Rollos peloteros / Jeremias Orsay

Por Jeremias Orsay

ROLLOS PELOTEROS: HISTORIA DEL FÚTBOL

    En este número intentaré a hacer un breve resumen de la historia del deporte rey, empezando por el árbol genealógico que desembocó en el balompié.

    Desde la noche de los tiempos el hombre ha pateado objetos esféricos, unas veces la cabeza de un enemigo y otras una pelota con ánimo de entretenerse.

    En este relato veréis que la universalidad la alcanzó el pelotón y sus forofos mucho antes de que hubiera cláusulas de rescisión, guerras televisivas o quinielas.

    En la isla de Nueva Guinea se encuentran en unas paredes rocosas unos grabados aborígenes de época prehistórica en los que se reproducen escenas de la vida cotidiana, entre ellas hay unas en que se puede ver a unos hombres impulsar un objeto redondo con los pies.

    Ya se que es mucho suponer que sea fútbol, también puede ser unos fulanos cabreados dando patadas a una calabaza o una representación de la puesta del sol. «Qui lo sá»

    Antiguo Egipto, hace miles de años los egipcios practicaban un juego de pelota originario de la ciudad de Tebas, en el que se impulsaba un objeto esférico con los pies. Hay pinturas y grabados que así lo demuestran en un templo tebano dedicado a Amón y vestigios de ese juego en los grabados de varias tumbas en Menfis y Sakkara.

    Tampoco esta prueba es definitiva ya que también los egipcios se atribuyen el invento del tenis y de las corridas de toros, lo cual me hace pensar que siempre barren para casa.

    Más o menos año en el siglo I antes de Cristo, el escritor chino Li-Ju narra en un texto los encuentros entre chinos y japoneses para realizar un deporte en el que se tenía que dirigir una pelota maciza de cuero y pieles a lo largo de una llanura. No se sabe muy bien cual era el objeto del juego, pero parece ser que ganaba el que más tiempo tuviera la posesión de esa pelota.

    En la Grecia clásica había varios juegos en el que un balón era el objeto codiciado, a saber: la Esteromaquia o combate de la pelota (su nombre lo dice todo), el Feninde y el Episkiros.

    El Atlético Pericles y el Olímpico de Esparta rivalizaron en Grecia por la supremacía del Feninde (engaño en griego).

    Este juego consistía en que un jugador de uno de los equipos lanzaba la pelota y sus compañeros tenían que llevarla sin que tocara el suelo lo más lejos posible, defendiendo el otro equipo e intentado por todos los medios que la pelota cayera al suelo.

    Cuando el balón caía al suelo, se intercambian los papeles y el equipo que defendía pasaba a atacar.

    El objetivo del juego era engañar al rival sobre la dirección de la pelota, esto justificaría el nombre de este juego y el encuentro era ganado por el equipo que había llevado la pelota más lejos.

    Es de suponer que se jugaba en un prado o campo de grandes dimensiones y no se sabe tampoco cuantos jugadores formaban cada equipo.

    El Episkiros tiene algo más de parecido al fútbol actual, el campo estaba delimitado por dos líneas y dividido en dos mitades por otra central (tres paralelas), la pelota se colocaba en la línea central y los equipos se precipitaban hacia ella tratando de cogerla y desplazarla con cualquier parte del cuerpo y por todos los medios hasta hacerla llegar más allá de la línea del equipo contrario, esto era un punto o la victoria según se hubiese pactado antes del encuentro.

    Este juego se caracterizaba por su especial violencia y llegó a ser muy popular.

    Aunque tenían gran cantidad de adeptos, los juegos de pelota nunca fueron considerados en Grecia dignos de ser incluidos en los Juegos Olímpicos ya que eran practicados por las clases bajas y eran de gran rudeza.

    Hasta las olimpiadas de San Luis en 1904 el fútbol no fue deporte olímpico.

    Llegamos a la Roma imperial, antes de Cristo los romanos tomaron los juegos del Episkiros y del Feninde de los griegos y haciendo un refrito de ellos crean el Haspartum y lo llevan los soldados en sus conquistas por todo el Imperio, incluyendo Inglaterra (no hay nada nuevo bajo el sol, el baloncesto lo popularizaron los norteamericanos por Europa en la I Guerra Mundial).

    Los romanos usaban un balón denominado fallis, elaborado con una vejiga, generalmente de cerdo, hinchada de aire y recubierta de cuero.

    El Harpastum parece ser el antecedente de los juegos de pelota medievales, sobre todo del francés Soule, del Hurling over country en Inglaterra y del Calcio italiano del siglo XVI. Aunque como ya es sabido, el éxito tiene numerosos padres y estas tres naciones reclaman la paternidad del fútbol moderno.

    Edad Media, el Haspartum romano deriva en Francia en un juego de pelota llamado Soule, muy popular sobre todo en las provincias de Bretaña, Normandía y Picardía. Este juego se practicó hasta el siglo XIX.

    Este juego lo practicaban dos grupos numerosos de hombres, casi siempre de dos lugares distintos, en el campo abierto.

    Los contrincantes se disputaban un balón de cuero relleno de salvado, que tenían que tratar por todos los medios de llevar a la meta del equipo contrario, que podía ser un pedrusco, la puerta de una casa, el arco de entrada a una villa… u otro lugar convenido.

    La distancia entre metas era en ocasiones de kilómetros, no existían prácticamente reglas y todo valía, de ahí que el juego fuera muy violento. El partido terminaba cuando uno de los equipos lograba dejar el cuero en el sitio prefijado.

    Este juego, muy parecido al Hurling over country inglés, fue prohibido en cuantiosas ocasiones por su violencia (en algunos casos quedaban maltrechos varios contendientes por equipo).

    El Calcio es el nombre con el que se designa en Italia al fútbol, significa patada. Este nombre tiene su origen en el Calcio, que era un antiguo juego que practicaba en la Florencia del siglo XVI.

    Se jugaba en un campo de forma rectangular de 100 por 50 metros, entre dos equipos compuestos por 27 jugadores, distribuidos en 15 delanteros, 5 intermedios, 4 medios y 3 defensas.

    Ya sé que estaréis pensando: “Este nos está tomando el pelo, un equipo italiano con tantos delanteros y tan pocos defensas ¡no es posible! ¿dónde está el catenaccio?”.

    Pero es verdad amigos, lo que cambian los tiempos. En la antigua Italia lo importante era ganar al rival, no hacerle perder.

    El juego consiste en hacer caccia el mayor número de veces posible, es decir, en pasar el balón por encima de una empalizada situada en los lados menores del rectángulo de juego, teniendo como mínimo dos adversarios delante (¿fuera de juego?) y no pudiendo superar el tiro la altura de un hombre.

    Cada vez que se hacía caccia se cambiaba de campo y se podían usar los pies y las manos, con lo que la violencia estaba asegurada. Sus normas realmente estaban más cercanas al rugby que al fútbol.

    Una nota diferenciadora del calcio frente al Soule o el Hurling es que el juego tenía un final fijo, el partido duraba una hora independientemente de que se hubiera marcado o no y del número de tantos conseguido.

    Durante el siglo XVIII decayó su práctica, aunque en la actualidad todavía se celebra como recuerdo tradicional en la Piazza della Santa Croce de Florencia, entre mayo y junio.

    En la Inglaterra medieval el Hurling-over country causó furor, se jugaba en campo abierto, por las calles, caminos y carreteras, situándose las metas que podían ser una piedra, un árbol u otro sitio característico a donde se debía dirigir el balón.

    Las metas se solían situar a una distancia de varios kilómetros. El número de los jugadores era ilimitado en los dos equipos y podían participar hombres y mujeres, generalmente el juego enfrentaba a dos pueblos o parroquias. La violencia de este juego era tal que las lesiones eran graves y numerosas, degenerando en más de una ocasión en verdaderas batallas.

    Como podéis ver el parecido con el Soule es impresionante.

    La palabra football aparece el año 1349 en una disposición del rey Eduardo III en la que prohibía dicho juego porque dejaba lisiados a los jugadores y quitaba efectivos a la hora de trabajar para sus señores o en las levas para las guerras.

    Debido a lo salvaje del juego y a que en numerosas ocasiones se prohibió su práctica, el over country derivó en el “Hurling at goals” al suavizarse las escasas reglas del juego.

    En vez de recorrer kilómetros hasta la meta el campo de juego se redujo a 100 metros de largo y el árbol o piedra (goal) por una meta formada por dos postes separados entre sí por tres o cuatro metros.

    Otro hito importante es la aparición de jugadores “profesionales” que eran elegidos, cobrando, para que se masacrasen entre sí y consiguieran la victoria para su pueblo o sus colores mientras sus contratadores y el público en general les jaleaban.

    En el siglo XIX el fútbol estaba ya arraigado fuertemente en las escuelas inglesas. En estos momentos comenzaron a adaptarlo y a regularlo para que fuera menos violento o más vistoso.

    Es en estos momentos se produce un hecho que provocará la aparición de dos deportes diferentes, la prohibición de conducir el balón con las manos da lugar al fútbol y el contrario al rugby.

    El rugby quedó como deporte practicado por las clases populares y el fútbol por las clases “fisnas”.

    En los colegios propios de personas distinguidas de la clase alta inglesa, es donde se desarrolla el juego de pelota donde no se utiliza las manos, evolucionándose a un juego de pelota en el que esta será dominada solo con los pies, denominado dribbling, y que será conocido con el nombre dribbling-game.

    Las normas del dribbling-game pasaron de los colegios a los clubes, que reunidos el 26 de octubre de 1863 en Londres crearon la Football Association redactando y unificando sus primeras reglas que hicieron posible su difusión mundial, donde había británicos llegaba el fútbol, y los primeros encuentros de fútbol que dieron lugar a los primeros torneos.

   

En Gran Bretaña, en la ciudad de Sheffield, se fundó en 1857 el primer club de fútbol del mundo el Sheffield Wednesday Football Club. Actualmente este equipo está en la premier championship inglesa (equivalente a la segunda división española) y son apodados los búhos.

    A España este juego lo traen los ingenieros de minas, comerciantes y marineros ingleses.

    En diciembre de 1889 se funda en Huelva el Huelva Recreation Club, primer club de fútbol de nuestro país, que en 1903 cambia su nombre por el de Club Recreativo de Huelva.

    En las últimas décadas del siglo XIX el fútbol se difundió con rapidez por toda Europa y América del Sur convirtiéndose en un fenómeno de masas y en 1904 se creó en París la Federación Internacional de Fútbol Asociación, integrando a las distintas federaciones nacionales con el fin de unificar las reglas de juego, difundir su práctica y organizar competiciones internacionales.

EL FÚTBOL CUANDO ERA FOOT-BALL Y LOS ESTADIOS BALDÍOS Y SOLARES

    El Campo del Sepulcro fue el terreno de juego donde a principios del siglo XX se practicó un “sport” impulsado por gentes importantes de la sociedad zaragozana y practicado mayoritariamente por estudiantes, el foot-ball.

    El campo era un baldío de tierra y piedras, de dimensiones desconocidas, sin vestuarios, gradas ni asientos, el terreno de juego se preparaba cada vez que se disputaba un “match” pintando las líneas con cal y plantando los postes (cuando los había) y el travesaño (cuando no una cuerda); tras el encuentro los postes y el larquero se desmontaban y llevaban a lugar seguro.

    Por este solar pasaron los pioneros del fútbol aragonés hasta que cayó en desuso debido a la mala comunicación con el casco urbano, el aumento de las sociedades deportivas y a la aspiración de los equipos de contar con un campo propio.

    El lejano Campo Sepulcro de 1903 es ahora el espacio comprendido entre el paseo María Agustín y la calle Escoriaza y Fabro (el cuartel de la policía nacional y las casas militares de la calle General Mayandía, la avenida Anselmo Clavé y la antigua estación de ferrocarriles de El Portillo).

    En noviembre de 1903 se funda el primer club de fútbol de Aragón, el Zaragoza Foot-Ball Club, que tiene su campo de juego, hasta que no se dispusiera de un terreno de juego en las cercanías de Zaragoza, en el conocido como “Campo Sepulcro”.

    El día 26 de diciembre de 1903 se inauguró este campo con un partido entre dos bandos del mimo “team” (blancos y rojos). El resultado fue de 1–0 a favor de los blancos, gol del Conde de Sobradiel.

    Tras la desaparición de este equipo en 1906, surgieron varias sociedades deportivas, algunas de ellas se nutrían de jóvenes vascos y catalanes que venían a cursar estudios universitarios a Zaragoza, así en 1912 surgieron el Hamaika (formado por estudiantes vascos), el Sparta (de estudiantes catalanes y aragoneses) y el Club de la Perra Gorda.

    En 1913 se fundó La Gimnástica F.C., cuyo uniforme era camisola a rayas amarillas y negras y calzón negro, fue el equipo más importante de la ciudad y llegó a enfrentarse con equipos de otras provincias, todo un hito para aquellos tiempos.

    En un principio, como todos, disputó sus encuentros en el Campo Sepulcro hasta que dispuso de terreno propio; alquiló un solar en el paraje conocido como Puerta Sancho, cerca de lo que es hoy la Plaza Europa. Para la época, también a las afueras.

    Debido a su precaria economía La Gimnástica F.C. desapareció en 1915 dejando pendiente de cobro el alquiler del campo y el dueño de este se quedó con las porterías como prenda.

    El año 1915 se puede decir que es el año del boom futolero en Zaragoza. El foot-ball se populariza en los colegios fundándose en el colegio de los Corazonistas el España, en el colegio El Salvador el Iberia y en los Maristas el Pilar F.C.

    En las Escuelas Católicas de Obreros y Comerciantes se funda el C.D. Fuenclara, con sede social en la calle que le da nombre y que vestía camisola rojiblanca y calzón blanco; disputaba sus partidos como local en el campo de la calle Bilbao.

    Cuando desapareció en 1916 el equipo del Pilar F.C. y por ende su campo de la calle Zurita (un baldío de pequeñas dimensiones entre las huertas), los equipos del España e Iberia tuvieron que irse a jugar al Campo Sepulcro y a un nuevo sitio habilitado para practicar el foot-ball, la explanada que había dejado la Exposición Internacional de 1908 en la Huerta de Santa Engracia, actual plaza de Los Sitios.

    La rivalidad entre el España rojigualda y el Iberia gualdinegro era grande ya cada uno representaba un estilo de juego y una masa social diferente. El España era más técnico y sus seguidores eran los “señoritos” mientras que el Iberia era un equipo de obreros y su estilo algo más rudo pero eficaz.

    En 1916 unos alemanes que vinieron del Camerún formaron el Camerún F.C. y arrendaron el antiguo lavadero de El Carmen para construir el campo polideportivo de la calle Bilbao, que alternaban con otros equipos de la ciudad. Anteriormente en ese solar jugó un equipo llamado Zaragoza que vestía camiseta azul y blanca.

    En 1917 se entra en un periodo de frenética actividad, se refunda el Pilar Foot-ball Club y surgen multitud de equipos como el Aragón, Athletic, Recreación, Salduba, Exploradores, Unión Deportiva Universitaria, etc. Todos ellos de vida efímera y siendo la mayoría de ellos escisiones o fusiones de equipos ya existentes.

    De los restos de varios equipos que compartían la cancha de la calle Bilbao, España, el Athletic, el nuevo Pilar F.C. y un Zaragoza, saldrá el Stadium, que vestía camiseta roja con cuello y puños blancos y pantalón blanco.

    Todas estas fusiones, escisiones y creaciones de nuevos equipos solamente buscaban acabar con la hegemonía a que el Iberia F.C. los tenía sometidos ya que no perdía casi nunca.

    Hasta el año 1918 se jugaban únicamente partidos amistosos y a partir de entonces los equipos forman dos ligas locales, Primera y Segunda categoría.

    En agosto de 1919 se crea la Federación Aragonesa de Sociedades Deportivas, antecesor de lo que es ahora la Federación Aragonesa de Fútbol, fundada en 1922.

    En noviembre de 1921 se crean el Escoriaza, formado mayoritariamente por operarios de la fábrica zaragozana y el Zaragoza F.C. por un grupo de estudiantes, vistiendo camiseta roja con cuello y puños amarillos y pantalón blanco.

    En 1922 el Stadium pasa a llamarse Real Sociedad Atlética Stadium e inaugura el Campo del Arrabal, un moderno estadio de medidas reglamentarias, con gradas de terraplén y madera, tribuna de honor, valla separadora, vestuarios y redes en las porterías, estaba situado en la calle San Juan de la Peña.

    En el mes de julio la recién creada Federación Aragonesa de Fútbol inaugura el Campo de la Hípica o de Delicias, situado en la carretera de Madrid, era de grandes dimensiones, con una valla de madera circundando el terreno de juego, una pequeña tribuna y con vestuarios.

    Otro hito en el año 1922 es la fundación del Colegio de Árbitros, hasta entonces no era obligatoria la presencia del quinteto arbitral (un principal, dos linieres y dos árbitros de meta) en todo tipo de partidos. Haciendo hasta entonces las funciones de árbitro, cuando lo había, un jugador que no participase en el encuentro, una de las “fuerzas vivas” del pueblo donde se jugase, o se tomaban las decisiones de acuerdo entre los dos equipos.

    El Iberia inauguró el flamante campo de Torrero en octubre de 1923, este se construyó aplanando un pedregal con desniveles cercano al Canal Imperial.

    Para su época era un campo con muy buenas instalaciones, una tapia cerraba el estadio, tenía una pequeña tribuna de madera cubierta, graderío, una cerca separaba a los 8.000 espectadores del terreno de juego, las dimensiones eran reglamentarias, contaba con porterías fijas, redes y vestuarios.

    Torrero fue el primer campo de foot-ball de Aragón con césped.

    El partido inaugural se celebró contra el Osasuna que venció 1-4. El iberista Smith marcó de penalty el primer gol en Torrero.

    En 1924 se fusionaron el Fuenclara con el Zaragoza F.C.; el Fuenclara prácticamente puso todo en materia deportiva, conservándose la indumentaria fuenclarista, la categoría en que militaba (primera) y la mayor parte de sus jugadores. Por su parte el Zaragoza F.C. incorporaba su estructura directiva, su masa social y su poderío económico.

    Tras la fusión se intenta hacer un equipo más ambicioso y para ello se construye un nuevo campo de fútbol en un terreno alquilado, perteneciente a la Torre Bruil, que anteriormente había sido un parque de atracciones.

    Se conocía por campo Bruil o campo del Asalto por su proximidad a esta calle, que toma su nombre de sucesos acaecidos en el lugar en la guerra de 1808.

    Este moderno estadio, con capacidad para 6.000 espectadores estuvo cerrado por tapiales de ladrillo y adobe, contaba con gradas alrededor del campo, tribuna de preferencia con asientos de madera, porterías con redes y vestuarios. Además tenía piscina, pista de patinaje, gimnasio, cuartos de ducha, botiquín y edificios para los socios.

    ¡Que cosas!, resulta que ese solar alargado entre el Parque Bruil, el cuartel del Depósito de Sementales de caballería de la calle Asalto y el río Huerva donde hemos jugado al fútbol tantos chavales de Las Fuentes y del grupo Sementales en otro tiempo fue un estadio futbolero, aunque para entonces solo quedaban unas tapias de adobe en el lado del Huerva y los terraplenes en las bandas.

    El partido inaugural de este moderno estadio se disputó entre el Zaragoza F.C. y la Real Sociedad Atlética Stadium con el resultado de 1-4. El primer gol zaragocista en el campo Bruil lo marcó Guerra, famoso por sus botas blancas.

    El Zaragoza F.C. se fusiona en 1925 con la Real Sociedad Atlética Stadium y forman el Real Zaragoza C.D. conservando como terreno de juego el campo de Bruil.

    En 1931 el Real Zaragoza C.D. es dado de baja en la Federación por problamas económicos y se fusiona en 1932 con el Iberia S.C. dando lugar así al moderno Real Zaragoza y jugando en Torrero hasta 1957, año en que se trasladó a La Romareda.

    El partido inaugural de La Romareda se celebró el 8 de septiembre de 1957 eligiendo como rival al C.A. Osasuna (“casualmente” el mismo que en el partido inaugural de Torrero), resultó vencedor el Real Zaragoza C.D. por cuatro goles a tres; por los locales marcaron Vila (primero y cuarto), Wilson y Murillo y por los navarros Areta, Gabino y Glaría.

EL OBJETO MÁS CODICIADO, DEL CORREÓN AL TECHNICOLOR

    No sé que tiene el balón que nos cautiva, nos tiene pendientes y dependientes de él, llena páginas de periódicos y revistas, produce más horas de radio y televisión que nada ni nadie, horas de polémicas, nos quita el sueño, desata pasiones y odios, es capaz de sacar de nosotros lo mejor y lo peor (a veces simultáneamente), crea héroes y villanos, nos hace pasar de la risa al llanto, incluso una guerra comenzó por su culpa (pero eso es otra historia), encumbra o defenestra a quien a él se arrima, es capaz de hermanar o enfrentar a personas que no se conocen ni se conocerán nunca…, tiene todo esto y mucho más.

    No sé que tienes ladrón… que el que te prueba repite y el que repite se engancha de por vida a una (o a todas) de tus múltiples formas: esférico u ovalado, grande o pequeño, de cuero, de goma o sintético.

    Según reza el reglamento F.I.F.A. el balón de fútbol es una esfera de cuero o de otro material apropiado, de 68,5 a 69,5 centímetros de perímetro, entre 420 y 445 gramos de peso y con una presión de 0,8 a 1,1 atmósferas.

     Pero esto no siempre fue así, veamos como ha evolucionado su Majestad Don Balón:

    Como ya os conté en otro de mis rollos, en el dedicado al origen del juego, desde tiempos inmemoriales el hombre le ha dado puntapiés a objetos con “ánimus jocandi”.

    En la China imperial, hace miles de años, la pelota era de trapo o de cuero que se rellenaba de crin y con una forma más o menos esférica.

    Sobre el material de que estaban hechas las pelotas con que jugaban egipcios y griegos no hay constancia, aunque se supone que serían de piel y se rellenarían con paja o hierba seca.

    Los espartanos rellenaban con arena una vejiga para jugar al balón. Recibir un pelotazo debía ser una sensación parecida a la de recibir una pedrada, ¡que brutos!, pero… que se puede esperar de unos tíos que tiraban a sus hijos por un precipicio y que se chupaban cuarenta años de mili sin rechistar.

    En el imperio romano jugaban al haspartum con un cuero relleno de una vejiga de cerdo hinchada de aire o con paja si no había vejiga, a este pelotón se le llamaba “fallis”.

    Hay constancia de que en 1681 se disputó partido entre gentes afines al rey Carlos II de Inglaterra contra gentes del conde de Albergarle con un balón hinchado de aire.

    Hasta el siglo XIX, el balón era de cuero y se rellenaba de paja, hierba, granos de cereal, una vejiga llena de aire hinchada o cualquier otra cosa. Ya era bastante raro el tener un balón como para andarse con remilgos sobre su contenido.

    Hasta aquí se ha hecho revista al material exterior, cuero, y al relleno; su forma era más o menos ovalada y en el mejor de los casos oblonga cuasi esférica. Sobre el color no hay dudas, todos eran parduzco-negroides.

    Cuando el fútbol y el rugby se convierten en 1853 definitivamente en dos juegos diferentes, surge la necesidad de redondear el balón para que este no adquiera trayectorias erráticas al sacudirle patadas y para controlarlo mejor.

En busca de la redondez

   

A principios del siglo XX se sustituyó la vejiga animal por una bolsa de caucho, esta al inflarse de una manera regular contribuyó a que el balón fuera más redondo; como no existía la válvula de inflado, la bolsa de caucho debía hincharse dentro de la funda de cuero y luego cerrar esta. Por eso los primitivos balones llevaban ese correón que a modo de sutura cerraba la funda de cuero.

    Como puede verse en la imagen, doce gruesas piezas alargadas de cuero cosidas entre sí con liza o bramante formaban el exterior del balón.

    Su peso era considerable (aún más si se mojaba) y el color era impepinablemente marrón.

    Hasta los años cuarenta era frecuente ver jugadores de fútbol con un pañuelo atado alrededor de la cabeza, no porque fueran jevis ni moteros, sino porque al darle de cabeza a la pelota el correón les podía hacer una brecha en la frente.

    En los años cuarenta el cosido exterior del balón desaparece al generalizarse el uso de la válvula para inflarlos. Siguiendo con la búsqueda de la redondez la pelota pasa de estar formada por doce rodajas de cuero a dieciocho, al inflarse la cámara de goma las tiras de cuero al ser más estrechas se adaptaban mejor a la forma esférica.

    El cuero era un poco menos grueso aunque se seguían haciendo balones “para toda la vida” pues eran indestructibles; podían descoserse, deformarse, agujerarse el cuero, pincharse, perder aire por la válvula, pero todo tenía arreglo.

    El diseño entra en escena y los balones se pintan de colores (casi siempre blanco, anaranjado o marrón) o se tiñe el cuero (yo heredé uno de tiras “verdosas y rojas”).

    El pintado enseguida se cuarteaba, se desprendía y el balón quedaba en cuatro días de un color grisáceo con alguna isleta de pintura.

    Este modelo de balón se mantuvo en todo el mundo hasta finales de la década de los sesenta.

    En los setenta se sigue buscando la redondez perfecta y se produce un cambio notabilísimo en la manera de fabricar el esférico, se abandona el diseño de “gajos” y se opta por una combinación de 20 hexágonos y 12 pentágonos cosidos entre sí, se consigue un balón más redondo, con un mejor control y al chutarlo las trayectorias no hacen extraños.

    Aunque se mejora el sistema de impermeabilización persiste el problema cuando llueve ya que a través de las costuras se filtra el agua y el balón gana peso.

    Recordareis los que peinais canas o en el peor de los casos ya no peinais nada, que cuando jugábamos al fútbol un día de lluvia el balón se convertía en una maza empapada en agua y barro que cuando le dabas de cabeza te dejaba groggy.

    En cuanto al diseño, los pentágonos se pintan de negro y los hexágonos en blanco. Es el arquetipo del balón de fútbol moderno.

    A partir del mundial de Argentina en 1978 la evolución del balón se acelera y prácticamente cada cuatro años se presenta un esférico cada vez más redondo, más estanco, más ligero, con mejor control y de trayectoria más fiable.

    Coincidiendo con el Mundial de 1982 de España y el espantoso cabezón Naranjito, se mejora la impermeabilización del cuero y las costuras de manera que aunque todavía el balón absorvía agua, lo hacía en mínimas cantidades y su peso y prestaciones no se alteraban notablemente.

    A finales de los años ochenta la confección de balones de fútbol sufre un cambio radical, deja de utilizarse el cuero como materia base y se sustituye por materiales sintéticos que garantizaban una mayor durabilidad del esférico, desaparece el tradicional cosido con liza y el termosellado de las juntas lo convierte en totalmente estanco.

    En los primeros años noventa los avances tecnológicos no solamente se aplican en la capa exterior visible del balón, en el interior se colocan capas de espuma de poliuretano o de polietileno y más tarde de una espuma compuesta de microburbujas de gas, todas estas innovaciones que dan como fruto un balón más ligero que nunca, más resistente, menos deformable y más rápido al golpearlo.

   

Hasta el año 1998 los diseños exteriores de los balones oficiales habían sido siempre en blanco y negro (excepto en nieve que se permitía el color naranja y el verde fosforito) y como mucho con algún toque en dorado, en el mundial de Francia se usó por primera vez un balón multicolor, tendencia que no se ha abandonado hasta la actualidad, no hay mas que ver los colorines que tiene el balón oficial de la liga española.

LA SUERTE SUPREMA DEL TRENCILLA: EL FUERA DE JUEGO.

    En el arbitraje pocas cosas hay más complicadas de señalar que la posición de fuera de juego, off-side o el castizo orsay.

   Un jugador se encuentra en fuera de juego cuando entre él y la línea de meta no hay al menos dos defensores, ya se encuentres estos en línea con el atacante o más cercanos a la línea meta. Regla 11 del reglamento vigente de la International F.A. Board.

    Nunca se incurre en fuera de juego si el atacante que juega el balón está en su propio campo o sale de él con la pelota o si el jugador recibe el balón directamente de un saque de meta de banda o de esquina.

    El árbitro principal en el transcurso del partido no suele estar en la mejor situación para ver quién está más adelantado, ya que su campo visual suele seguir a quien lleva la pelota y sus alrededores, por lo que su perspectiva hacia adelante no es la mejor. Los linieres tampoco lo tienen fácil algunas veces ya que les harían falta ojos de dirección independiente como a los camaleones para ver a la vez al jugador que da el pase y en que situación está el que lo ha de recibir.

    A esto además se suma la incertidumbre, ya que el hecho de estar en fuera de juego “per sé” no es ninguna infracción.

    Se incurre en pecado solamente si:

1.- Se participa jugando la pelota estando en esa posición.

2.- Si de alguna manera se interfiere en la jugada.

3.- Si se saca algún tipo de ventaja de esa posición.

    En las jugadas en las la posición del atacante que recibe el esférico es muy clara la decisión es fácil, pero la mayoría de las veces cuando se produce el pase el árbitro o el linier deben en décimas de segundo hacer la “foto-finish” de la posición del atacante que recibe o juega el balón y juzgar si tiene el cuerpo, cabeza o pies más cerca de la línea de meta rival que el penúltimo defensor (los brazos no cuentan) o si la posición del atacante es neutra en la jugada o de alguna manera estorba el campo visual de los defensores, obstaculiza sus movimientos o los movimientos o gestos del atacante pueden, a juicio del árbitro, engañarles o distraer a los defensores de la jugada con balón.

    Ya se riza el rizo cuando además estar pendiente de lo que sería la jugada principal, tras rebotar el balón en uno de los tres palos o en un defensor la pelota cae a un atacante que previamente había estado en posición de fuera de juego.

    El fuera de juego está castigado con la pérdida de la posesión del balón por el equipo infractor y el saque de un libre indirecto por el otro equipo desde el sitio donde se cometió la infracción.

    Esto, como casi todo, ha tenido su evolución en el tiempo.

    En 1863 se unificaron los distintos “reglamentos” del fútbol tras fundarse en una taverna londinense (Free Mason´s Tavern) la Football Association, de este parto tavernario salieron 14 reglas que gobiernan en deporte rey.

    En este primer reglamento, se encontraba en fuera de juego cualquier jugador que se encontrase más cerca de la línea de meta que el balón independientemente de cuantos defensores hubiera. Esta norma se conserva todavía en el rugby (avant), no hay que olvidar que el origen de los dos juegos es el mismo.

    En 1866 para evitar la descompensación entre atacantes y defensores que esta norma provocaba, pues siempre era uno el atacante y diez los defensores, se cambió el número de defensores que debía haber entre el atacante y el gol fijándose en tres.

    Esta regla se mantuvo durante cincuenta y nueve años, hasta que la picaresca de los defensas, que daban un pasito adelante dejando solo dos defensas y provocando el fuera de juego, hizo que el número de goles por partido descendiera y con ello el de espectadores en los campos.

    En 1925 se produjo un nuevo cambio, tendente a erradicar esta picaresca, el número de defensores se fijó en dos, portero y jugador de campo o dos jugadores de campo.

    Hasta la fecha no ha habido variaciones en cuanto al número de defensores, pero sí en la posición del atacante y el momento de parar el colegiado el juego.

    Hasta hace pocos años si un jugador se encontraba en posición de fuera de juego pero el balón de venía de ser tocado por un contrario, la infracción por fuera de juego quedaba anulada y la jugada era legal. Esto entre los aficionados más veteranos aún crea algunas controversias.

    En el reglamento vigente se contempla como posición legal la de estar en línea con el penúltimo defensor y ya no se para el juego en el momento de “ver” el colegiado el fuera de juego, sino cuando el jugador infractor toca la pelota.

    Y parecía fácil el lance.

ESE SEÑOR DE NEGRO

    Hay en el juego del balón una figura, las más de las veces denostada, sin la que la práctica profesional (y la amateur en muchos de los casos) resultaría imposible, el árbitro.

    Este personaje, seguramente guiado por algún tipo de instinto suicida, tiene la afición (bien remunerada actualmente) de meterse entre veintidós fulanos en pantalón corto y rodeado de varios miles de espectadores aplicar las diecisiete reglas futboleras a su mejor saber y entender. En algunos casos a costa de su integridad física y moral.

    Como todo en el mundo del balompié ha tenido su evolución.

    El fútbol, en su concepción actual, es un deporte de origen británico que empezó a practicarse por “gentlemans”, en sus orígenes las decisiones sobre alguna jugada se tomaban de forma conjunta por los capitanes de los equipos. Esto está muy bien, pero en algunos casos las decisiones se alargaban mucho y el partido podía durar una eternidad.

    Con la llegada del profesionalismo y el aumento de la práctica del fútbol, hacia 1885 se introdujo la novedad de que cada equipo presentaba un árbitro ante el que hacer las reclamaciones en el juego.

    Como algunas veces seguía habiendo problemas para ponerse de acuerdo los árbitros, más tarde se añadió en la banda uno principal para que le consultasen los otros dos en caso de no haber acuerdo y para controlar el tiempo de juego.

    Hasta la generalización del uso del larguero y las redes en las porterías también había, dos “jueces de gol” encargados de marcar si la pelota había o no entrado legalmente a “goal”. Esto no sucedía en todos partidos, ya que hasta la unificación de reglas los equipos se regían según su propio reglamento local.

    Todo cambió en 1891 con la introducción del penalty. Para señalar esa fatídica pena hacía falta alguien que fuera imparcial y se le dan plenas facultades para señalar esa infracción y expulsar jugadores al que ejercía de principal y de paso acabar con las reclamaciones, pasando los otros dos árbitros a asistirle en las bandas.

    Y en esas estábamos hasta que desde hace unos años existe un cuarto árbitro que se encarga de controlar el tiempo de juego, atender los cambios, suplir al colegiado principal o sus asistentes en caso de lesión y putear a los entrenadores.

    Ya veis como se ha pasado del cero al cuatro pasando por el dos, el tres y a veces por el cinco.

    También ha habido cambios en la indumentaria y equipamiento.

    Al principio el uniforme arbitral constaba de pantalón corto, medias, botas, camisola y americana de riguroso negro, posteriormente se vistieron de negro cucaracha por entero despojándose de la chaqueta y ahora visten camisetas de colores chillones y portan publicidad.

    El primitivo equipamiento del colegiado principal constaba de un reloj-cronómetro y un silbato, haciéndose entender por medio de gestos; con la llega de la electrónica ahora portan tarjetas de colores, pinganillo, micrófono inalámbrico y vibrador para avisarse entre el principal, los linieres y el cuarto árbitro. Los jueces de línea siguen utilizando banderolas para señalizar las jugadas.

    Vaya desde aquí mi reconocimiento a estos deportistas y especial a aquellos que están en las categorías regionales e inferiores, que les toca bailar con la más fea un partido sí y otro también.

ONCE CONTRA ONCE

    Todos los aficionados al deporte rey sabemos que son once jugadores de un equipo los que pueden estar simultáneamente en el terreno de juego.

    La regla número 3 del catón futbolero señala que el partido será iniciado por dos equipos con un número de jugadores por bando de siete como mínimo y de once como máximo, actuando uno de ellos como portero.

    Si no es designado ningún jugador como portero o comparecen menos de siete jugadores de un equipo el partido no se podrá jugar. De igual manera, si uno de los equipos queda en el terreno de juego con menos de siete jugadores, portero incluido, el partido no podrá seguirse jugando.

     Pero ¿porqué once?

    En la prehistoria del balompié (los juegos de pelota practicados en tiempos remotos en China, Egipto, Grecia, Roma y otros lugares) el número de jugadores y las dimensiones del terreno de juego eran indefinidas.

    En el Hurling over country, pasatiempo pelotero salvaje practicado en la Inglaterra medieval, el juego se desarrollaba en un campo abierto de varios kilómetros (incluso se jugaba por las calles de la población) y los equipos estaban formados por una masa indefinida de jugadores. Con el paso del tiempo este juego derivó en el Hurling at goals, el número de participantes se redujo a un número entre quince y treinta personas y el terreno de juego se fijó más o menos en un centenar de yardas (1 yarda= 1,09 metros).

    En el siglo XIX se empezó a practicar en los colegios el dribbling-game y el número de jugadores volvió a reducirse para poder jugarlo en los patios de los colegios, formando los equipos por un número variable de doce a quince players.

    En el año 1863 se creó en una taberna de Londres la Football Association y en ese primer reglamento se fijó el número de participantes por bando en once.

    Así pues, la reducción del tamaño de los terrenos de juego es la que ha llevado a que el número de jugadores sea el que conocemos ahora.

    En cuanto a los cambios de jugadores a lo largo de un partido, en un principio no se podía efectuar ninguno aunque un jugador se lesionase. De ahí viene la jugada que se llamaba “el gol del cojo”, cuando algún jugador se lesionaba o lo retiraban del campo y seguían con uno menos o lo colocaban en un extremo para que no estorbase y los defensas, más cándidos que ahora, no le prestaban demasiada atención, de manera que si le llegaba algún balón estaba desmarcado y en óptimas condiciones para meter gol.

    En 1965 se autoriza a cambiar a un jugador si este resultaba lesionado, en 1966 se recoge la posibilidad de efectuar dos cambios por cualquier motivo y desde hace unos pocos años se pueden hacer tres cambios por cualquier causa.

CONCIERTO DE PITO

    Los amantes del deporte rey sabemos que el árbitro principal tiene como herramientas de trabajo el silbato, las tarjetas admonitorias, el cuaderno de notas, el cronómetro y una moneda con la que efectúa el sorteo de campos al inicio del partido.

    Para iniciar o parar el juego o una jugada se vale del silbato, pero solamente es preceptivo que el colegiado de el chufletazo para las siguientes acciones del juego:

? Iniciar el juego al principio del primer y segundo tiempo.

? Dar por finalizado cada tiempo de juego o suspender o finalizar el partido.

? Continuar el encuentro después de marcar un gol, incluso en las tandas de penaltis.

? Detener el juego para señalar una infracción.

? Reanudar el juego tras haber mostrado una tarjeta amarilla o roja.

? Para efectuar el lanzamiento de un penalti.

? Para el lanzamiento de un tiro libre si ordena el colegiado colocar la barrera a la distancia reglamentaria. En este caso el árbitro advertirá claramente a los jugadores que el juego solo se reanudará cuando suene el silbato.

? En caso de lesión de un jugador para que este sea asistido.

? Para autorizar una sustitución.

? En cualquier otro caso distinto de los enumerados y que el juez principal lo estime oportuno.

    En los siguientes lances del juego no es obligatorio el uso del silbato:

? Para detener el juego cuando se produce un saque de meta, banda o esquina.

? Para poner el balón en juego en un saque de meta, banda o corner.

? Para poner el balón en juego tras la señalización de un tiro libre si el equipo que ha de lanzarlo no solicita al árbitro que se verifique la colocación de la barrera.

? Cuando se marca un gol.

? Permitir que se reincorpore al terreno de juego un jugador autorizado previamente a salir del mismo.

? Reanudar el juego al saque de un balón a tierra (bote neutral).

A NUMERARSE TOCAN

   Hoy en día vemos tan natural que cada jugador lleve en la camiseta personalizada con un dorsal y su nombre, ya sea el suyo propio, el nombre artístico o el apodo.

   Cuando salta al césped un equipo de fútbol si se miran los dorsales que portan parecen el cartón de un bingo: 13, 2, 11, 4, 5, 26, 29, 18, 7, 9 y 35.

    Esto no siempre ha sido así.

    En los primeros tiempos del fútbol y hasta entrada de la década de los años treinta del siglo recién finiquitado los componentes de un equipo no llevaban en el dorsal de la zamarra nada que los identificase personalmente ni que indicase la demarcación que ocupaban en el campo (salvo el portero, que es obligatorio que su indumentaria le diferencie de sus compañeros y de los jugadores rivales).

    El primer partido en el que se colocó dorsales a los jugadores fue el disputado entre el Hillborough y el Arsenal el 25 de agosto de 1928. Siendo el padre de la idea Mister Chapmann, por aquel entonces mánager del Arsenal.

    La colocación de números en las camisetas no se hizo oficial hasta la celebración de la Copa de Inglaterra de 1933-34, siendo el primer partido oficial en disputarse con los jugadores numerados del uno al once el que enfrentó al Everton y al Manchester City.

    En la temporada 1939-40 se hizo oficial y obligatorio que el número 1 se reservase para los porteros, el resto de los jugadores de campo se numeraban según sus puestos del 2 al 11.

    El número de la camiseta indicaba la zona del campo y función del jugador:

1

portero

        2                        4                  5                 3

                 lateral derecho          central           libero          lateral izquierdo

               6                             10                               8

                  interior derecho                   organizador                  interior izquierdo

                                 7                                9                                        11

                       extremo derecho                    delantero centro                     extremo izquierdo

    El once de gala de un equipo lo formaban aquellos jugadores que portaban habitualmente el dorsal en cuestión, siendo un honor para a un jugador que se le conociera como el “número X” (el mejor en su puesto) de un equipo.

EL TERRENO DE JUEGO

    El terreno de juego donde se puede disputar un partido oficial de fútbol deberá ser una superficie llana, sin pendiente, en forma de rectángulo regular dividido en dos partes iguales. Siendo la línea de banda de una longitud superior a la de meta.

    Las líneas que delimitan el terreno de juego y las diferentes zonas del campo tendrán una anchura máxima de doce centímetros.

    Las dimensiones máximas y mínimas para un terreno de juego en partidos de competiciones nacionales son las que siguen:

    Longitud: mínimo 90 m y máximo de 120 metros.

    Anchura: mínimo 45 m y un máximo de 90 metros.

    Para poder disputarse partidos internacionales, el terreno de juego tendrá una longitud mínima de 100 metros y una máxima de 110 metros. En cuanto a la anchura, esta puede variar entre los 64 y los 75 metros.

    La superficie podrá ser natural (tierra o césped) o artificial, de acuerdo con el reglamento de la competición.

CON LAS BOTAS PUESTAS

    Si hay un elemento que ha evolucionado en el mundo futbolero ese son las botas.

    No hay constancia de que en los albores del universo balompédico los practicantes de este deporte no utilizasen en los partidos otro calzado que el que usaban a diario (algún tipo de albarca o de sandalia) o descalzos.

    En el siglo XIX uno de los tipos de calzado más populares eran las botas de caña hasta el tobillo o borceguíes. Estas botas eran de cuero recio y se ataban con cordones.

    Cuando el fútbol se popularizó, se empezaron a fabricar artesanalmente unas botas de cuero a las que se les modificó la suela para mejorar el agarre en los terrenos de juego, que en su mayoría eran de tierra.

    En la suela se colocaron seis tacos de cuero, dos largos en el tacón, dos medianos en la planta y otros dos más cortos en la puntera. Otra modificación importante fue que era práctica habitual que la puntera de la bota se untase con cola de carpintero para que se endureciera a la vez que le daba más resistencia al agua y al barro.

    Como el material que se usaba en la confección del calzado era duro, antes de usar las botas en un partido los jugadores las llevaban en unos cuantos entrenamientos para que el cuero perdiera rigidez, se ablandase y se amoldase a su pie; de todas maneras seguían vendándose los pies y los tobillos para evitar rozaduras y que el pie no les “bailase” dentro de la bota, pues se fabricaban tres hormas únicamente (ancha, estrecha y normal) y la numeración en el calzado no estaba estandarizada.

    A finales de los años cuarenta del siglo pasado se produjo la primera evolución al perder la bota la caña tobillera y pasar la puntera a ser más blanda para adaptarse mejor a los terrenos de juego. Estos cambios proporcionaron a los jugadores mayor libertad de movimientos, un mejor control del balón y más precisión en el chut.

    Desde la década de los años 50 a finales de los setenta se busca una mayor comodidad, elasticidad y control sobre el balón. El recio cuero del calzado se sustituye por otros más ligeros y flexibles, se mejora la impermeabilización, el número de tacos se amplía para mejorar el agarre al terreno, siendo doce el número más habitual, las suelas se fabrican en goma y los tacos de cuero y de acero dejan paso al aluminio y los de goma dura.

    Para atarse las botas se utilizaban unos cordones larguísimos con los que había que dar varias vueltas alrededor del empeine antes de atarlos, aunque otros preferían hacer el cierre sobre o bajo el tobillo.

    A partir de los 80 la evolución es vertiginosa, se utilizan materiales sintéticos en pie y planta, los tacos adquieren otras formas diferentes de la cónica y su número y disposición en la suela es variable, se busca la ergonomía, la aerodinámica, el reparto de pesos, la prevención de lesiones de rodilla y tobillo, evitar las sobrecargas musculares y mejorar el control y la potencia en el disparo.

    En algunos modelos el sistema tradicional de cierre por cordones se sustituye por velcros, cierres de presión, cremalleras y, cordones más cortos en el lateral.

    Ahora a las botas se las personaliza con los gustos de los astros del balón, las hay de todos los colores y gustos, las hay para superficies duras y blandas, césped, hierba artificial o tierra.

    Todo ha cambiado tanto que de aquel primitivo calzado futbolero solo queda el apelativo botas, y ni esto es del todo verdad ya que ahora al no tener caña tampoco son botas.

LA ESTRATEGIA ENTRA EN JUEGO

    Aquí va un breve rollo sobre la evolución táctica de los sistemas utilizados para colocar a los jugadores en el campo y sacar alguna ventaja sobre el equipo rival. En principio la táctica sirve para sacar el máximo provecho de las condiciones de los jugadores propios o para hacer que los rivales no puedan desarrollar las suyas a pleno rendimiento, todo depende del cristal con que se mira.

    Esto lo aplican los entrenadores, esos señores que por algún extraño motivo son contratados por un club para dirigir al equipo y que siempre saben menos o lo hacen peor que lo haríamos los que llenamos las gradas.

    Sistema ortodoxo: cuando se separaron el fútbol y el rugby como deportes, en los primeros tiempos el esquema táctico imperante era (prácticamente como en su primo del balón ovalado) de dos defensas en línea por delante del portero y otra línea de ocho atacantes P 2-8.

    Tandem: en 1872, nace la disposición en tres líneas P 2-2-6 y se crean los centrocampistas; se retrasa la posición de dos delanteros para situarlos en el centro del campo y darle más control a la transición hacia el ataque a la vez que se mejora el sistema defensivo.

    Clásico: a principios del siglo veinte un delantero pasa al centro del campo y uno de los defensas se adelanta un poquito al stopper para forzar el fuera de juego, ya que entonces el mínimo de defensas para que no ocurriera esta circunstancia era de tres (portero incluido), el esquema es P 1-1-3-5 aunque sin llegar a formar cuatro líneas.

    Pirámide: disposición de los jugadores de campo en el terreno de juego en tres líneas bien definidas con el patrón P 2-3-5, se preocupaban más en marcar goles que en evitar que se los metiesen, este modelo estuvo en boga hasta que en 1925 se alteró el número de defensores para incurrir en fuera de juego a dos (portero incluido). Este patrón aún puede verse en los futbolines más antiguos.

    Third back: durante los años 20 en Inglaterra se retrasa un centrocampista para reforzar la defensa y se pasa al P 3-2-5.

    WM: táctica creada a finales de los años veinte del siglo pasado, se retrasó a uno de los centrocampistas hasta la línea defensiva y a dos delanteros para apoyar al centro del campo, de esta manera el equipo formaba cuatro líneas P 3-2-2-3. Las dos parejas en el centro del campo aportaban mayor control de la pelota.

    Cerrojo: en los años treinta se incorpora un segundo libre a las tareas defensivas, con lo que se acumulaban cinco jugadores, P 2-3-2-3.

    Betón Belga: surge a finales de los años cuarenta y consiste en armar el equipo en cinco líneas de jugadores de campo con el esquema P 1-3-2-1-3; por detrás de los tres defensas, que se sitúan al borde del área grande, se coloca un jugador escoba que les apoya. Otra novedad es el centrocampista que actúa por delante de la medular para recuperar balones perdidos y como enlace con la delantera.

    Diagonal: a principios de la década de los cincuenta surge este modelo en sudamérica, el esquema es P 2-3-2-3, con dos defensas centrales, los laterales juegan prácticamente de interiores y la línea defensiva de tres bascula en diagonal hacia las bandas en torno al jugador del centro de la segunda línea.

    Brasil: a finales de los cincuenta se pone de moda un sistema de juego en el que se suprime una de las líneas de jugadores, simplificando el asunto hasta dejarlo en tres líneas, el archifamoso P 4-2-4, se refuerza la defensa a la vez que se prima el juego ofensivo.

    Catenaccio: a principios de los años sesenta se impone en Italia un sistema basado en una táctica ultradefensiva con marcajes férreos y multitud de faltas para cortar el juego rival. Heredera del betón, lo supera al incorporar un defensa más en detrimento del centrocampista avanzado y jugar con un P 1-4-2-3. Un defensa escoba, cuatro más en línea, dos centrocampistas y tres delanteros.

    Como el fútbol que se practica con el catenaccio es un tostón, este deriva en los ya más modernos P 4-3-3 y P 4-4-2 que aligerando las defensas pretenden ofrecer un espectáculo más atractivo. A mediados de los años 60 en la Alemania del Oeste y en Bélgica se practica la táctica P 5-5 con dos líneas definidas que atacan y defienden como un acordeón. El devenir de todos estos esquemas da como fruto en los años setenta lo que se llamó fútbol total, el jugador ya no ejerce únicamente las tareas propias de su demarcación sino que todos colaboran en las jugadas tanto de ataque como de defensa y unos ocupan momentáneamente el sitio de otros cuando la ocasión lo requiere.

    Actualmente hay multitud de patrones de juego, todos ellos variaciones de alguno de los anteriores y recombinaciones de los derivados. Hay equipos que juegan un P 5-3-2, P 5-4-1, P 4-5-1, P 4-1-4-1, P 4-2-3-1, P 4-2-1-3 o P 4-1-3-2, hay defensas que atacan mejor que defienden, delanteros que defienden mejor que atacan, mediopuntas que tienen que hacer de todo, los marcajes son individuales, en zona, en rombo, mixtos, hay achique de espacios… en fin un jaleo.

    Para mi gusto la mejor táctica es marcar un gol más que el contrario.

SOLO ANTE EL PELIGRO

Todos los jugadores pueden pasar de héroes a villanos de una jugada a la siguiente, pero hay uno que no puede permitirse ni el menor desliz, un error suyo puede ser fatal, puede perderse un partido, una final o una liga por un pequeño fallo o un despiste, es la última defensa del equipo… es el portero.

    En los albores del universo futbolero, en las primitivas trece reglas de la Football Asociation (1863) no había ninguna diferencia entre los jugadores a la hora de jugar el balón con los pies o las manos. Aunque principalmente se jugaba con los pies y las antiguas reglas 9 y 11 prohibían correr con el balón en las manos y lanzarlo o pasarlo manualmente, todos los jugadores podían utilizar las manos para atrapar un balón que va por el aire (el “fair catch” contemplado en la regla número 8) y luego seguir jugando la pelota porque eso daba derecho a lanzar un tiro libre.

    Como todo en el mundo futbolero tiene una evolución, a comienzos de la década de 1870 se comenzó a definir una posición con cierta singularidad frente a los demás “players”: el guardameta; este jugador, a diferencia de los demás, podía parar la pelota con las manos en todo el terreno de juego. En 1887 se restringen sus facultades prensiles y se decide que solamente pueda agarrar el balón en su mitad de campo y es en 1913 cuando surge la figura del portero moderno tal como la conocemos en la actualidad, de manera que solamente se le permite utilizar las manos para controlar y parar el esférico dentro de su área.

    En los siguientes setenta años la International Football Asociation Board efectuó un solo cambio reglamentario que afecta al portero: se convierte en infracción volver a tocar el balón con las manos después de haberlo puesto en juego sin que otro jugador lo haya tocado.

    A finales del siglo XX los prebostes de la Board introdujeron varios cambios tendentes a eliminar la pillería que para perder tiempo utilizaban los guardametas: los largos paseos por el área pelota en ristre y los pasecitos en corto con los defensas (te la paso y me la devuelves una y otra vez).

    Hasta el año 1983 el portero podía hacer verdaderas excursiones por el área antes de volver a poner el balón en juego, quedando a juicio del árbitro si la pérdida de tiempo era excesiva o no. En dicha temporada se fija en cuatro pasos el máximo de carrerilla que puede dar con el balón en las manos antes de ponerlo en circulación.

    Desde 1993 tampoco el portero puede coger el balón con las manos si un compañero se lo pasa con el pié (la célebre cesión) y además es punible que el arquero capture o controle el balón con las manos si recibe la pelota directamente de un saque de banda efectuado por un compañero.

    En el año 2000 la regla de los cuatro pasos es sustituida, en vez de poder dar el guardameta un máximo de cuatro pasos antes de poner el balón en juego, tiene después de controlar el balón seis segundos para efectuar su saque.

    La vulneración de estas normas está castigada en el reglamento con el saque de un tiro libre indirecto.

    En la imagen el “Divino” Ricardo Zamora, considerado en su tiempo el mejor portero del mundo,

COMPETICIONES EUROPEAS EXTINTAS

    El fútbol es competición y los equipos siempre han querido medirse con otras escuadras, primero de su localidad, luego de su provincia, después de su región, posteriormente de su país… etc. en un loable intento de ser reconocido como vencedor y campeón.

    Por otra parte los espectadores del balompié queremos novedades, nuevas oportunidades de alcanzar un título, ver equipos nuevos, ver otros jugadores, otras formas de jugar… siempre queremos más.

    Este rollo va a versar sobre las competiciones y protocompeticiones futboleras más importantes que se han disputado entre equipos de distintos países de Europa y que han desaparecido del mapa competitivo.

Challenge Cup

    Por antigüedad citaré como decana esta competición futbolera, también conocida como Copa Desafío de los Habsburgo, la jugaban únicamente los equipos de países (o territorios) que formaban parte del Imperio Austrohúngaro y se celebró entre 1897 y 1911. No sé bien si decir que era una competición nacional o internacional, ya que por aquel entonces el imperio estaba formado por media Europa: Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y por parte de lo que hoy son Rumania, Polonia, Ucrania, Montenegro, Italia y Serbia.

    Al no haber campeonatos de liga al uso, los equipos participaban por invitación de los organizadores y se jugaban eliminatorias.

    Los equipos austríacos dominaron este torneo ya que ganaron nueve de las diez ediciones disputadas, solo en 1908 el triunfo voló lejos de Viena puesto que lo ganó el Ferencvaros húngaro.

     En los años 1905, 1906, 1907 y 1910 esta competición no se celebró.

Challenge Internacional del Norte

    Puede decirse que esta es la primera competición entre clubes europeos de distintos países que se celebraba con carácter periódico. Se disputó entre los años 1898 y 1914 y se jugaba siempre durante un fin de semana en la localidad de Tourcing (Francia), que es fronteriza con Bélgica.

    La organización del torneo se hacía al margen de las federaciones de cada país, participando en ella los equipos que eran invitados; a esta competición en un principio acudían solo equipos de Francia y Bélgica, pero a partir de 1905 se admiten escuadras de Holanda y Suiza y desde 1909 de Inglaterra.

    La Primera Guerra Mundial puso fin a este torneo, ya que al concluir esta no se volvió a retomar.

Copa de los Pirineos

La Copa de los Pirineos fue una competición de fútbol europea que se disputó durante cinco ediciones entre los años 1910 y 1914.

    En este torneo participaban clubes de las regiones fronterizas con los Pirineos. Por parte española participaban equipos catalanes y vascos y por el bando galo equipos de las regiones del Languedoc, el Midí y la Aquitania.

    Los equipos españoles dominaron totalmente el torneo, el F.C. Barcelona lo ganó en cuatro ocasiones y conquistó el Espanya C.F. (de la ciudad de Barcelona) la quita edición.

    Esta competición también fue víctima de Primera Guerra Mundial.

Copa Mitropa

    La Copa Mitropa o Copa de Europa Central, fue la primera gran competición internacional por clubes de fútbol. Al participar únicamente equipos centroeuropeos se puede decir que es heredera de la Challenge Cup.

    Este torneo se inició a instancias de la federación austriaca como una forma de mejorar las relaciones entre las naciones por medio del deporte (hacía pocos años que había terminado la Gran Guerra).

    En 1927 se pone en marcha con la participación de dos clubes de cada uno de los cuatro países participantes: Hungría, Austria, Checoslovaquia y Yugoslavia.

    En 1929 los clubes yugoslavos fueron sustituidos por equipos italianos, el número de equipos por país se aumenta a cuatro en 1934, en 1936 se admiten equipos de Suiza y en 1937 vuelven a competir los yugoslavos y se une Rumania al torneo.

    Al inicio de la Segunda Guerra Mundial se suspende el torneo y no volvería a disputarse hasta 1955, pero al haberse creado en este mismo año la Copa de Europa el interés fue decayendo.

    A partir de 1980 participan en este torneo los campeones de las segundas divisiones de las naciones centroeuropeas, en 1992 esta Copa dejó de disputarse.

Copa Latina

La Copa Latina se celebró entre 1949 y 1957 y en ella participaban los campeones de liga de Francia, España, Portugal e Italia.

Cada año se jugaba en un país diferente, el sistema era el de sorteo puro que decidía los enfrentamientos de las semifinales; la final la disputaban los ganadores y los perdedores jugaban un partido por el tercer y cuarto puesto.

España domina el palmarés de esta competición, ya que de ocho ediciones que se disputaron el Real Madrid ganó dos y otras tantas el F.C. Barcelona.

La Copa de Europa también fagocitó este torneo.

Copa Ibérica de fútbol o Supercopa Ibérica

     Esta competición no se sabe a ciencia cierta si está viva, muerta o es un zombi ya que desde el año 1935 solo se ha disputado en cinco ocasiones.

    En esta competición se enfrentan un equipo de España y otro de Portugal; la condición para participar es que sean vigentes campeones, en la primera edición los dos contendientes eran campeones de liga, luego el requisito es que fueran campeones de alguna competición oficial nacional o internacional.

    Unas veces se ha jugado a partido único (ediciones I, IV y V) y otras a doble enfrentamiento (ediciones II y III).

    La I Copa Ibérica la ganó el Oporto el año 1935, la segunda edición el Benfica de Lisboa en 1983, en la tercera se coronó el Atlético de Madrid en 1991, la cuarta la conquistó el Sporting de Lisboa el año 2000 y la última edición se la llevó el Vitoria de Setúbal en 2005.

    Desde entonces está desaparecida.

Copa de Feria  

La Copa de Ciudades en Feria (Inter-Cities Fairs Cup), popularmente conocida como Copa de Ferias, fue una competición internacional de clubes creada el año 1955 con la finalidad de que las ferias internacionales tuvieran un aliciente deportivo (lo deportivo terminaría por sobrepasar el fin para el que fue creada la competición) para incrementar el interés de viajar a ellas.

A partir de la primera edición participaban solamente los equipos representativos de las ciudades que albergaban ferias internacionales, hasta que en 1968 el derecho a participar se adquiría por la clasificación final en la competición liguera de su país.

El primer torneo duró tres años 1955/58, participaron diez equipos y los partidos coincidían con la celebración de las Ferias Internacionales, el segundo torneo lo jugaron dieciséis equipos y pasó a ser bianual 1958/60 y a partir de 1961 se celebró todos los años con eliminatorias de ida y vuelta.

Esta competición está considerada la precursora de la también extinta Copa de la UEFA y de la vigente UEFA Europa League.

En la temporada 1970/71 la UEFA se hizo con el control de la competición y la transformó en la Copa de la UEFA dándole nuevas reglas de acceso y competición y un nuevo trofeo.

Copa de Europa de Campeones de Copa

Esta competición, también conocida por Recopa de Europa, fue creada en 1960 por la UEFA y en ella participaban treinta y dos equipos afiliados a UEFA, los campeones de la Copa de su país y el equipo que defendía título. Esta regla general tenía dos excepciones:

1.- Cuando un campeón de Copa en su país lo hubiera sido también de Liga en el mismo año le sustituía en el torneo el otro finalista de su país.

2.- Si el vigente campeón estaba clasificado para jugar en Copa de Europa, su plaza quedaba desierta.

    Estaba considerada como la segunda competición en importancia de Europa, por detrás de la Copa de Europa y por delante de la Copa de la UEFA.

    El número de equipos participantes fue creciendo con el tiempo hasta llegar a cuarenta y nueve en sus últimas ediciones.

    El sistema de competición era bien simple, salvo en las últimas ediciones no se hacían rondas previas de clasificación, los emparejamientos se efectuaban por sorteo puro, las eliminatorias (cuatro rondas) se jugaban a doble partido (ida y vuelta) y la final, desde la segunda edición, a partido único.

   Tras treinta y nueve temporadas, en 1999 se celebró su última edición, esta competición desapareció ya que la UEFA reestructuró las competiciones para darle más relumbrón a la recién creada Liga de Campeones.

Copa de la UEFA

Tras liquidar la Copa de Ferias, la UEFA crea una competición para dar cabida a los equipos de Europa que sin ser campeones de liga o copa quedaban clasificados en segundo o tercer lugar de su liga, dos plazas para las ligas más potentes y una para el resto, aunque el número de plazas por país variaría a lo largo de los años.

    El sistema de competición era el que se llevaba en los tiempos en que eliminaban todos contra todos a doble partido. La final entre 1971 y 1996 se disputaba a doble partido (en los estadios de los finalistas) y desde la temporada 1997 se disputó a partido único en una sede fijada al principio de cada torneo.

    En la temporada 2008 esta competición fenece y se transforma en la UEFA Europa League, refrito en el que participan equipos cuasi de media tabla, los campeones de Copa de los países asociados y la pedrea de escuadras que caen desde la fase de grupos de la Champions.

Copa de Clubs Campeones Europeos 

También conocida como Copa de Europa, fue creada el año 1955 para que compitiesen por el trofeo los campeones de liga de los países que formaban parte de la UEFA.

    Esta ha sido la competición balompédica por clubes europeos más prestigiosa.

    En la primera edición participaron dieciséis equipos de la Europa continental, hasta la tercera edición del torneo la Federación Inglesa de Fútbol no participó y por ende los equipos a ella adscritos.

    Con el paso del tiempo fueron sumándose más federaciones nacionales y equipos a la competición.

    El sistema de competición era de sorteo puro con eliminatorias a doble partido (ida y vuelta) y la final a partido único. En los últimos años de esta competición se jugaban rondas previas entre los equipos de las ligas menos potentes del continente.

    En la temporada 1992-93 este formato de competición desaparece para dar paso a la Champion League que abarca un totum revolutum de equipos con un sistema que favorece descaradamente siempre al poderoso, paradójicamente en este torneo la mayoría de los equipos que compiten no son vigentes campeones de nada, pero poderoso caballero es don dinero.

FÚTBOL Y PALOMITAS

    El maridaje entre cine y fútbol no ha dado demasiados títulos comerciales en España, este “subsubgénero” se inició en los primeros años 40 del siglo XX y excepto en los ochenta que no se filma ninguna, en todas las demás décadas se ruedan alguna película cuyo argumento gira alrededor del balón.

    La comedia predomina sobre los demás géneros, seguida de la ficción dramática, las biografías y el dramón lacrimógeno.

   Aquí van, por orden cronológico, las realizaciones españolas y una coproducción con Colombia.

¡Campeones!

Primera película futbolera española, estrenada el año 1943.

    El argumento gira en torno a la final que han de jugar dos equipos con gran rivalidad deportiva y los enredos sentimentales, las envidias, traiciones y avatares que les suceden a los protagonistas los días previos al partido.

    Junto a actores de la época actuaron primeras figuras del panorama futbolístico del entonces como Ricardo Zamora, Quincoces, Gorostiza, Ramón Polo, Pasarin y Mesa, lo que aumentó el interés del filme.

¡¡Kubala!! Los ases buscan la paz 

Película del año 1954 filmada aprovechando la fama del astro culé. 

    Este film es un biopic sobre Ladislao Kubala, que empieza en su Hungría natal cuando ya es un futbolista reconocido y que al no seguir las instrucciones de un misterioso personaje es apartado del equipo nacional y comienza el acoso a su persona. Esto le conduce, junto con otros compañeros, a huir del país y refugiarse en Austria; sigue su periplo en Italia pero sigue sin permiso para poder jugar al fútbol y se queda sin dinero y desmoralizado lejos de su familia. Todo da un brusco giro cuando el F.C. Barcelona lo enrola en sus filas, vuelve el dinero y la fama, se reúne con su mujer y su hijo y todos son felices y comen perdices.

    En esta película aparecen haciendo de ellos mismos otros futbolistas de relumbrón como Ramallets, Basora o Samitier.

Once pares de botas 

Film de 1954 en el que  se narran los problemas de un jugador de fútbol profesional que descubre que dos de sus compañeros han sido sobornados por otro equipo, al mismo tiempo que su novia está a punto de abandonarle por celos.

    Tienen un papel en la película estrellas de la época como Di Stefano o Zarra y hace un cameo Ricardo Zamora.

La Saeta Rubia

Película estrenada el año 1956 en la que se aprovecha el tirón mediático del gran futbolista Alfredo Di Stéfano y que lleva como título el sobrenombre del astro.

    En sus noventa minutos de duración cuenta la historia de unos chavales que roban la cartera a un señor aprovechando un tumulto pero cuando los cacos descubren que es de su ídolo deciden devolvérsela. A raíz de este suceso Di Stéfano decide ayudar a los chavales a salir de la calle de diversas maneras y con la ayuda de un exfutbolista borrachín (al que también ayuda) planea la creación del Saeta club de fútbol.

   A lo largo de la película aparecen otros futbolistas de gran renombre como Jacinto Quincoces, Francisco Gento o Luis Molowny.

El fenómeno

Comedia estrenada el año 1956 en la que Fernando Fernán Gómez interpreta a un profesor de la universidad de Frankfurt que cuando llega al aeropuerto de Barajas es confundido con un famoso futbolista ruso.

    El recibimiento es apoteósico y el profesor cree que es a él a quien la multitud aclama, lo que contribuye a que el error se afiance.

    El lío comienza cuando el catedrático, que no tiene ni la más remota noción de jugar al fútbol, tiene que hacerse pasar por el futbolista ruso, en el terreno de juego y fuera del mismo, hasta que aparezca.

    Las escenas de partidos de fútbol son la monda.

Los económicamente débiles

   Comedia del año 1960, que narra una sucesión de líos, equívocos y enredos protagonizados por el entrenador y el secretario técnico del Casa Mata Fútbol Club, un club de segunda regional con aspiraciones a subir de categoría, para encontrar un socio capitalista que les permita cumplir sus ambiciones.

    Tony Leblanc, Antonio Ozores y Jose Luis López Vázquez… casi nada.

La batalla del domingo

Esta película, de 1963, es la vida cotidiana del futbolista Alfredo Di Stéfano rodada en un clima más o menos humorístico. Juega al fútbol, entrena, se junta con sus amigos para pasar el rato, juega al mus, lleva a sus hijos al colegio, toma vermút…

Volver a vivir 1967  

Dramón de 1967. Un exfutbolista, amargado y que ha perdido la ilusión por la vida al morir su esposa vuelve a su ciudad natal para hacerse cargo como entrenador del equipo en el que inició su carrera (Rácing de Santander). En Santander recuperará la pasión por el fútbol, la ilusión y el amor.

   Como curiosidad hay que decir que el protagonista, Raf(fael) Vallone jugó en el Torino de la primera división italiana a finales de los años 30.

 Las Ibéricas F.C.

Comedia del año 1971 en el que se narran las peripecias de unas muchachas que juegan al fútbol y los problemas que esto les acarrea en su vida personal a ellas, a sus novios y a los maridos.

Esta película fue una mera excusa para que las macizas de la época luciesen minishorts, mostrasen las cachas y lo apretadas que les quedaban las camisetas. Cine predestape.

Fuera de juego 

Comedia estrenada el año 1991. Tras ser llevado a una residencia, don Anselmo conoce a los cinco ancianos que compartirán con él su habitación y éstos le revelan que pertenecen a un equipo de fútbol… pero de manera imaginaria.

Al lado de su edificio hay un colegio y cada uno de los ancianos se identifica con uno de los chicos que juegan al fútbol y viven como propias sus jugadas, los goles, las faltas sufridas y cometidas…

Cuando se enteran que van a quitar las porterías porque están muy deterioradas y que el colegio no tiene dinero para poner otras se les ocurre un plan… atracar un banco.

Matías, juez de línea

Comedia de enredo del año 1995 que cuenta las peripecias de un juez de línea que tiene que esconderse en su pueblo natal después de haber sido eliminada España de la clasificación para el Mundial tras haberse empeñado él en que se le señalase un penalty en contra en el último minuto del partido definitivo.

Un honrado “juez” en un pueblo que vive del contrabando de licores.

Golpe de estadio

Comedia del año 1999. En Colombia, cerca del pueblo de Buenavista la guerrilla y el ejército mantienen continuos enfrentamientos y en uno de ellos se cargan la cobertura de televisión para la zona. La necesidad de seguir por televisión los partidos de clasificación para el Mundial hará que soldados y guerrilleros no solo firmen una tregua entre ellos, sino que colaboren unos con otros.

El Portero

Drama de 1999. Durante la posquerra un famoso exguardamenta de primera división, represaliado por sus antecedentes políticos, se gana la vida yendo con su camioneta de pueblo en pueblo para retar, por unas monedas, a los lugareños a marcarle gol desde el punto de penalti.

El forastero, la chica, el rico del pueblo…un folletín.

Días de fútbol

Comedia del año 2003. Cada uno de los miembros de una cuadrilla de amigos está sumido en una crisis personal, todos ellos están aburridos y desilusionados con la vida que llevan.

Uno de ellos, exconvicto, propone al grupo volver a montar el equipo de fútbol de su juventud para ganar un campeonato y recuperar la autoestima y la ilusión.

El penalty mas largo del mundo

Comedia del año 2005 que narra las peripecias de un perfecto mindundi que es portero suplente de un equipo de tercera regional. En el último partido de liga el Estrella Polar si gana asciende de categoría, el árbitro pita penalty en su contra, el portero titular se lesiona y por invasión del campo el árbitro suspende el partido, que se reanudará la semana siguiente con el lanzamiento de la pena máxima.

Salir pitando

Comedia de enredo estrenada el año 2007. Después de varios meses retirado de la competición por depresiones, un árbitro de primera división con fama de casero regresa a los terrenos de juego para arbitrar el partido en el que se va a decidir el campeón de Liga.

Su mujer le ha abandonado, su mejor amigo se la pega con su ex, el mundillo del fútbol está en su contra, el viaje hacia la ciudad donde va a arbitrar se convierte en una odisea… líos, líos y más líos.

COMPETICIONES ESPAÑOLAS DESAPARECIDAS

    En este nueva entrega de las competiciones futboleras ya fenecidas, vamos a centrarnos en las que se desarrollaron íntegramente en terreno español a partir de la disputa del primer Campeonato de Liga de fútbol y solamente si los participantes son equipos de primera división, ya que anteriormente a esta se disputaban multitud de campeonatos, copas y trofeos de ámbito local, regional o mancomunados.

Copa de Campeones

    Competición auspiciada por la Federación Española de Fútbol que enfrentaba al vigente campeón de Liga con el campeón de Copa del Generalísimo.

   Se disputó a doble partido, primero en casa del campeón de copa y la vuelta en el estadio del campeón de liga.

    Puede considerarse como el torneo tatarabuelo inspirador de la Supercopa de España que se juega en la actualidad.

    Como despertó muy poco interés este torneo solo se disputó torneo del año 1940 que ganó el Atlético de Aviación.

Copa Presidente Federación Española de Fútbol

    Se creó este torneo como sustituto de otro que se anuló y que iba a enfrentar a los dos primeros clasificados de la liga española con los dos primeros clasificados de la liga portuguesa.

    La duración del torneo debía ser anual.

    De esta competición oficial se disputó una sola edición, entre 1941 y 1947, participando en ella el campeón y los tres primeros clasificados de la liga de primera división en la temporada 1940/41.

    El sistema de competición era de liguilla con partidos de ida y vuelta todos contra todos, el ganador sería el que mayor puntuación final alcanzase.

    El que se necesitasen seis temporadas para que hubiese campeón se debe a que en 1941 quedó pendiente de jugarse el partido Atlético de Aviación–Valencia y hasta 1947 no se pudo disputar porque nunca encontraban la fecha adecuada.

    El Atlético de Madrid se proclamó campeón.

Copa de Oro Argentina

    Como agradecimiento a la ayuda que recibió España de este país se puso este nombre a la competición y en el año 1945 se volvió a crear un torneo que enfrentase a los campeones patrios de liga y copa, esta vez a partido único en casa del campeón de liga.

    Este torneo tampoco tuvo continuidad, ganando el F.C. Barcelona su única edición. Otro “antecedente” de la Supercopa de España.

Copa Eva Duarte 

Este torneo oficial organizado por la Federación Española de Fútbol se disputó en siete ocasiones entre los años 1947 y 1953 y recibió este nombre porque el trofeo fue donado por la esposa del presidente de la República Argentina.

    En la disputa de este trofeo se enfrentaron el campeón de la Liga española con el campeón de la Copa del Generalísimo.

    El sistema de competición fue bastante variado, en las ediciones de 1946, 1947, 1948 y 1950 se disputaron a partido único en casa del campeón de liga, la de 1949 se disputó a doble partido y en los torneos de 1951 y 1952 se le otorgaron al Barça porque hizo doblete en ambas ocasiones.

    Tras la muerte de esta señora (popularmente conocida como Evita) dejó de disputarse el torneo.

Copa Duward

Más que un torneo es un premio, aunque para lograrlo contaban los resultados de todas las jornadas ligueras.

    Este trofeo, auspiciado por la marca de relojes, se concedió entre los años 1951 a 1963 al equipo menos goleado de la primera división española. El Real Madrid fue el dominador de este trofeo ya que se lo adjudicó en seis ocasiones.

    En el año 2000 la empresa relojera, tras treinta y siete de no premiar a nadie, relanzó el premio para otorgárselo al equipo más goleador. En las dos temporadas que tuvo de continuación el Real Madrid se lo adjudicó.

Trofeo Martini&Rossi

Le sucede como al anterior, es el premio a la trayectoria en una temporada.

    La marca vermutera durante quince temporadas (entre la 1948-49 y la 1963-64) daba esta copa al término de temporada al equipo que mejor diferencia tenía entre goles marcados y encajados.

    El trofeo se lo quedaba en propiedad el equipo que lo recibía en tres ocasiones seguidas o en cinco alternas.

    El F.C. Barcelona por el primer motivo y el Real Madrid por la segunda causa son propietarios de la copa.

Copa de la Liga de España

Esta competición se creó en 1982 con la finalidad de obtener más ingresos los clubes.

En ella participaban el campeón y los siguientes siete equipos clasificados en la competición liguera del año anterior.

Se disputaban tres eliminatorias y una final a doble partido, uno en casa de cada contrincante. El campeón del torneo obtenía una plaza para participar en la Copa de la UEFA de la siguiente temporada.

Tras cuatro ediciones los clubes decidieron suprimirla ya que el calendario de partidos estaba saturado y el interés suscitado tampoco era tanto.

Copa Iberia 

Este trofeo, patrocinado por las líneas aéreas homónimas solo llegó a disputarse en una ocasión, el año 1994.

Se la disputaban el vigente campeón de la Copa del Rey y el ganador de la Copa Master de Supercopa (sudamérica).

El Real Madrid se llevó el trofeo al superar en la doble confrontación al Boca Juniors argentino.

Nadie ha echado de menos este invento.

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