, como le ocurrió al danzón, por el binario del 2×4. Tony Evora, en Orígenes de la Música Cubana (Alianza), dice que es el primer regalo musical que Cuba hizo al mundo y que los compositores europeos creyeron que era de origen español, bueno en parte aciertan pues era territorio español, aunque colonial. Es un género musical más utilizado fuera que en la propia Cuba, quizás porque por su misma naturaleza musical era más apropiada para una sociedad burguesa culta que para las necesidades de afirmación nacional que entonces tenía el pueblo cubano, a diferencia de otros géneros más agresivos, más directos, como la ironía y tono satírico de la misma guaracha, de la que se servían mejor para esos fines. Más adelante la habanera se incorporará también a la lucha nacional.

      Hay autores que contraponen a la habanera con otros géneros cubanos, como es la guaracha, por su distinta naturaleza, en este sentido, a mediados del siglo xix, la una era más para una sociedad culta burguesa, la otra más de uso popular. Sin que haya que poner una barrera entre ambas pues la alta sociedad también participaba en luchas nacionales, y en el ambiente emancipador esa melancolía romántica de la habanera, que en sus inicios coincide con el Romanticismo también muy nacionalista como sabemos, esconde una nostalgia de un porvenir nacional independiente. Así tenemos una habanera de la alta sociedad de Eduardo Sánchez de Fuentes, donde de modo figurado se ensalzan los valores de la patria en la persona de una linda trigueña. Es la habanera ,  Cuba eres tú, dice la letra, y en 1995 en plena guerra todo el mundo sabe de qué se habla, como ocurrió en el anterior conflicto de los Diez Años con La Bayamesa, donde de canción trovadoresca amorosa pasó a ser una canción patriótica cambiándole la letra. Sobre la cuestión de la canción patriótica hay dos publicaciones no consultadas, de Critóbal Diaz Ayala, El cancionero político-social en Cuba hasta 1958, Ed. Charleston, Usa, 2012, y de Zoia Lapique, La Música colonial cubana en las publicaciones periódicas (1812-1902), Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1979.

   Esta habanera Tú, junto con La Bella Cubana del violinista José White, al que vimos en la crónica anterior de este Pollo Urbano, y La Paloma del vasco Sebastián Iradier, están consideradas como las tres habaneras más reconocidas mundialmente, entre otras de más valoración localista como Flor de Yumurí, de Jorge Anchermann. Habanera, Tú, pinchar en este enlace : https://youtu.be/4tDpM5uOsN0

     Y la habanera más conocida en España, y puede que en el mundo, se crea en Cuba por un español, es La Paloma de Sebastián Iradier (1809-1865), un vasco que residió en Cuba una temporada, compositor también de otras habaneras como Una ingrata y El arreglito, y que a nadie le sorprendan estos orígen vascongados que tambien Natalio Galán cita al investigador Felipe Pedrell quien dice que el zortzico vasco tiene mucho que ver en esto, claro que en su fácil elocuencia musicológica cita otros exóticos orígenes, se trata de Cuba y sus Sones (Pre Textos, 1997), y de prologuista no podía ser otro que Guillermo Cabrera Infante. Y esos exóticos origenes son la música de los incas y no deberíamos poner otros como las culturas asiáticas, pero sí por proximidad las precolombinas cubanas y en esto el mandamás oficial cubano Sánchez de Fuentes insiste, como el sesudo investigador y compositor argentino Carlos Vega que halla orígenes examinando textos musicales en el viejo repertorio musical del Cancionero de Palacios del xviY otros aún van más allá, como el filólogo arabista Julián Ribera, quien apunta señales o antecedentes de habanera en algunas Cantigas de Santa María del siglo xiii de Alfonso x el Sabio. Y nada sabríamos de tanta elocuencia si no fuera por este libro citado de Natalio Galán, Cuba y sus Sones. Otros autores citados en este libro insisten en la cultura árabe y en el ritmo de su música, y al final habrá que darle la razón a Ravel al confundir el bolero con la marcha moruna, según comentario malicioso de Guillermo Cabrera Infante. Pero de Africa no sólo lo arábigo sino también lo negroide entra en estas influencias en la habanera, de manera que sufre un ataque africanista por todos lados, cuestión ésta nada de extrañar si no olvidamos el origen africano de toda nuestra cultura musical.

      Volviendo a Iradier, profesor de solfeo y guitarra, y compositor acomodado y bien relacionado en Madrid, Natalio Galán dice que aquí compuso y editó sin fecha su habanera La Paloma, habiendo serias dudas sobre su estancia en Cuba, que debió ser así como nos dice la letra, así como en otros paises americanos. Se sabe con certeza que fue un tema conocido universalmente hacia 1860. Y en sus andares viajeros, Iradier compuso otra habanera, El Arreglito, en Paris, pero como canción habanera, que Bizet incluye como habanera en su ópera Carmen cuando buscaba en los 70 en España, en donde debió oirla, ambientación para su ópera, y que demuestra que para él, y para tantos, España y Cuba eran la misma cosa. Más inseguridad tenia Iradier cuando consideró como canción a La Paloma, al subtitularla como «Canción Americana a dos voces con un poquito de trigueña y caramelo», lo cual nos dice que el término «habanera» estaba por fijarse, nos dice Natalio Galán. La misma inseguridad la tenían otros compositores de altura residentes en La Habana, como el mismo Gottschalk, originario de Nueva Orleans y cultivador de lo afrocubano en la música culta de vanguardia, cuando la llama danza cubana. Y es que en Cuba nunca se impuso con autoridad el término «habanera», sí en cambio el de «danza criolla», «danza cubana», o por sus raices africanas «tango congo», o por la temática «lamento». Todo lo cual hace suponer que es en el exterior donde funciona mejor dicho término, quizás como simplificación de una complejidad musical cubana no conocida por completo fuera, en buena lógica, y que al cubano le resulta extraño dicho término, y no sólo él mismo sino el mismo género musical de habanera, hasta el punto que fue más cultivado fuera que dentro como vemos cuando la habanera se diluye y desaparece ya en el xix en el panorama musical cubano. Así lo vió nuestro compositor Joaquín Turina en su viaje en 1929 a La Habana : «La Isla de Cuba presenta una riqueza inagotable de materiales folklóricos… en esto los cubanos se parecen mucho a mis paisanos andaluces… en Andalucia el folklore se pierde porque nadie se ocupa de él»

      Para su ópera Carmen, Bizet utiliza una descarada copia literal del Arreglito de Iradier, haciendo de paso otro arreglo también de la mulata graciosa de las comedias y sainetes de la época con la gitanilla andaluza de armas tomar. Y no sabemos si fue por considerar Bizet, como la alta sociedad, que Cuba era tierra española, que lo era políticamente pero no emocionalmente, pero eso colaba en el despiste de la alta sociedad europea. El Arreglito de Sebastián Iradier : https://youtu.be/YFDurZPYTDU

      Hablemos algo de musicología, poco que para eso están los musicólogos. La habanera toma de la contradanza colonial el ritmo de tango, considerando a éste como género musical antiguo, semilla de tantos otros géneros y olvidando de momento a nuestro referente argentino para no confundirnos, y que por cierto le llegará el nombre a éste de su ancestro más lejano a través del más próximo de la Habanera. Ese tango antiguo utiliza la base rítmica corchea con puntillo, semicorchea y dos corcheas, haciendo por eso que se la crea oriunda de España. Felipe Pedrell, musicólogo catalán, cree que le debe mucho al zorzico vasco y su compás de 5 x 8, como se ha comentado. Todas esas influencias de ida y vuelta están alli, pero de lo que no cabe duda es que fue el músico cubano Manuel Saumell quien más difundió la contradanza criolla, y por añadidura la habanera, hasta el punto de concederle su paternidad. Tony Évora habla del Coriambo, un ritmo básico africano muy difundido en Hispanoamérica (negra-corchea-corchea-negra) del que procede el tango y la habanera. El origen de la habanera se convierte en una obsesión para los investigadores, hay respuestas variadas, pero todas giran en torno a lo mismo. Nadie duda del poderío de la contradanza europea, sea española, contredanse francés o country dance inglés, los paises colonialistas imponen su música que al calor del trópico sufrirá sus inevitables cambios. Seguirá también siendo elitista y correrá paralela al romanticismo nacionalista con los mismos fines. Este sincretismo o trasculturación, término este último creado por Alejo Carpentier, términos necesarios para analizar la música americana, siempre tirando para casa las novedades europeas y africanas, es un fenómeno a admitir viendo los buenos resultados a que da lugar la música de raiz africana o europea, como vemos en el Son y Danzón cubanos, o el Blues y Rock norteamericanos, 

    La habanera inicia el viaje de vuelta a España con ese «bajo ostinato» que la caracterizará en toda Europa, donde al final se practicará más que en la misma Cuba y es entonces cuando empiezan a aparecer paternidades del género, como hace el escritor de gastronomia y cultura en general, el  catalán Nestor Luján de la revista Destino, allá en los años setenta, que la considera nacida en las tabernas de los pueblos pesqueros de la costa Brava, mezclada con la sardana, en los cánticos marineros llenos de evocaciones de las tierras americanas. Es de suponer que Nestor Luján está hablando exclusivamente de la habanera-catalana, pues también hay habaneras en tierras castellana, vasca, asturiana y gallega.

    En Andalucía influye durante el viaje de vuelta en los tangos flamencos y en los tanguillos del Carnaval de Cádiz, si bien tanto al ir como al volver la habanera sufre cambios formales adaptándose a los valores musicales, a los modelos característicos de cada pais. En Cuba el ritmo binario del 2×4 domina siempre, en España el ternario del 3×4 o 6×8. En cambio las influencias se manifiestan más en los contenidos temáticos. La mulata rumbera, la chulapona y el Curro callejeros, y hasta el guardia civil, viajan de un lugar a otro en sainetes y teatro musical sin complicaciones. Pero a partir  del primer conflicto bélico de la guerra de los Diez Años entre la metrópoli y la colonia, se acentúan los sentimientos nacionalistas por ambos lados, la separación emocional. El regreso de la habanera comienza a cargarse de la nostalgia de algo que se va perdiendo en el proceso de independencia. Hasta entonces el teatro lírico español presenta muchos números basados en la música de la habanera, sin conflicto alguno, como en la zarzuela Un Sevillano en La Habana compuesta en 1874 en plena guerra de los Diez Años, conflicto que termina con la capitulación de los insurrectos cubanos en la Paz de Zanjón de 1878, que de esta manera no conseguían la independenia ni la abolición de la esclavitud. En dicha zarzuela tenemos a la mulata Maria de la O, que crea el modelo para otra zarzuela del mismo nombre a cargo de Ernesto Lecuona en 1930. Tenemos también al negrito Cheito y a Curro, un español, andaluz llegado a Cuba, enamorado de la mulata, que dice va a cantar «entre jondo y lucumí», es decir, mezclando el cante andaluz con el africano cubano.  A partir de entonces, empieza a llamarse en Cuba Canción habanera o Contradanza habanera como signo distintivo. Y lo que la hace ya identificada como canción cubana en la escena española es no sólo el tema siempre a cargo de personajes típicos cubanos como el negrito con su habla bozal, la mulata y el gallego, sinónimo en el xix de español, sino el mismo ritmo cubano del 2×4. Estos estereotipos hacen confundirse al mismo Bizet y que haga un plagio, con todo descaro para su ópera Carmen de la habanera El Arreglito de Iradier, y no contento con este «arreglito» aún hizo otro al copiar el modelo de la mulata rumbera confundido con la gitanilla graciosa, como se ha comentado. Estereotipos que nacen, en buena parte, de la postura negacionista hacia su colonia por parte de la metrópoli, de España, nacidos de su intransigencia política, relegando los valores musicales cubanos a papeles de opereta o sainete cómico. Nada de música afrocubana y mucho de negrito grotesco y mulata graciosa, ignorando también las diferencias nacionales en términos genéricos un tanto despectivos, hablando de danzas americanas al tratar la riqueza musical cubana, y para el emigrante repatriado el término también genérico de «indiano». Aqui entra Natalio Galán en un análisis muy valioso, de algo confuso por lo complejo, de la paternidad del tango histórico en la génesis no sólo de la habanera sino de tantos otros géneros musicales, y se basa en el testimonio de viajeros como Jean Charles D´Avillier en 1872, narrando las parodias de negros en intervalos de las corridas de toros españolas bailando danzas de su pais cubano, presentados como negros africanos, y terminando con «un tango americano realizado por una gitanilla… el tango es una danza de negros con un aire muy espasmódico y acentuado». Ese Tango, otro problema más sobre su origen europeo o antillano, que trata nada menos que Pio Baroja en su obra «Reportajes», puede venir del «tangere» latino, aunque en sus memorias lo deja en suspenso : «… era de origen andaluz, medio árabe, o era de origen americano? Yo no lo sé». A continuación Natalio Galán dice que entre la terminologia española de entremeses, loas, bailes, jácaras y mojigangas del xvi al xviii, no aparece el término tango.

     La habanera pasa a ser un género musical muy apropiado para los temas de amor idílico no correspondido, como bien lo vió Bizet, o para la nostalgia de un tiempo colonial pasado que no volverá, siempre situada en lugares exóticos de gran belleza cargados de recuerdos. El paisaje tropical adquiere esta escenografía idílica y nostalgica que también sirve de modelo a la  pintura de paisajes exóticos, al art nouveau, a la  arquitectura y artes decorativas, y a la literatura modernista, como respuestas al viejo arte burgués, actitud que coincide en parte con el Romanticismo. Esta huida a lugares naturales, escapando de la vieja civilización, parece vaticinar lo que quedaba por venir. Los movimientos migratorios hacia América huyendo del caciquismo dan lugar a nuevas naciones que parecen presentir los desastres  y calamidades bélicas de la vieja Europa pendientes de llegar.

     Todo este ir y venir genera entre los investigadores un verdadero caos de influencias musicales de ida e influencias de vuelta, que llega a ser mareante para el lector más normal. Y es que en realidad ni ellos llegan a un acuerdo definitivo. Lo único que queda en claro es que todo se cuece en un ambiente colonial. Está claro que si Cuba es colonia española las influencias van por ahí, teniendo aquí muy en cuenta a la vecina colonia francesa de Haití y su invasión a resultas de una revuelta de esclavos, llevando la «charanga francesa» que se va a mezclar con la cubana sin problemas. Así como cuando al salir de allí en la independencia cubana de finales del XIX, las influencias se trasladan en sentido inverso. Uno, en ese caos de datos intuye que el problema se puede aclarar al tratarlo desde un doble aspecto, «musicológico» y «temático». El primero para entendidos en la teoria musical y el segundo para la sociología histórica y la Etnografía o estudio de las costumbres y tradiciones, de manera que se podrá ver con claridad que tal o cual estilo musical influye en el otro si ambos aspectos musicológicos y temáticos coinciden, nunca exactamente en lo musical pues en Cuba todo que va llegando se muele hacia los modelos musicales típicos de allí, principalmente hacia el ritmo binario del 2×4, o el 2×8 para el montuno final, con el adorno de síncopas y del cinquillo típico (corchea-semi-corchea-semi-corchea) Y en el aspecto temático, cuidado, que esa melancolica nostálgia de la habanera primera, próxima o paralela al fenómeno universal del Romanticismo, encierra como en éste un tumor que crece hacia ideas de libertad personal y de independencia nacionalista.

    Mientras, se dijo, la habanera se difunde durante el XIX en Cuba primeramente como género musical culto, contribuyendo al sentimiento nacionalista en el piano clásico de Manuel Saumell, hijo de un emigrante catalán, y en las Danzas Cubanas de Ignacio Cervantes, quien debido a sus méritos estudió en el conservatorio de Paris obteniendo premios. La «habanera» alcanza su plenitud en la zarzuela Cecilia Valdés, de Gonzalo Roig, basada en la novela costumbrista de Cirilo Villaverde; y como tema musical en la habanera , de Eduardo Sánchez de Fuentes, obra orquestal ya comentada, llena de aromas y sensaciones típicas del sentir cubano, aunque luego perdió esos valores cuando un hermano de Sánchez de Fuentes le puso letra y la convirtió en canción de fuerte sentimiento patriótico, lo mismo que le ocurrió a La Bayamesa. A fines del XIX se generaliza como habanera cantada y así pasa al siguiente siglo, y en esto para todo hay opiniones y gustos.

    Así que la «habanera culta», pasa cada vez más al terreno de lo popular, un ejemplo más de lo tratado en nuestra entrega anterior en este Pollo Urbano, que es como llegará a España. Vista desde aquí no nos ofrece el tema ninguna duda al decir que nace entre Cuba y España y que es una elaboración en recuerdo de esa tierra maravillosa, sin tener que llegar a las lamentaciones nacionalistas de la Generación del 98, ridículas si reivindican un pasado vergonzoso políticamente basado en la opresión y el esclavismo, que sólo nos reportó a los españoles miseria y sufrimiento, que así lo canta ese coro de Repatriados de la zarzuela Gigantes y Cabezudos. Con todo, la producción de música de habaneras en Cuba fue decayendo como yo mismo veo en mi modesta aunque numerosa discoteca de música cubana. Veámos a ver qué nos dice ese conjunto de temas después de catalogados cada Cd., por tema, autor, género musical, intérprete etc. Como dije en mi primera entrega de este Pollo Urbano.

     Pues bien, examinados me salen cinco temas nada más con el título de «habanera», Si lo comparamos con otros géneros más minoritarios, porque boleros, cha cha chas y danzones no pararía de contar en mi discoteca, si lo comparamos digo con el Guaguancó, aqui me salen casi 200 guaguancos; y Danzonetes, otro género minoritario, me salen unos 50. Sin embargo de «habaneras»  me salen escasamente cinco, Mariposita, del Trio Matamoros https://youtu.be/igmiVIuaJVo , Te vas Juventud, canción de Ernesto Lecuona: https://youtu.be/3j68zzXVZwg/, Nostalgia Cubana, de Armando Orefiche de los Lecuona Cuban Boys https://youtu.be/FbsdgBmVnVYLucero de la Mañana, una canción-habanera interpretada con voz lírica impostada por Ramón Calzadilla https://youtu.be/sVIm964EcXQy, y la quinta una versión en forma de canción-habanera del tema Veinte Años por el duo de Maria Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo  https://youtu.be/DR_1b8u-5DQ. Teniendo además en cuenta que Lecuona es un compositor de variados géneros, algunos foráneos, pues es seguidor de la canción romántica europea, el recuento hecho de habaneras es pobrísimo. Asi que he debido comprar pocas habaneras para mi discoteca, o sencillamente, que no hay tantos temas grabados. También es verdad que hay más grabación de música popular que culta en mi discoteca.

    El diccionario cubano de Esteban Pichardo de 1836, con nuevas ediciones hasta 1875, ni siquiera recoge la voz Habanera; sí en cambio el reciente  Diccionario de la Música Cubana de Helio Orovio, de 1981, que dice «es un género cuyo origen se encuentra en la danza criolla». Como danza criolla, no puede haber otra que derivada del Danzón. Dice que tiene que ver con el surgimiento de géneros latinoamericanos especialmente el Tango Argentino. Lo mismo dice Guillermo Cabrera Infante, siempre en la linea de la relación entre Danzón y Habanera, y es que el siglo XIX es el siglo de la habanera. El dominio del ritmo binario del 2 x 4 en toda la música cubana que como poderoso caballero ha derrotado a los ritmos ternarios peninsulares de contradanzas, boleros y seguidillas, va a hacer lo mismo con la habanera. (Sobre todo esto ver en internet Cuba y Andalucía entre las dos Orillas, donde da abundantes explicaciones Faustino Núñez, recientemente fallecido, cubano de origen y catedrático de Flamencologia en Sevilla, asi como editor de abundantes libros de divulgación de los orígenes de la música cubana, con un torrente de noticias y datos.

      Faustino Núñez y Danilo Orozco, también son responsables de la distribución semanal en El Pais del año 2000 de un coleccionable de unos doce títulos, editados por el Club Internacional del Libro, y titulado «Música de Cuba de la A a la Z». Al hablar de la habanera la definen por apoyar su melodía en un «ostinato ritmico» constante del que se sirve en su difusión por todo el mundo, presente en la Habanera de la ópera Carmen de Bizet, en algunos números de la zarzuela española y el fandango andaluz, y hasta en la canción napolitana, hablan de habanera culta y popular.

    Visto desde aquí una habanera es una tema musical que se ha mantenido en la nostalgia del emigrante, que recuerda aquella tierra maravillosa, y la evoca en forma de canción que elabora y que sigue llamando «habanera». Y se canta especialmente, además de en otras regiones, en Cataluña y zona levantina, pues ya sabemos que representan allí el talante comercial, y al final de la colonia no tienen otra que quedarse y acomodarse a los nuevos tiempos, o regresar como «indianos» y en hermosas mansiones rodeadas de vegetación tropical, imitar aquellas del Caribe en ese estilo modernista tan llamativo. Esa es la razón de que en el xix, salvo los políticos catalanes republicanos más pendientes de la cuestión catalana, se insista ante el gobierno español el mantenimiento del sistema colonial. Nada de autonomía y mucho menos la independencia, tampoco el librecambismo que perjudica el monopolio de un negocio todavía en un sistema colonial esclavista, mantenido casi hasta el final por gobiernos conservadores y liberales.

    Todo este repaso histórico nos ayuda a situar la habanera en su tiempo. Esa Paloma de Sebastián Iradier, un español que también pasaba por alli, paloma prepicasiana que a mediados del siglo XIX compone en pleno auge de la Habanera con ese «bajo ostinato» y dándole un aire más al gusto español, no encuentra rumbo donde ir, ni la dejan en paz que es lo suyo; ya no sabe donde posarse salida de La Habana, en menudo lio la han metido, unos le dicen que se vaya a Argentina a inventar el tango argentino, o a Nápoles la canción napolitana y a España el Chotis, con ese bailar «en un ladrillito» tan cubano, y hasta el  pasodoble torero si hace falta, pero ella a lo suyo, a disfrutar de las verbenas veraniegas de tantos pueblos de la costa mediterránea con sangría, quemadillo de ron y farolillos, y como muestra esos festivales anuales de Habaneras en Torrevieja (Alicante) y Calella de Palafrugell (Gerona), cada verano. O si quiere la paloma se llega hasta Cádiz donde le recordarán aquello del tango para llamarla «tango gaditano» en sus carnavales, y no le pareció mal a nuestra paloma la seriedad del flamenco. Aqui Faustino Nuñez nos aclara muchas cosas al decir que si la habanera nos trae lo afrocubano del Danzón, la canción campesina o guajira cubana está más en las Guajiras flamencas que recogen el punto cubano, y que yo tenía por más canario que andaluz, por cierto. Siguiendo el vuelo de la paloma está en la misma zarzuela en donde en algún descuido la ponen en un número, lo mismo que Bizet en su ópera Carmen que acertó con este género habanero aunque sea plagiando El Arreglito de Iradier y reconociendo su origen hispano, como hizo Ravel con su Bolero en forma de marcha moruna, en opinión de Guillermo Cabrera Infante, y es que Africa empieza en los Pirineos, ya lo sabemos, como que en Africa nacen buena parte de los estilos musicales. Pero la paloma sigue su camino hasta nuestros dias, y en el cereal cincovillés les enseñó a los de Ejea esa habanera de lejanas tierras, y en Boltaña se puso triste al ver tanto pueblo ahogado en los pantanos según nos canta la Ronda de Boltaña, pero aún dejó mazurcas, rumbas, boleros, habaneras y rancheras en los cantos de los abuelos de la montaña, según recoge el Archivo Pirenaico del Patrimonio Oral de Sabiñánigo; y Labordeta, Carbonell y La Bullonera también la cantaron para denunciar, y uno mismo tiene grande pesar cuando en su niñez la cantó en las chirigotas del pueblo: Si a tu ventana llega un burro chato, trátalo con cariño que es tu retrato. 

     Próxima entrega : Voces cubanas, la voz cantante

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