Dos fotógrafos, dos miradas: Teo Félix y Miguel Sanz


Por Eugenio Mateo

Visitar el cuarto de trabajo de un fotógrafo predispone a entrar en una sucesión de archivos y fotos por todos los lados en una vorágine de imágenes que guardan celosas sus historias.

A veces pienso que los fotógrafos son los guardianes de nuestra memoria pero lo que sí tengo claro es que también son los testigos de la realidad, de los hechos que los demás no vemos, por no saber o por no querer. La fotografía es arte y a la vez el espejo donde nos miramos sin necesidad de palabras.


Teo Félix y Miguel Sanz son dos fotógrafos muy distintos y sin embargo complementarios pues si el primero es un cazador del detalle el segundo es «calleojeador» utilizando el término que él usa. Se hilvanan sus mensajes en un punto, demostrar que el tiempo vive suspendido en lo cotidiano de la vida y también sobre los muros levantado por los hombres. Si Teo es capaz de leer en los rostros y usar la sombra como protagonista, Miguel lo es de convertir un rincón urbano en un dibujo a plumilla y tinta china. En donde en uno el  ser humano es el pretexto, en el otro es latente su ausencia presentida.

Dos miradas, dos perspectivas de nuestro deambular que se pueden contemplar en el Espacio Cultural Adolfo Domínguez de Zaragoza.


En estos días los dos andan ajetreados, no en balde están preparando su próxima exposición conjunta en una sala zaragozana con nuevos trabajos. Será a finales de mes y os mantendremos informados.


«A nuestro Espacio le gusta la fotografía y la acoge con gusto en su programación de exposiciones. Esta noche reunimos a dos fotógrafos cuyas miradas van más allá de la simple visión de lo que les rodea.


La de Teo Félix es de amor por el paisanaje que nos presenta una galería humana tejida por los rostros de los viejos en los que sus ojos son pozos que guardan la memoria, y de los jóvenes, con la inocencia bailando en ellos, por momentos en los que no existe el tiempo. Fotografías antropológicas que nos hablan de seres cercanos y a la vez primigenios. La labor de fotógrafo ocupa en Teo sus reflexiones, pues reflexiones son cada imagen; la pastoral le lleva al compromiso con sus iguales, la docente a enseñar a comprender. Su mirada es limpia y positiva, su objetivo cercano a la piel.


La de Miguel es la del callejero que busca en los rincones la luz para jugar con ella. Llega a la fotografía a través de la ilustración y del diseño gráfico en los que trabaja desde hace 35 años. Su palmarés de exposiciones es dilatado y sus fotos son conocidas a nivel internacional.


En su técnica se mezcla el instinto pictórico, el dominio del dibujo, la composición del encuadre, todo al servicio de la imagen que nos devuelve una realidad onírica, de ciudad dentro de otra ciudad que se deja recorrer desnuda de habitantes. Las fotografías de Miguel nos hacen imaginar desde rincones poco reconocibles cómo sería la ciudad de nuestros sueños.


En nombre del Espacio Cultural Adolfo Dominguez damos las gracias por esta magnífica exposición a los dos fotógrafos que de modo distinto practican la filosofía de la observación. Nos sentimos muy honrados de recibirlos».

El vernisage

«Nuestros dos fotógrafos Miguel y Teo fueron acompañados de numerosos amigos y familiares en la inauguración de su exposición en el ECAD. Ya, antes de la hora fijada fueron congregándose diversos grupos que preludiaban un lleno de la sala y no nos equivocábamos.


La labor docente de Teo durante 25 años en el Colegio Alemán le ha procurado el respeto y reconocimiento de alumnos y profesores, algunos de los cuales comentaban las fotografías expuestas con regocijo.


También el hecho anecdótico de tener entre los visitantes a dos de las modelos que aparecen en la serie de retratos de Teo. Sus sobrinas posaron junto a la imagen de hace unos años, demostrando la evidencia del tiempo inexorable. Las niñas de entonces son mujeres en su esplendor. Una alegría añadida fue tener a mi hija Lorena, alumna de Teo y ahora compañera de claustro, que quiso acompañarle.


No vino sola, así Olivia, mi nieta, se convirtió en la espectadora más joven que hemos tenido en el Espacio. Ni que de decir tiene que fiel a su carácter de bebé que todo lo observa, en sus ojitos se guardaron algunas de las imágenes y ojala el arte forme parte de su evolución futura como persona.


Numerosos artistas,fotógrafos, profesores, escritores, poetas, galeristas, gente de la Comunicación, empresarios, amigos y profesionales se mezclaron con los familiares de los dos protagonistas que curiosamente y por mero azar, se entroncaban entre sí pues la esposa de Miguel es del mismo pueblo que Teo con lo que el circulo se cerraba en la mejor atmósfera.


Algunos se reconocían en las fotos, otros reconocían en la aparente sencillez de las instantáneas lugares y rincones. La técnica de Miguel despertaba la curiosidad de otros fotográfos. Buenas vibraciones que alimentan las paredes del espacio cultural Adolfo Dominguez. Con un vaso de vino en la mano por los corros se alababan las obras por unanimidad

Muchas gracias a todos».

Artículos relacionados :