Mar de Galilea


Por Jorge Álvarez P.

Testigo del caminar de Jesús sobre las aguas

Paisaje idílico. Bucólico. Paz. El mar de Galilea, también llamado mar o lago de Tiberíades y lago de Genesaret debido a su forma de arpa primitiva o lira es un lago de agua dulce de Asia occidental, situado en la región del Próximo Oriente, y perteneciente a Israel, incluida una estrecha franja costera de 10 metros de anchura en su costa nororiental.

    Tiene unos 21 km de longitud norte-sur y 13 km de longitud este-oeste, con una profundidad máxima de 48 m y una altura de 212 m bajo el nivel del mar (aprox. la mitad de lo que está el mar Muerto bajo el nivel del mar, pero éste es hipersalado), lo que convierte al mar de Galilea en el lago de agua dulce más bajo del mundo.

   Este lago es importante para los cristianos, ya que creen que sobre estas aguas Jesús caminó en sus orillas. El lago se menciona en la Biblia desde la época de los reyes de Israel. En la orilla oeste se sitúa la ciudad de Tiberíades, construida por Herodes en honor al emperador romano Tiberio.

    Galilea fue escenario del Sermón de la Montaña, del milagro de los panes y los peces y del caminar de Jesús sobre las aguas, pero poca gente sabe que hoy en día se conserva aquí una barca del siglo I que, según la tradición, pudo haber utilizado el propio Jesucristo. La conocida como la ‘barca de Jesús’ -que data del siglo I y fue descubierta a orillas del Mar de Galilea- atrae a diario a numerosos peregrinos al israelí Kibutz Ginosar, cuyos habitantes fueron responsables del insigne hallazgo.

   Su descubrimiento -en 1986 por dos hijos de un pescador de la costa noroeste del también llamado en la Biblia lago Genesaret o de Tiberíades- supuso toda una hazaña y razón de orgullo para esa granja comunal israelí.

    Galilea es una zona cargada de historia, paisajes naturales hermosos y un sitio muy diferente al resto de la geografía de Israel. Es un remanso de paz.

    La capilla es conocida como Mensa Christi, la Mesa de Cristo en latín y es el presunto lugar en el que Jesús ofreciera el desayuno a sus discípulos.

   Caminatas, paseos, compra de souvenirs y hasta lugares donde poder almorzar es la oferta que encuentra el viajero en este auténtico oasis de Medio Oriente.

   Es, se lo aseguro, un lugar difícil de olvidar.

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