Por Marta Remartínez
No conozco a nadie a quien no le guste el High Line de Nueva York. La gente habla de este espacio como uno de los más ‘cool’ de la ciudad.
Marta Remartínez
Corresponsal del Pollo en Nueva York
http://www.flickr.com/photos/momentosguardados/
A mí personalmente me gusta, pero no me enamora, será por mi alma retro que lo que más de atrae de este lugar son sus orígenes. Así que, empecemos por el principio.
En 1847 la ciudad de Nueva York autorizó a los trenes a circular a nivel de calle en el lado oeste de Manhattan, por entonces la zona más industrial de la ciudad. Pronto se dieron cuenta de que había que buscar una solución, ya que los accidentes no tardaron en suceder y muchas personas murieron arrolladas en sus calles. A la décima avenida se le conocía como la avenida de la muerte. Mal rollito ¿eh?
En los años treinta por fin abre el famoso High Line, que como su nombre indica se trata de una vía elevada a unos nueve metros del suelo y con más de veinte kilómetros de extensión que costó la friolera del equivalente a unos dos billones de dólares actuales. De este modo se consiguió apartar de las calles el peligro constante de ser atropellado por un tren.
Pero en esta vida todo llega a su fin y si, el High Line no iba a ser menos. En el año 1960 la sección sur es demolida y a comienzos de los ochenta cruza sus vías el último tren, cargado de pavos congelados por cierto.
Aunque la primera idea es tirar roda la infraestructura abajo, enseguida empiezan a aparecer los conocidos amigos del High Line con el fin de detener el derrumbe. Si, estos americanos son así no te saludan en el ascensor pero si hay que defender unas vías oxidadas de tren son los primeros en aparecer.
Tras varios años de idas y venidas finalmente se decidió crear un espacio público que derivó en este original jardín elevado que recorre ya gran parte del oeste de Manhattan.
La primera parte transcurre desde Gansevoort Street a West 20th Street, y abrió al público el 9 de junio de 2009. La segunda sección va desde West 20th Street a West 30th Street, y desde esta primavera se puede recorrer.
Si te gusta la fotografía este es un paseo que no debes perderte, ya que desde esta pasarela se pueden ver verdaderas obras de arte, ya que no debemos olvidar que comienza en el Meatpacking District uno de los barrios de Manhattan más de de moda tanto por la gente guapa como por su grafiteros.
Irás saltando de grafiti en grafiti hasta dar unas vistas increíbles del Midtown de la ciudad. Recórrelo entero, mejor entre semana para no ser aplastado por el número enorme de turistas que lo recorren el fin de semana. Además como si de una mente española lo hubiese diseñado, han tenido la brillante idea de colocar alguna terracita donde tomar un buen helado o un chocolate caliente dependiendo de la estación en la que estemos.
Los artistas también acuden allí a vender su arte, pero al ser considerado parque el espacio legal para colocar sus puestos es muy limitado. Pero siempre puedes encontrar algo original o entretenido que hacer mientras paseas por ese espacio diferente que ofrece Nueva York.
Así que ya sabes, si visitas la gran manzana no te pierdas este paseo cuanto menos muy original, y por supuesto muy, pero que muy cool.
Un apunte fotográfico navideño