Por Max Calor
Desde el estudio de Angel Orensanz en su Fundacion en Manhattan se ve muy próximo el edificio Red Square (Plaza Roja) sobre el que se iergue un flamante Lenin de bronce.
Extiende su mano al este y desde el ventanal de la frontera de la Fundacion se siente la tentación de alcanzar su mano. En ese contexto de tensión y sensibilidad con lejanos países europeos Ángel Orensanz está construyendo una composición escultórica. Lleva por título «Ucrania, el volcán de Europa». Trata de ser un comentario al momento algido que está viviendo Ucrania a lo largo de este ano, con reverberaciones que llegan a todo el continente europeo.
La obra consiste en un brazo alzado de cinco metro de alto desde el que se dispara una llamarada, alimentada por astas de grandes dimensiones. La obra se exhibe en la galería de la Fundación y forma parte del fondo de obras del escultor en la colección permanente de su Fundación en Nueva York.
Las obras de referencia política y social de Ángel Orensanz no son ilustraciones a un texto o a la situación de un país o región. Son conceptos visuales autónomos que se perciben en seísmos sin vinculación a la inmediatez de un evento o situación. Lo cierto es que una situación o evento como los embates rusos sobre Ucrania hacen replantear las nociones usuales de centro y periferia; cultura oriental y cultura occidental.
Todo esto, no obstante, queda reflejado en la obra escultórica y la autonomía iconológica que el escultor les infunde sirviendo una contribución ponderada al comentario en marcha.
