El hombre en el mundo / Hugo Ester Laín

Por Hugo Ester

Algunos hombres dicen que trabajar es bueno. Otros deciden no hacerlo en su vida. Otros hacen que trabajan. Otros no hacen nada más.

Otros tantos investigan y estudian todo tipo de ramas de la ciencia consiguiendo grandes y terribles logros. Otros hurgan en vidas ajenas para abastecer la suya. Algunos hombres con la vida por delante, otros con la vida como cruz. Algunos hombres malvivientes, otros que viven malamente.

 

La mitad de la gente se muere de hambre, la otra mitad se muere de vieja, y unos y otros se van matando con pistolas que disparan donde van poniendo los ojos. Balas arrebatadoras de energías disparadas por hombres vivos. Balas que se encajan en cuerpos como los penes erectos se sumergen en los totos. Balas que provocan funerales de dolor.

Algunos hombres europeos, otros americanos, muchos asiáticos, pocos sinceros. Algunos hombres vivos tan sólo en la memoria; otros perdidos en ella.

La gente del siglo que le toca, la que se toca en su siglo. Algunos hombres amarillos, algunos negros, otros tantos blancos. Ninguno transparente.

Las personas que aprendieron a estar solas escribiendo. Los que lo aprendieron al morir. Los que lo aprendieron desde niños, los que nacieron con ello. ¡La gente en sociedad viviendo! ¡Las personas en conjunto sobreviviendo! ¡La humanidad en su entorno, haciendo!

La gente que se instaló en poblados, la que lo hizo en ciudades.

Él que se dio cuenta que a lo largo no cabíamos pero sí en vertical.

Unos en cima de otros para comer espaguetis con nata viendo el televisor, para dormir cada uno con la postura que se le antoje mas cómoda, para follar con una, para follar con esa misma pensando en otra, para acabar follando con la otra, para gritar pensando que nadie te escucha, para salir al balcón a tocar la trompeta, para desde tu ventana verle a la vecina las tetas, para vengarte de la vida por vivir en bloques de veinte. ¡Los hombres viviendo por vivir! Hombres que solo confían en sus almohadas. Algunos hombres que ponen énfasis en el acontecer de los actos. Otros que simplemente se divierten.

Personitas viendo todo desde un poco más abajo; ven y ríen, van diciendo: ¿Pero qué están haciendo? ¿Quién cojones hará el resto?

Personas que van a misa los domingos mientras sus nietos rezan a las paredes de un afterhours. Algunos hombres que no se lo pueden explicar. Gente que con según que gente no se quiere relacionar. Hombres que se visten de mujeres. Mujeres que se visten de hombres. Hombres de mundo, hombres de mar. Hombres seguros, hombres de azar.

Hombres que hacen de su vida una continua búsqueda de estabilidad, hombres que sin razón aparente odian la navidad. «Ombres» sin h; ya que más da.

Multitudes de millones, viendo el televisor. Miles de hordas, teniendo sexo por ordenador.

Los hombres de Cristo, los hombres de Alá. Los hombres que inventaron el miedo. Hombres y mujeres que se aman a la fuerza para no vivir en soledad.

Después de la muerte hay cuatro opciones: el cielo, la reencarnación, el infierno o la nada. El Papa, el Dalai- Lama, Obama u Omael.

Cacerías de personas, centenares de billetes. Dinero enamorado del hombre. Hombre tonto. El hombre enamorado del billete. ¡»Capistalisto»! ¡Dinero contento! ¡El tío Sam erecto!

Gente que planea por la vida en un parapente que como su mente permanece cerrado. ¡La juventud entera pendiente de cómo acabaran unos pocos hombres abandonados en una isla! ¡La vejez entera pendiente de las palabras de un gangoso y de un esquilador de esquiroles!

Algunos poquitos hombres teniendo fe en la humanidad. Algunos poquitos hombres ven en otros libertad. Hay algunos hombres buenos, como dice la canción. Confianza en el hombre, nunca la pierdas; como cantó Camarón.

Algunos hombres de rodillas pidiéndole a una mujer matrimonio, y de fondo una canción, que no fue St. James Infarmary sino la banda sonora de Ghost. Gente que se saca las llaves del bolsillo 2 minutos antes de llegar a su portal. Personas que se van de su país porque no se sienten acogidos. Otros que no salen del suyo por miedo a verse desprotegidos. El hombre que creó el Derecho y le otorgó el valor de Ley Suprema. El hombre que ahora sin poder escapar del girar del la rueda, se lamenta. ¡Qué pena!

Los hombres comiendo a la hora que cada cultura otorgó a su país. Los hombres sintiendo asco de otros hombres. El que prende fuego a un bosque. Los hombres que vinimos del semen. Los hombres que vinimos de lejos. Los que vienen de fuera de la estratosfera. El que se crió en una manada de perros salvajes en Centroamérica. El que se compró un adosado en La Luna. El hombre asustado de su propio reflejo. El hombre que inventó el espejo. Curas que deberían ir donde más temen, prostitutas santas con gargantas profundas. Hombres que gobiernan por la gracia de Dios y de la democracia. Personas somos ante todo, números ante el sistema.

Algunos mierda de hombres matando a su pareja. Algunos hombres muy solos. Algunos hombres muy ricos, otros que no necesitan tanto, otros que viven en necesidad.

La gente que se cree que es pariente de su familia de feria ambulante. Algunos enamorados de su prima la travesti del café-cantante. Algunos hombres perdidos en la inmensidad del norte. La gente desnuda sufriendo vergüenza por, con lo que tiene, no sentirse conforme. Algunos hombres que no pueden disfrutar de la vida por sacar su familia adelante.

Los hombres embotellados viviendo en la difícil situación que es toda esta incertidumbre que nos impregna. Los hombres en el monte, libres, cruzando los caminos disfrutando cada paso. Los hombres emborrachándose, fumando y bebiendo vino en vaso. Vino que al hombre le transforma en un animal de la jungla que enloquece subido a la copa de un árbol por las formas que se le aparecen. Vino que conecta con el alma del hombre y la expande hacia el orgasmo de los sentidos. Vino de la nada. Vino para el hombre.

La vida que a uno le toca él mismo la ha de agarrar. La vida que a uno le toca, ¡la vida que a uno le toca!, ¡la vida que a uno le toca uno mismo la puede cambiar!

La seria vida nocturna, la bella mañana imberbe. La vejez quejándose de la juventud. La juventud quejándose de la vejez. Los niños llorando.

Las mujeres. Las mujeres… Algunos hombres, pero sin embargo las mujeres…

¡Vente al mundo hay muchos hombres, son ya toda la humanidad!

Dios sentado en el cielo decide entre la vida y la muerte, y si es o no es benevolente, sólo lo saben los obispos, unos cuantos curas y unos pocos cientos de niños violados.

Todo el mundo pendiente de comer, de dormir. ¡Todo el mundo pendiente de un hilo!

¡Todo el mundo pendiente de beber, de soñar! ¡Todo el mundo pendiendo de un hilo!

Yo que tu me fiaría de la humanidad, no te pegues un tiro; tan solo déjate llevar y estate tranquilo.

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