Mariano Viejo Lobera. Pintor introspectivo.


Por Cristina Beltrán

       Mariano nos dejó el 3 de julio de 2019, sin embargo, por motivos contundentes su obra sigue viva y su memoria también, entre otras cosas gracias a su compañera Amparo Ezquerra Sainz-aja.

     Ella se ha propuesto mantener su nombre y sus obras, difundirlas y esparcirlas por nuestra geografía. De marzo a noviembre se han preparado tres magníficas exposiciones, en Alagón el 31 de marzo con presentación en el MuseoHispano-Mexicano. En la sala municipal de Sabiñánigo del 12 al 29 de julio y la próxima en el Centro Cultural Mariano Mesonada de Utebo del 9 de Noviembre al 10 de diciembre, en todas ellas van a quedarse en sus fondos obras del artista.  Todos estos lugares tuvieron relación con su trabajo.

   La definición de Introspección es el acto de mirarse a uno mismo, de buscar en el propio interior, en sus pensamientos, en sus sentimientos con el objetivo del autoconocimiento para poder hacer una identificación, percepción, interpretación y comprensión de las propias emociones, pensamientos y conductas. Esto es exactamente lo que él pintaba, en todas sus vertientes, incluida la figurativa.

  Fué un auténtico conocedor del Casco Antiguo Zaragozano en su totalidad, aunque su norte lo tenía al lado de Amparo, caminante hasta la obsesión de las calles del Gancho y el centro hasta la Magdalena, conversador y asiduo de bares de siempre, contribuyó a la historia del Bonanza levantando vasos de vino y cerveza, jugando al mús y fumándose entre humo algunas conversaciones curiosas de personas muy peculiares que hicieron de nuestra ciudad un foco de poesía y arte. Coleccionista de esculturas africanas, baldosas  y cerámicas antiguas, se alimentaba con la música clásica y el jazz, aunque no hacía de menos a otros autores y músicas de nuestro tiempo, le servían como fondo de concentración en el trabajo de su estudio en la calle San Pablo.

     Actualmente en el Distrito del Casco Antiguo hay un certamen de pintura rápida que lleva su nombre, deseamos una mayor dotación económica y difusión porque es una de las pocas actividades de distrito para artistas plasticos e incentivar a la participación, su nombre bien lo merece.  

   De sus muchos catálogos suscribo algunas citas: para su exposición en el palacio de Aljafería en abril de 1989, Desirée Orús , mienbro de la Asociación de Críticos de Arte ya por entonces nos habla de “ ..Una obra que nos habla del legado, que generación tras generación, pervive en la memoria genética del hombre, en su transmigración a través de la historia….mucho hay en la pintura de Mariano Viejo de primitivismo, de emociones ancestrales que vuelven la mirada hacia símbolos o elementos de culturas milenarias…” y en el mismo catálogo de esta exposición, Antonio Domínguez relata… ” Este artista cabal, sin concesiones a modas ni mercados, se ha embarcado en un discurso plástico donde los hombres y los dioses, la naturaleza y los paraísos perdidos se funden magistralmente en aquel viejo sueño de totalidad que , ¡ay! Sólo juzgará un día la historia.”

    Antón Castro en el catálogo editado para la exposición “obra sobre papel (1989-2005) en el palacio de Montemuzo de enero a marzo de 2006 ya trasladaba las palabras del autor “… Propongo un mundo dinámico, ambivalente. Como artista experimento y evoluciono, vivo en pasado mañana, y no vivo en el anteayer. Intento inventar el futuro, para cuando ya no esté”

    Sus ocres, espirales y dólmenes, su azul aragonés, el marrón y negro con vetas blancas de las rocas ancestrales nos llevan a su mundo logrando sacarnos de éste.

    Mariano Viejo fue un espíritu libre, artesanal y con pasión por su oficio, se manchaba las manos con placer, pintar para él fue un destino y puedo asegurar que sus obras siguen actuales, envejecen estupendamente, las muestras en estos eventos lo demuestran.

     Sigo echando de menos sus conversaciones y hacerle comer un poco de jamón entre cerveza y cerveza del Bonanza. Los encuentros para comer sopas de ajo con Santa María, Garcés y yo misma, las conversaciones y las noches eternas, nos reconocíamos en la forma de mirar y estábamos también a las duras de los últimos años. Ese hombre flaco con pinta de lo que era no deja de sorprender al contemplar sus obras, si Mariano has pintado para para pasado mañana y Amparo se encarga de mostrarte.

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