Como civilización colonizada, los polinesios mantienen un cóctel cultural sencillo y nada conflictivo. No en vano su espíritu amable y en armonía con la naturaleza les precede en algunas pinceladas exportadas hacia América y Europa por artistas y cineastas.
Marta Notivol (Texto y fotos)
Corresponsal del Pollo Urbano en la Polinesia Francesa
Recordemos la antológica película de Marlon Brando Mutiny on the Bounty (Motín a bordo) donde muestra el estilo de vida isleño del sur del Pacífico y en la que su tripulación decide quedarse en ese paraíso pedido.
Una vez más el esquema se reproduce cuando el mismo Marlon después del rodaje decide comprar Tetiaroa, un gran atolón de algo más de 7 km compuesto de 12 motus (islotes) y situado a sólo 59 km al norte de Papeete, la capital de Tahiti, la capital de la Polinesia francesa. En realidad Brando nunca posee el lugar sino que lo tiene como arrendamiento durante 99 años. Gracias a esto la isla es preservada de la explosión turística desarrollada en Tahiti y en muchas otras islas desde los años 60 hasta nuestros días. Ningún alojamiento ni habitante hay en ella hasta hoy, pero un hotel de lujo prepara su apertura finalmente después de años de resistencia natural.
Es fácil establecer un contacto visual y una sonrisa en cualquier lugar, calle o tienda, ciudad o pueblo con cualquier habitante, mujer, hombre, anciano o joven que muestra el respeto que tienen a las relaciones entre las personas. Muestran también tranquilidad a la hora de atender en oficinas o despachos, sin que llegue a resultar tedioso, con eficacia pero sin prisas. Este valor a las relaciones sociales les lleva a un gran sentido de la comunidad y por tanto participan en la política local y en actos solidarios con interés.
Como reflejo de la mentalidad, el lenguaje se adapta, chocando el uso natural del tuteo en una lengua que solo lo utiliza en situaciones familiares como es el francés. Para mí como española me resulta familiar, pues hacen un uso exactamente igual que el nuestro, aunque reconozco que como franco parlante me sorprende un poco. Mantienen y cultivan su lengua original. Existen programas en la televisión en tahitiano y la gente habla el idioma que se interrelaciona con el francés. Coexiste con el francés y nunca falta un “Nana” (adiós), un “iaorana” (buenos días o tardes) y un “maruru” (gracias) en el discurso diario.
Tienen también un sentido de la hospitalidad sin excesos. Abunda la comida y bebida en la mesa con los invitados, las puertas de las casas están abiertas a todo el mundo, recibir y despedir con collares de flores o de conchas es habitual en todos las pensiones y hoteles, así como si alguien te recibe pues se pueden adquirir fácilmente. Lo cierto es que son laboriosos de confeccionar y como tal hay que valorarlo. Los de flores requieren la recogida de las flores “tiares” blancas generalmente para después unirlas y alinearlas de diferentes formas para ser entregadas al llegar. Las de conchas en cambio son estregadas al marchar como deseo de volver, que es el sentimiento que siempre te llevas cuando te vas de una de estas islas si tu paso ha sido efímero.
De todas formas las flores forman parte de su paisaje, de su decoración y de su estética también. Las mujeres llevan un Tiaré o una Taina bien abierta en la oreja con el pelo recogido detrás de ella, como en los cuadros de Paul Gauguin. Huele de maravilla y además conlleva una simbología: si la llevas a la izquierda estás casada o simplemente que su amor está ocupado y a la derecha estas libre y dispuesta a un nuevo amor. Los hombres también la llevan, pero la flor está sin abrir todavía. También les gusta llevar coronas de flores exuberantes que desde mi punto de vista son algo incómodas pues dan algo de calor, pero la coquetería no siempre va ligada a la comodidad. Estas flores también forman parte de los estampados de los pareos, telas, vestidos, camisas de hombres y de la decoración.
La familia y sobre todo el cuidado de los niños, es un pilar fundamental. Reuniones familiares llenas de niños son habituales los fines de semana, disfrutando de las playas y de los jardines de las casa o de los eventos culturales y religiosos como la misa los domingos. Como tal desarrollan una actitud salgo paternalista en la solución de los problemas sociales. Los sábados a partir de las 12 de la mañana la venta de las bebidas alcohólicas está prohibida y los supermercados colocan cintas en las secciones de bebidas. Esta medida pretende evitar los excesos en el consumo para la prevención de accidentes de tráfico o agresiones físicas, que aunque no son excesivas requieren de esta medida, la cual no tengo muy clara su eficacia.
Les gusta disfrutar de las fiestas y celebran en los barrios y ayuntamientos frecuentes encuentros con juegos, comida y actuaciones de baile y música. El baile, no solo es una distracción para ellos, sino que refleja su vida y costumbres. El baile siempre ha formado parte tradicionalmente de recepciones y ceremonias espirituales “Heiva” que se celebraban en los Templos Marae, posteriormente abolidas a la llegada de los cristianos por considerarlas impuras y que ahora se vuelven a celebrar con orgullo como muestra de la fuerza y belleza de sus raíces culturales.
Estos bailes pueden ser muy rítmicos y enérgicos o muy sensuales y armoniosos de gran simbolismo. Los trajes de las mujeres y los hombres son, en su mayor parte, confeccionados con vegetales, hojas, cortezas, flores, cocos…son de una belleza increíble y acentúan las formas y el movimiento del cuerpo. En todo caso yo disfruto mucho de ellos.
Aunque me quedan muchas costumbres en el tintero, no quiero terminar este artículo sin referirme a los tatuajes. El tatuaje es para ellos una forma de vida, un elemento de belleza y de identificación personal. Son de todos los tatuajes tribales los más populares, tanto hombres como mujeres llevan dibujos de estilo maorí u otras fuentes en diferentes partes el cuerpo. Indican muchísimas cosas, desde la historia de la familia a la que uno pertenece a su clase social o sus creencias espirituales. Además, para algunos clanes simboliza una transición del mundo de la infancia al mundo adulto y es una forma de llevar ciertos símbolos de protección de forma permanente.
Lo cierto es que cuando vas a hacerte uno, no solo se habla de tu lo que tu deseas, sino de tus intereses, carácter…el tatuador te analiza, te habla y decide cómo terminar o rellenar el pájaro, delfín, manta o simplemente cenefa que se adapta a tu cuerpo.
Algunos cuerpos están tan tatuados que reconozco mi dificultad para aceptar esa estética, pero si hay algo que ha sobrevivido de la cultura polinesia al adoctrinamiento y prohibiciones del cristianismo y colonización, ha sido el tatuaje, que como podemos observar en grabados antiguos tiene su origen en el inicio del asentamiento en Polinesia, el cual se desconoce con exactitud pero que se supone entre el año 500 a.C. hasta el 500 d.C. de manera que me merece un cierto respeto.