Turquía, donde los cuentos de hadas se hacen realidad


Por Jorge Álvarez

Turquía es una enorme caja de sorpresas. Y todas agradables. Su territorio posee más de un lugar de ensueño como Pamukkale o El Castillo de Algodón que sería la traducción más exacta en nuestro idioma.

    Es un sitio compuesto por vertientes de aguas termales en la montaña que formaron piletas en terrazas. Son formaciones originadas por la acción de las aguas sobre los depósitos calcáreos. El agua termal de las piscinas atrae a los visitantes que disfrutan bajo el abrazador sol. Es un paisaje fascinante ya que el contraste de las aguas, el verde, la sal, la montaña y los cuerpos bronceados loconvierte en algo surrealista. Único.

    Pamukkale es una de las zonas naturales más hermosas del mundo. Se encuentra, junto al yacimiento de Hierápolis. Desde la antigüedad, cientos de miles de turistas se han llegado hasta estas fuentes. Las capas de cal tomaron formas indefinibles que en conjunto, forman un increíble espectáculo visual que se confunde a lo lejos con nieve.

   Pero no es éste el único atractivo ya que Hierápolis es un reservorio de la historia. Allí se puede observar las construcciones de los romanos. Como los baños, las termas y el magnífico teatro, que aún muestra todo su esplendor al visitante. Son en sí obras de arte. Exhiben una arquitectura delicada que quedó como testimonio del paso del tiempo. El agua contiene grandes cantidades de bicarbonatos y de calcio. Se estima que cada instante brotan de estas fuentes unos 200 litros de agua.

    Y en estas caprichosas formaciones de aspecto de terrazas el visitante disfruta de ellas, al ser poco profundas, bajando por los escalones naturales. Caminan despacio por este valle de sal disfrutando del paisaje en pos de sumergirse por unos momentos en estas aguas con propiedades curativas.

   Tanto Hierápolis como Pamukkale, son Patrimonio de la Humanidad desde 1988 y el gobierno tiene un plan para conservarlas y preservarlas de la acción de la mano del hombre, que hace unos años, había pretendido alterar el paisaje urbano con la construcción de complejos hoteleros. Desde finales del siglo XX esta acción ha sido encarada con determinación por las autoridades turcas. El día que visite Pamukkale no se olvidará jamás de lo que vio.

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