Ribagorza: Alerta máxima: FRACKING


Por Feli Benitez

La extracción de gas del subsuelo mediante la técnica de fractura hidráulica, conocida por su nombre en inglés fracking, es un peligroso procedimiento que las grandes compañías están llevando a la práctica en todo el territorio español.


Por Feli Benítez Izuel
Corresponsal del Pollo Urbano en la Ribagorza
www.eltallerdefeli.blogspot.com

En los dos permisos solicitados (y concedidos por la DGA) para la investigación de explotación de hidrocarburos  en la Ribagorza (uno por parte de  REPSOL en la zona del Turbón y otro, concedido a Industrias Mineras de Teruel, S.A. en la zona de Graus) es más que probable que sea utilizado el fracking porque es un método que estas compañías están ya usando y por la fecha de petición del permiso (2009-2010).

¿En qué consiste?

Se realizan pozos de perforación vertical atravesando acuíferos en busca de las rocas que contienen el gas. Se llevan a cabo explosiones para abrir grietas y, para agrandarlas, se inyectan a presión toneladas de agua, arena y productos químicos (algunos de los cuales altamente biotóxicos) tras lo cual el gas sube y es conducido a balsas donde, por evaporación, se separan el agua y el gas. Un porcentaje de la mezcla inyectada permanece en el subsuelo y puede contaminar (y la experiencia en otros países indica que así es) acuíferos, ríos, etc.

Además se producen grietas y derrumbes como consecuencia de la inyección de líquidos a las fallas del subsuelo. Esto hace que se alce la probabilidad de movimientos sísmicos así como un aumento en la intensidad de los mismos. Hace no mucho, apareció en prensa el resultado de unos estudios científicos que asocian el vaciado del acuífero sobre el que se asienta la ciudad de Lorca con el incremento del efecto devastador del terremoto que sufrió en 2011 la ciudad murciana. Reseñar también la contaminación del aire por los compuestos orgánicos volátiles, muy nocivos, aparejados a esta práctica. Se producen fugas frecuentes de gas metano cuyo efecto invernadero es cuatro veces más potente que el dióxido de carbono.

Para entender de forma gráfica cómo funciona y las afecciones y riesgos que conlleva, adjunto un par de ilustraciones que esquematizan el proceso.


Este sistema de obtención de hidrocarburos, como puede deducirse, entraña enormes riesgos para el territorio y para la salud de sus habitantes.

En nuestro territorio, La Ribagorza, la amenaza (una más) que se cierne sobre nosotros comprometiendo nuestro futuro en sentido negativo, no es una amenaza menor ni que pueda pasar desatendida.

Las cifras dan una idea de la magnitud del peligro y de lo próximo que se halla: el permiso que tiene concedido Repsol Investigaciones Petrolíferas en la zona del Turbón es de casi 60.000 Hectáreas y de más de 25.000 Hectáreas la licencia de explotación denominada «Carlota», que se sitúa en Graus, de Industrias Mineras de Teruel.

En este enlace puede observarse el mapa de los Permisos de Investigación de Hidrocarburos concedidos hasta la fecha , con mención de los periodos de vigencia de la autorización.

Un denominador común es el oscurantismo con el que estas empresas, y las administraciones que conceden las autorizaciones, se comportan respecto de la ciudadanía.

Es necesario saber que el fracking está prohibido en paises como Canadá, Francia o Irlanda. En países donde aún se practica encuentra una enorme oposición social (después de los muchos daños sufridos) como es el caso de Estados Unidos donde hay plataformas a las que apoyan personas relevantes del mundo de la cultura (Paul McCartney, por ejemplo).

Hay una película del cineasta estadounidense Josh Fox que ilustra la dimensión del problema en su país. Se titula «Gasland«. Si entráis en el enlace anterior podréis ver la película en su versión original. Por desgracia, por problemas de derechos de autor, no se encuentra con subtítulos (yo no, por lo menos). Os transcribo lo que Elisabet Anglarill  escribió a propósito de esta película para El Escarabajo Verde de RTVE

«Si tenéis la oportunidad, os recomiendo un visionado. Es sobre un episodio medioambiental de la historia reciente en Estados Unidos, que bien podría ser el futuro en algunos países de Europa, pienso ahora en Polonia, podría ser España.

Os presento «Gasland«, una producción de un cineasta norteamericano que se embarcó en este proyecto a partir de una carta que recibió un día: una compañía de gas le proponía el arriendo de parte de la finca familiar en Milanville, Pennsylvania, para la perforación de gas no convencional, el gas pizarra o gas esquisto, «shale gas» en inglés. Estados Unidos empezó a explotar este material a finales de los 80, y utiliza una técnica llamada «fractura hidráulica» que consiste en inyectar a alta presión agua y arenas mezcladas con varios elementos químicos para hacer aflorar el gas. Es una técnica que permite acceder a yacimientos que en otras épocas se habían descartado por los elevados costes de extracción.

Este procedimiento no es inocuo, y eso es lo que descubrió Josh Fox al recorrerse 24 estados norteamericanos en los que esta explotación ya es habitual: las consecuencias medioambientales y en la salud de las personas que generaba esta carrera por este combustible fósil.

Algunas comunidades en Colorado, Wyoming, Utah o Texas, al oeste del país, con yacimientos bajo su suelo han sido afectadas. Allí sus habitantes le contaron a Josh Fox ante la cámara sus problemas de salud crónicos, tanto por la contaminación del aire como de los pozos de agua. A menudo algunos de ellos recibían kits de purificación de agua o agua potable proporcionada por las compañías de gas para sustituir la de sus pozos.

La rapidez con que se puso en práctica la técnica y lo poco que se profundizó en sus consecuencias medioambientales hace que ahora algunos Estados se hayan puesto las pilas y empiecen a recelar de sus bondades, es el caso de Francia, que en marzo prohibió la fractura hidráulica en su país y revocó las concesiones que ya existían, o del Estado de Nueva York en Estados Unidos donde hay un gran debate abierto por la próxima explotación de las enormes bolsas de gas que están en su subsuelo. Existe regulación al respecto, por supuesto, pero en «Gasland», Fox pone de manifiesto las inmensas lagunas que existen. El gasto de agua es desmesurado y todo hace sospechar que los aditivos a las arenas y el agua son altamente tóxicos. En el blog de Repsol sin embargo se menciona como una fuente de energía menos contaminante porque emite menos CO2 a la atmósfera.

Los pozos de extracción no cesan de crecer en Estados Unidos y China. Y la Agencia Internacional de la Energía estima que las reservas de gas no convencional suponen el 83% de las de gas convencional. Ante un botín tan jugoso ya están en marcha movimientos en la geoestrategia energética mundial».

Para los no angloparlantes, el documental «El fracking del demonio», realizado por una cadena británica, está doblado al castellano. Se divide en dos vídeos de diez minutos cada uno:

http://youtu.be/D_HosW4QhUw

http://youtu.be/1cXgQoGKLVk

Lo que he podido constatar hablando con los habitantes ribagorzanos de diferentes lugares y condiciones es la enorme ignorancia respecto de esta situación.

No hay un movimiento ciudadano de oposición ni medidas de defensa del territorio por parte de los municipios afectados a nivel institucional, lo que sí sucede en otras comunidades como Cantabria http://www.fracturahidraulicano.info/

La última cifra (antes de que se concediesen permisos en Teruel; ahora hay dos concedidos) hablaba de un 12% del territorio aragonés afectado por estas concesiones de permisos de investigación para la explotación. Es un porcentaje muy alto de nuestro territorio sobre el que se extiende un peligro como el del fracking y se trata de un procedimiento de consecuencias tan nefastas que hace necesario hablar de él, posicionarse y combatirlo sin ninguna duda.

Mucha de la información recogida en este artículo proviene del blog «Autopistaeléctricano» del que os invito a leer un par de entradas si queréis ampliar información:

También podéis visitar la página de Ecologistas en Acción desde la cual se promueve una recogida de firmas contra el fracking

 

Sólo me resta enviar mis mejores deseos para que todos los lectores de El Pollo Urbano, y seres de bien, acaben en paz este año y empiecen el que viene con la fuerza necesaria para mantener, en palabras de un buen amigo, una «sosegada desobediencia y resistencia radical» ante los abusos y atropellos.

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