Obituarios anticipados / Antonio Tausiet


Por Antonio Tausiet
http://tausiet.blogspot.com

     El economista Ramón Tamames nació el día de los muertos de 1933. Un año después hubo una revolución en Asturias, que él consideró después como el inicio de la Guerra Civil, en un ejercicio delirante de historiografía manipulada.

    La Segunda República, proclamada en 1931, tuvo sus luces y sus sombras. Sus sombras fueron el Bienio Negro (1933-1936), durante el que tristemente gobernaron los conservadores. La entrada de la CEDA (fascista) en el Gobierno en 1934 provocó la Revolución de Asturias, organizada para defender la República. Cuando la izquierda recuperó el poder en 1936, la derecha organizó un golpe de Estado, que desencadenó, ese sí, la Guerra Civil y el franquismo.

    Tamames coescribió a los 27 años un célebre libro titulado Estructura económica de España. A los 50 años publicó su Introducción a la economía internacional, que yo mismo me leí. Con 53 años parecía un reputado economista de izquierdas, e hizo una gira de conferencias contra la entrada de España en la OTAN, que recaló en el Casino Mercantil de Zaragoza. Allí estuve yo también.

    La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una alianza militar creada en 1949 entre Europa y Estados Unidos, con el liderazgo de ese país y como instrumento de su imperialismo. En 1986 se organizó en España un referéndum sobre la entrada en la alianza, pero no en su estructura militar. Ganó el sí, y en 1999 el PSOE decidió volver a traicionar a la ciudadanía integrando a España en la estructura militar.

   En 1956, con 23 años, Tamames había ingresado en el Partido Comunista de España. Según sus propias declaraciones, lo hizo sin ser comunista. Eso mismo dijeron luego una buena retahíla de mamarrachos como Enrique Curiel. Es como afiliarse a las juventudes hitlerianas siendo judío. Cuando llegó la Transición, redactó el programa económico del PCE, quizás porque no tenía otra cosa que hacer.

A    mí me gustaba ir por las calles de Zaragoza escrutando las caras de los hombres maduros con gafas de pasta, hasta que encontraba a alguno que se pareciera a él. Entonces gritaba: “¡Un Tamames!”, y mis amigos anarquistas, luego grácilmente repudiados por mí, reían alborozados.

    El taimado Carrillo, que como tantos otros se pasaron a la órbita del PSOE, ya desconfiaba entonces de Tamames, aunque le daba cancha por su reputación. El economista consiguió un escaño en el Congreso en 1977, y lo revalidó dos años después. Aunque abandonó el PCE en 1981, se mantuvo en su escaño hasta el año siguiente. Cuando se formó Izquierda Unida, en 1986, entró a formar parte, lamentablemente, con su Federación Progresista, y volvió a dar por el culo en el Congreso.

    Los de IU, almas de cántaro, lo presentaron como candidato al Ayuntamiento de Madrid en 1987, y dos años después los traicionó, convirtiéndose en tránsfuga y apoyando al candidato de la derecha. Entró en el CDS de Suárez, y poco después lo abandonó. Desde entonces y durante 34 largos años, se dedicó a ejercer de tertuliano en medios conservadores.

   En 2023, su amigo Sánchez Dragó propuso al partido fascista que lo presentasen como candidato a presidir el Gobierno en una moción de censura contra Pedro Sánchez, líder del PSOE. Tamames, a sus 89 años, aceptó. Tras 67 años de trayectoria política, protagonizó una astracanada en el Congreso y se quedó tan campante.

    Ramón Tamames, que simbolizó en su día la posibilidad de que existiese un economista de izquierdas en España, ha conseguido tenazmente, además de eliminar su condición de símbolo ilusionante, unificar en su contra a todos los españoles racionales. Comunicamos su deceso con tristeza, puesto que es una pérdida para quienes creemos en la unidad de la izquierda.

    Las exequias se celebrarán en el restaurante McDonald’s de la Gran Vía de Madrid, a donde acudirán cuantos bufones y parásitos sin ética quepan en esa pocilga. Rezarán arrodillados por la salvación de su alma, el sostenimiento eterno de la monarquía y la expansión ilimitada de la OTAN. El fascismo fue creado por el capitalismo para no perder la hegemonía económica. Tamames lo sabía y lo explicó. Quizás no escribía tratados económicos, sino autobiografías.

24 de marzo de 2023.

   El dramaturgo Albert Boadella nació en Barcelona en 1943; la misma ciudad y el mismo año que alumbraron a su personaje antagónico, Joan Manuel Serrat. Su apellido se podría traducir por bocinilla, diminutivo de bocina o parte superior de un horno. En 1962 fundó la compañía de teatro Els Joglars, que se caracterizó por sus invectivas contra la Iglesia católica y el ejército español, ejerciendo de efectiva bocina del antifranquismo.

   Cuando su obra Teledeum (1983) llegó al Teatro Principal de Zaragoza, me fascinó por su desenfadada crítica de las religiones, pero también por su perfección en la puesta en escena. No soy amigo de esperar en fila, pero esa representación y las que le siguieron fueron casi el único motivo por el que lo he hecho en mi vida, para conseguir entradas.

    Así fue sucediendo con sus siguientes montajes, que yo contemplaba atónito y encantado en ese mismo escenario, año tras año, hasta ya entrado del siglo XXI. Albert Boadella era uno de mis ídolos y disfrutaba con la maravilla del que, para mí, era el mejor grupo de teatro.

    Además, Boadella había participado en el genial programa de televisión La última cena del 88, conducido por el impagable Gurruchaga. Y en 1989 dirigió la inteligente serie de humor Ya semos europeos, emitida en la Segunda Cadena de TVE.

    De repente, Boadella se pasó al lado oscuro. O quizás no tan de repente, porque en 1998 ejerció de entrenador del militarista Josep Borrell para mejorar sus discursos en el Congreso. Sea como fuere, en 2007 se integró en Ciudadanos y se despidió de Cataluña, y al año siguiente fue nombrado director de los Teatros del Canal, organismo dependiente de la Comunidad de Madrid, presidida por Esperanza Aguirre. En ese cargo permaneció hasta 2016.

     Mientras, en 2012 había abandonado Els Joglars, 50 años después de fundarlo. Una de sus últimas actuaciones estelares fue ser presentado en 2018 como presidente en el exilio de Tabarnia, un proyecto satírico del movimiento anti independentista conservador catalán.

    Del mismo modo que Boadella se ha deslizado por el sumidero de la derecha rancia, echando a perder un pasado brillante como dramaturgo progresista, su obra teatral ha ido perdiendo fuelle hasta llegar a las más altas cimas de la miseria. En 2023 estrenó una obra revindicando la zarzuela.

    El sepelio se celebrará en el Valle de los Caídos, aprovechando el hueco dejado allí por la exhumación de los restos de Franco en 2019. Los oficios religiosos correrán a cargo de la Cofradía de la Reconversión Santísima y de la Virgen de los Trayectos en Caída Libre y de Todos los Santos Apócrifos. Amenizará la velada una fanfarria berlanguiana que pondrá la banda sonora a la última bufonada del catalán, evocando todo lo que representó en sus horas felices.

26 de marzo de 2023.

     El político Alfonso Guerra nació en Sevilla en 1940. A los 20 se afilió a las Juventudes Socialistas y pasó al PSOE dos años después. En 1974 se fue con sus amigos al Congreso de Suresnes para impulsar un partido casi inexistente y evitar la hegemonía del PCE en el posfranquismo, siguiendo las consignas y la financiación de los socialdemócratas alemanes. Sus colegas de Sevilla eran Manuel Chaves y Felipe González (secretario general del partido desde hacía dos años), y del País Vasco acudieron Enrique Múgica, Txiki Benegas y Nicolás Redondo.

     Ya en 1979, se convirtió en vicesecretario general del PSOE, en el mismo congreso extraordinario en el que se eliminó el marxismo de los estatutos. En 1982 llegó a ser vicepresidente del Gobierno, cargo en el que se mantuvo hasta 1991. Durante todo ese tiempo, ejerció de supuesto izquierdista o “poli malo” en su pareja con el pretendidamente ponderado Felipe, que actuaba de “poli bueno”.

    Guerra paseaba por las radios y televisiones haciéndose el listillo intelectual y lamentando su obligación de dedicarse a la política. Recitaba sensibles versos propios, recordaba a Machado, elogiaba a Mahler, y en el Congreso y en los mítines ejercía de humorista corrosivo contra la derecha.

    Mientras, gobernaba el partido con mano de hierro, asistido por Benegas y aglutinando en su entorno a un sector, el llamado guerrista, que actuaba como su guardia pretoriana. De puertas afuera, los afiliados de su bando se hacían notar como más progresistas que el resto. De puertas adentro, constituían un grupo de presión, dirigido por él, que ponía y quitaba altos cargos en la Administración.

    Así, consiguió defenestrar a Pilar Miró como directora de RTVE en 1989; impuso a Manuel Chaves como presidente de la Junta de Andalucía en 1990; y el guerrista José Marco llegó a la presidencia de Aragón con el voto de un tránsfuga, en 1993.

    Cuando Guerra dimitió de vicepresidente, se había enconado ya su enfrentamiento con su gran amigo Felipe, aunque la causa oficial fue el despacho donde su hermano negociaba prebendas en Sevilla.

    Toda aquella época de afilado humorista había despertado la simpatía por Guerra desde sectores a la izquierda de su partido, que le reíamos las gracias con ganas. Nos gustaba escucharle dando caña a la derecha.

    Ya en 2015, renunció a su escaño. Había sido el principal impulsor del rechazo en el Congreso al nuevo Estatut catalán, en 2006. Ahí empezó la nueva escaramuza bélica de Catalunya. Por supuesto, en 2017 defendió el envío del ejército ante la proclamación independentista.

    Del mismo modo que su antiguo amigo Felipe, Guerra ha seguido haciendo declaraciones en los medios desde una posición derechista. No le gustó que el PSOE pactase con la izquierda un Gobierno de coalición en 2020, y ha estado criticando regularmente sus políticas. Eso sí, no olvida ensalzar las bondades de la monarquía y de Juan Carlos I.

   Dado que los únicos que han seguido disfrutando de las palabras del finado son del espectro ideológico de la derecha, el entierro de Alfonso Guerra se celebrará en el santuario de Covadonga, y sus restos mortales depositados junto a la legendaria tumba de don Pelayo. Así se le rendirá cumplido homenaje a su trayectoria al servicio de España, una, grande y libre.

27 de marzo de 2023.

    El filósofo Fernando Savater nació en San Sebastián en 1947. Fue discípulo de Agustín García Calvo, hizo su tesis sobre Cioran y ejerció de profesor en distintas universidades desde los años 70. Escribió libros que se hicieron muy populares, como Panfleto contra el todo (1978) o Ética para Amador (1991).

     Savater escribió también, en 1995, un Diccionario filosófico que repasé varias veces por su interés y amenidad. Me gustaba mucho su carácter a la vez docto y desenfadado, y sobre todo me interesó su visión atea de la naturaleza. Aprendí a distinguir entre el indispensable cuidado del medio ambiente y la religión del ecologismo integrista, que considera la naturaleza como algo benigno, pensante, sintiente y con personalidad propia, como un dios verdadero.

     Como divulgador colaboró en numerosos medios (Triunfo, Informaciones…), destacando sus artículos en El País, periódico en el que colaboró desde su nacimiento. Ideológicamente pasó del movimiento libertario a la socialdemocracia, como tantos otros profesores, políticos, artistas, árbitros, fontaneros, escritores, arquitectos, médicos, rentistas o porteros de fincas.

     Miles de personas han dado ese salto, en su paso de la juventud a la madurez. Pero sobre todo, ya sea llegados desde el comunismo o provenientes, como él, del anarquismo (que facilita mucho dicha transición al establecer sólidos lazos anticomunistas), el resultado final es el mismo: la actual socialdemocracia europea es ese colchón ideológico donde se puede dormir en paz el sueño de los reformistas, aceptando anacronismos como la monarquía, y ocupando todos aquellos puestos que acaban encarrilando las creencias populares.

    La Universidad, por ejemplo, está copada por estos personajes, y la ideología que la nutre, lamentablemente descafeinada.

   Pero la evolución política de Savater fue más allá: pasó de la socialdemocracia al liberalismo, nutriendo al grupo de intelectuales que formaron parte o apoyaron a partidos derechistas efímeros, como UPyD o Ciudadanos. Su obsesión en contra de los nacionalismos periféricos y su compromiso frente a la violencia de ETA le llevaron a convertirse en un autor multipremiado por los sectores conservadores, inclinados siempre a extremar su nacionalismo español.

    Así, aunque no llegó nunca a abandonar su encomiable persecución independiente del buen vivir, acabó integrado, gran paradoja, en las filas de los enemigos de la justicia social. En sus últimos años llegó a insultar sin recato a los representantes de la nueva izquierda y sus votantes, y a considerar a la ultraderecha como “cosa menor”.

    Las pompas fúnebres de Savater tendrán lugar en el cuartel de Intxaurrondo de San Sebastián, célebre lugar de tortura entre 1980 y 1995, que él mismo denunció en su día. Asistirán Rosa Díez, Pío Moa y Federico Jiménez Losantos. Oficiará la ceremonia Felipe González, agradecido por las loas que el finado le regaló.

30 de marzo de 2023.

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