La historia, el mito y las leyendas de Troya


Por Jorge Álvarez

Hoy está convertida en un valle fértil para despertar la imaginación del viajero, como la del rapsoda Homero, aquel que cantó sobre la Guerra de Troya en La Ilíada. Sobre las ruinas se continúa hoy exaltando el honor y las pasiones de dos pueblos que aún hoy mantienen sus diferencias.

    El Caballo de Troya es un imán que atrae a los visitantes, ávidos de ingresar en él desandando el camino recorrido por los bravíos guerreros de ataño.

    Ya sea en la escuela o por el solo gusto de leer, o por las películas y series de televisión que miraste, es difícil que no hayas oído hablar de la mítica ciudad de Troya. Durante mucho tiempo se pensó que Troya no era más que una leyenda, producto de la inagotable imaginación de Homero, autor de La Ilíada (que narra la guerra entre griegos y troyanos). Pero las huellas de la ciudad fueron descubiertas en un lejano 1870 por el alemán Heinrich Schliemann y hoy constituyen uno de los sitios arqueológicos más visitados de Turquía.

   En su hoy devastado territorio la leyenda y la historia se aprecian a cada paso. Los guías narran los sucesos sobre la Guerra de Troya, de la cual todavía no se ha determinado si existió o no. La popularidad de esta heroica aventura cobró un nuevo auge tras el impulso que le brindó Hollywood con «Troya», la superproducción de 2004 que contó con la presencia de Brad Pitt en el papel del casi invulnerable Aquiles.

    La antigua Troya está compuesta por nueve yacimientos arqueológicos superpuestos. Corresponden a los momentos de gloria de la ciudad, cuya historia se extiende a lo largo de varios milenios. Los restos más antiguos corresponden al 3000 a.C. y los últimos rondan el año de nacimiento de Jesucristo.El descubrimiento fue posible gracias a que el millonario Schliemann, devenido en arqueólogo, le creyó a Homero y partió en busca de la ciudad llevando como mapa un ejemplar de La Ilíada. También contaba con una chequera muy bien provista. Así, se desplazó hasta una colina cercana al mar, en la entrada del estrecho de los Dardanelos, hoy la ciudad de Canakkale. Apeló a los datos geográficos que aportaba Homero y donde, de acuerdo con ellos, podría haber estado la ciudad, comenzó a desenterrar. Y encontró las ruinas de las 10 ciudades construidas y destruidas que fueron Troya.

   Este increíble tesoro dormía bajo tierra desde que en la Edad Media la ciudad fue abandonada. Schliemann creyó que había encontrado el tesoro de Príamo, el legendario rey, padre de los hermanos Héctor y Paris.

   Los historiadores creen que, de haber ocurrido la Guerra de Troya, no habría sido por una mujer, por más que esta hubiera sido la mismísima Helena, la más hermosa del mundo. La causa real habría sido la estratégica situación de la ciudad. Su bahía era el puerto donde los navegantes se encontraban con viento del norte, el único que los llevaría al mar.

   En cuanto al caballo la versión clásica afirma que fue idea del pícaro Ulises, y que, escondidos en su interior, los griegos lograron entrar en la ciudad. Los turcos, en cambio, enemistados desde siempre con sus vecinos brindan otra versión. Tras nueve años de mantener inexpugnable su fortaleza los muros cedieron ante un violento terremoto que los dejó a merced de sus atacantes. Historia, leyenda o una patraña. Pero cuando se lo ve, el majestuoso caballo parece corroborar que algo de esto sucedió.

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