Por Jorge Moreno
La teleasistencia será gratis para todas las personas dependientes que la necesiten y lo deseen. El Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno aragonés, a través del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), ultima una modificación de la normativa actual destinada a facilitar que los servicios lleguen a la mayor cantidad posible de personas. Ya el pasado año, la DGA instauró la teleasistencia gratuita para aquellos dependientes que también hicieran uso de otros servicios. Aquella decisión se ha saldado con alrededor de 475 personas que ya se sirven de la teleasistencia. «Se podría decir que el objetivo primero se ha conseguido», indicó Joaquín Santos, gerente del IASS. Pero la intención ahora es extender esa gratuidad a todos los usuarios dependientes, tanto a los que reciben prestaciones de servicios como económicas en el entorno familiar.
La aplicación se hará de forma progresiva. Así, en primer lugar –a corto plazo, según el IASS– se ofrecerá la teleasistencia a todas las personas a las que se les reconozca la situación de dependencia. «Independientemente del grado que se conceda, cuando los profesionales emitan la valoración correspondiente y el tipo de asistencia, ya se ofertará la teleasistencia para que, si lo desea, pueda hacer uso de ella mientras la persona está esperando a recibir la prestación», indica Santos. Precisamente, este tiempo de espera desde que un dependiente es reconocido hasta que puede disfrutar de la prestación sigue siendo uno de los caballos de batalla del IASS. «En Teruel está muy bien, en Huesca se ha reducido mucho y la provincia de Zaragoza sigue protagonizando el atasco, aunque, en estos momentos, la demora es inferior a dos años mientras que cuando nosotros llegamos eran cuatro», subraya el gerente del IASS.
Así pues, la gratuidad llegará primero a los nuevos dependientes, pero esta medida se extenderá progresivamente, en función de los dispositivos disponibles, tanto a los que ya son atendidos como a los que están en lista de espera.
La teleasistencia consiste en un dispositivo en un medallón colgado al cuello de la persona y que está vinculado a la línea telefónica. Cuando se pulsa, en caso de sentirse mal o simplemente querer hablar, se entra en comunicación con una centralita atendida por un profesional, que es la que se pone en contacto con la persona adecuada o envía un dispositivo al domicilio de la solicitante.
Este sistema está ideado, sobre todo, para personas solas ya sea porque no tienen familia o porque esta se encuentra lejos. También es útil para usuarios de centros de día, mientras que no tiene función en residencias, donde los dependientes están ya atendidos por profesionales.
La teleasistencia será aplicable para la mayor parte de los dependientes, salvo los que sufran un deterioro cognitivo avanzado, ya que estos podrían no saber cómo utilizarlo. Serán los técnicos quienes valoren si una persona puede hacer uso de este sistema, aunque también será clave la voluntad de la persona. Sobre todo, está indicado para dependientes con problemas físicos.
«Esta implantación es interesante porque está pasando cierto tiempo desde que sabemos que una persona es dependiente hasta que recibe la prestación. Con esta medida, conseguimos darle esa primera atención de forma inmediata aunque no sea definitiva y que esté todo el mundo atendido aunque sea con un servicio complementario», incide Santos.